La «Plensamanía» llega a Barcelona para quedarse

Decía Jaume Plensa ayer, en el transcurso de la presentación de la exposición que se dedica a su obra en la Fundació Catalunya La Pedrera, que antes de recibir el encargo de realizar ya hacía tiempo que venía trabajando en él. Y es que lo que ofrece desde ayer y hasta el 23 de julio el icónico edificio de Gaudí en una iniciativa expositiva que ocupa todos los espacios de la Casa Milà: desde la entrada a la azotea pasando por salas y el exterior.

Es la literatura el hilo conductor de este paseo por el universo personal de quien es considerado como el escultor más internacional, especialmente gracias a sus trabajos en espacios públicos. «En casa siempre hubo una gran tradición por los libros. Mis poetas son Dante, Baudelaire, Shakespeare y William Blake, pero también Vicent Andrés Estellés o José Ángel Valente. Nunca he ilustrado sino que he compartido las intuiciones de los poetas. La pintura es más narrativa y puedes hablar como una novela. La escultura es como la poesía. Todo eso es mi mundo».

Ese mundo es el de la poesía del silencio que se apropia de la Pedrera mediante una andadura de carácter cronológico y con numerosos registros, desde los años ochenta hasta la actualidad, con una escultura recién salida del taller del artista.

Bajo el comisariado de Javier Molins, la exposición contiene un centenar de trabajos, donde la utilización de las letras es uno de los elementos más comunes en estas obras. Un buen ejemplo de ello es «Tel Aviv Man XX» donde Plensa empleó por primera vez el alfabeto para crear sus icónicas figuras humanas. Por otra parte, «Song of Songs» también usa letras para confeccionar sus conocidas cortinas. Plensa se basa en su propia infancia y en la poesía.

En «Liliputs» se unen algunas de las obsesiones de Jaume Plensa, como son la figura humana, las letras, la repetición y la gravedad. El conjunto es uno de los platos fuertes en la Pedrera y se beneficia también de una imponente puesta en escena lumínica.

Siguiendo la huella de su querido William Blake, en la muestra también están presentes los gongs en los que el escultor inscribe palabras, a la par que invita al espectador a interactuar con la obra presente y titulada «Matter-Spirit».

Ante la fachada principal gaudiniana, todos los visitantes del Paseo de Gràcia se toparán con la monumental escultura «Flora» y que promete ser una de las piezas más fotografiadas en los próximos meses por los barceloneses y los turistas.

En la azotea, otras dos esculturas establecen un diálogo con las chimeneas de Gaudí. Sin embargo, el artista confesó que lo que desea es que todo esto deje un recuerdo que «será invisible. En realidad, la exposición empezará cuando acabe».

La obra de Jaume Plensa hoy puede verse en medio mundo. ¿Esta exposición llena el vacío que ha dejado la presencia casi puntual de su producción en los espacios públicos barceloneses? El artista añadió a este respecto que «el mundo es global y la vida de un artista no es su ciudad. No tengo sensación de vacío, pero me gustaría hacer una pieza para dejar un legado a mi ciudad».