
Opinión
Un selfie sin Pedro
Advierto queridos lectores que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, que voy con retraso, lo que ya saben es mi norma, que este cuento no está inspirado en hechos reales

El día que murió Don Francisco toso el mundo se deshacía en elogios, incluso los más discrepantes coincidían en las cosas buenas que hizo por los más humildes, los más sencillos. Pedro también lo sintió y se reunió con los suyos, entre ellos la presencia destacada de Yoli y Chusa, desde que pasó lo de José Luis ellas eran sus fans más incondicionales.
Es verdad que Yoli, de cara a la galería de vez en cuando, organizaba una pequeña bronca, cosas sin importancia:
-Pedro es intolerable que Fernando le haya comprado melocotones a los de la tienda de la esquina.
-Chusa, es que son los mejores melocotones.
-No me importa, el de la esquina, es un facha bulero.
-Vale tomaré medidas, pero con las peras, las manzanas y las mandarinas que le compramos ¿Qué hacemos?
-Aaahh, de eso no me habías dicho nada.
Y así pelillos a la mar, todos juntitos otra vez.
Chusa no, ella no replicaba nunca, aplaudía siempre a Pedro con tal entusiasmo que parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas, para ella que creía en pocas presunciones, todo el que se metiese con Pedro tenia presunción de culpabilidad.
Aquel día Pedro tomó la palabra.
-Quiero que al entierro de Don Francisco vayáis vosotras sin mí.
-Ooohh, Pedro, porqué? Dijeron ambas.
-Don Francisco era un hombre muy importante y mi presencia haría sombra a cualquiera que acudiese, tal y como están las cosas no quisiera que la gente empiece a decir; -¿quién es ese americano que está al lado de Pedro y cuya señora es muy guapa?, ¿quién es ese paisano de Don Francisco al que algunos critican?.....no chicas, ya sabéis, mi natural modestia me impide quitar protagonismo al funeral.
-Eres muy grande Pedro, y además así evitas que nadie te pregunte por tu mujer, por tu hermano, por José Luis…haces bien.
Entonces Yoli y Chusa fueron al entierro, naturalmente no se santiguaron en ningún momento, y como pensaban que el negro les favorecía aprovecharon la ocasión para muy sonrientes hacerse un selfie, faltaba Pedro, pero ya habría otra ocasión.
Advierto queridos lectores que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, que voy con retraso, lo que ya saben es mi norma, que este cuento no está inspirado en hechos reales, al tiempo que aprovecho como católico para manifestar mi pesar y mi sentimiento por la muerte del Papa Francisco, esencialmente un hombre bueno con sus aciertos y sus errores, al tiempo que manifiesto mi orgullo como español al ver allí la presencia de nuestros Reyes don Felipe y doña Leticia.
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