Novedad editorial

Picasso, el malagueño catalanista que hablaba con acento de Lleida

Un libro recoge las entrevistas que el gran artista concedió, muchas de ellas con una gran presencia de Cataluña

Exposición sobre Picasso en el teatro Fernando Fernán Gómez
Exposición sobre Picasso en el teatro Fernando Fernán Gómez Gonzalo Pérez

Los fastos con los que se está conmemorando el cincuentenario de la muerte de Pablo Picasso nos están aportando muchas, muchísimas exposiciones. Pero lo que tenemos son pocas novedades editoriales que realmente aporten algo nuevo a la bibliografía sobre el artista malagueño, aunque hay excepciones como la publicación de la totalidad de la obra literaria en español y, ahora, la práctica totalidad de las entrevistas realizadas al pintor. Esto último es lo que encontramos en el volumen que acaba de publicar Editorial Cántico bajo el cuidado del estudioso picassiano Rafael Inglada, encargado de reunir un material que nos ofrece una imagen del pintor como hombre público. «Pablo Picasso. Libro de las conversaciones» nos permite saber lo que dijo el autor de «Guernica» en revistas y diarios de medio mundo, además de contar con las transcripciones de sus limitadas participaciones en radio y televisión. Es un viaje que nos lleva de 1913 a 1971, con entrevistadores de la talla de Brassaï, Camilo José Cela, Juan Ramírez de Lucas, Daniel-Henry Kahnweiler o Arthur Rubinstein.

En muchas de estas conversaciones, Cataluña tiene un papel destacado, una mirada por parte del pintor a la tierra que lo acogió y le dio el impulso que necesitaba para dar sus primeros pasos como creador.

La primera vez que un catalán entrevistó a Picasso fue en 1924, aunque apareció en «Paris-Journal». Su autor fue Jacint Salvadó, inmortalizado por el malagueño en una de sus telas más conocidas protagonizadas por un arlequín. Volviendo a la entrevista resulta interesante porque recoge las opiniones picassianas sobre otros creadores, como cuando dice que «Juan Gris es un hombre inteligente y muy de nuestro tiempo. Derain es un trabajador y un investigador».

Más interesante es la charla mantenida con el periodista Manuel Brunet, en octubre de 1926, coincidiendo con la visita de Picasso a Barcelona. Alojado entre los lujos del Ritz, el pintor aprovechó para recordar su pasado bohemio en Els Quatre Gats, así como sus amistad con Pruna, Miró, Manolo Hugué o Gargallo.

En otra entrevista, en esta ocasión con Rafael Benet, tiene unas palabras de elogio hacia una figura como la de Joan Maragall definiéndolo como «un poeta muy grande; deja que pasen los años y se engrandecerá más. Si él fuese francés, su nombre sería conocido en todo el mundo. Su poesía es algo muy fuerte».

Probablemente una de las entrevistas más importantes, un reportaje completísimo, es lo que apareció en las páginas de la revista «Serra d’Or» en febrero de 1963. Su autor era el historiador Alexandre Cirici tras pasar unos días con Picasso en Mougins. Cirici pudo ver las obras en las que trabajaba el artista en ese momento, con una «obra total tiene un sentido de canto a la vida». Además de apuntar que le gustaría regalar algunos trabajos al naciente museo que lleva su nombre en Barcelona, Picasso también aprovechó la estancia de Alexandre Cirici para hablar de la presencia que seguía teniendo Cataluña en su vida y su obra. El pintor le admitió que se consideraba catalán, hasta el punto de tener una bandera catalana en cada una de sus casas. «Habla el catalán con construcciones muy vivas y populares, muy naturales, con algo de acento de Lleida. Dice que no solamente es catalán, sino incluso catalanista», escribió Cirici en su texto.

Hay más, como cuando le rememoró algunos de los establecimientos que marcaron su paso por Barcelona, como el restaurante Set Portes, la horchatería del Tío Nel·lo, el mercado del Born o las atracciones del Tibidabo. También tuvo palabras para autores como Fortuny, Rusiñol o Tàpies. Para Picasso los artistas eran un símbolo de libertad. «Quizás este aspecto suyo lo haga sentir tan ligado con el espíritu de Cataluña. No es un amor platónico», concluía su crónica Cirici añadiendo que Picasso había donado 3,7 millones de pesetas para las víctimas de las desastrosas inundaciones del Vallès en 1962.