
Polémica
Las polémicas declaraciones de Puigdemont sobre el catalán: "Si un inmigrante no sabe pedir un café con leche..."
El expresident lleva tiempo endureciendo su discurso sobre inmigración para frenar el avance de Aliança Catalana y plantea usar el idioma como filtro para conceder permisos de residencia

El retroceso del catalán en Cataluña, junto al aumento constante de la inmigración, se han convertido en dos de las grandes preocupaciones del electorado nacionalista. La percepción de que la lengua propia pierde terreno en ámbitos como la escuela, el ocio o el trabajo, combinada con la llegada de nuevos colectivos que no la incorporan a su vida diaria, ha generado un caldo de cultivo en el que Junts per Catalunya trata de reafirmar su papel como garante de la identidad catalana.
En este contexto, la irrupción de Aliança Catalana, que llegaría hasta los 11 escaños en el Parlament, ha abierto una brecha en el tablero. Su discurso, abiertamente contrario a la inmigración y centrado en el riesgo de “sustitución cultural” que, a su juicio, sufren los catalanes, ha logrado captar parte del votante desencantado con el tono más institucional y woke de Junts. Aliança propone restringir de manera drástica la inmigración y ligar cualquier proceso de integración al uso exclusivo del catalán, en un planteamiento que busca conectar con las pulsiones más identitarias del nacionalismo.
Ante esta amenaza electoral, Junts ha comenzado a endurecer su discurso. El partido de Carles Puigdemont, que en los últimos años había coqueteado con discursos más abiertos y próximos a corrientes progresistas, se aleja ahora de esos postulados para abrazar un identitarismo más radical. La inmigración se ha convertido en el campo de batalla: Junts consiguió arrancar al presidente Pedro Sánchez un acuerdo para delegar a la Generalitat competencias en materia migratoria. Ya entonces, portavoces del partido advirtieron que el catalán pasaría a ser un requisito en los trámites de residencia y trabajo, en línea con la idea de preservar la “catalanidad” de Cataluña, su identidad y sus raíces.
La confirmación de este giro estratégico llegó ayer en la Universitat Catalana d’Estiu de Prada de Conflent (Francia). En una conferencia sobre lengua y nación, el expresident Puigdemont ligó sin ambages la inmigración con la supervivencia del catalán. “Si un inmigrante no entiende café con leche o dolor de barriga en catalán, el funcionario no debería renovarle el permiso de residencia”, afirmó, dejando clara la intención de convertir la lengua en el filtro principal de integración.
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