Ciencia

Japón construirá el detector de neutrinos más grande del mundo para confirmar el final del Universo

España puede ser uno de sus socios para llevar a cabo el proyecto.

Hyper-Kamiokande
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Japón ha dado libertad de actuación para empezar un experimento revolucionario. Este proyecto comenzó en 2010, pero es en 2027 cuando se espera que se ponga en marcha. El país asiático ha empezado a construir el detector de neutrinos más grande del mundo o, popularmente conocido, Hyper-Kamiokande, para confirmar el final del universo. Además, otro de sus objetivos será averiguar por qué la materia ganó a la antimateria tras el Big Bang, dando lugar a lo que hoy conocemos como el Universo.

HK se desarrollará dentro de una inmensa caverna que contendrá un tanque de 71 metros de profundidad y 68 metros de ancho cerca de la ciudad de Hida y costará alrededor de 600 millones de euros, según Masato Shiowaza, físico de neutrinos de la Universidad de Tokio y co-líder del proyecto. Japón proporcionará acerca del 75% de los fondos del proyecto, el resto quedará en manos de sus socios. España, posiblemente, se transforme en uno de estos socios internacionales, “Sería un gravísimo error quedarnos fuera”, recalca el científico Luis Labarga.

Construir un detector tan grande proporcionará la posibilidad de detectar un número de neutrinos no visto hasta el momento. El neutrino es una partícula muy difícil de detectar, ya que tiene una masa muy pequeña, un espín de un medio y no tienen carga. Esto ayudaría a explicar cómo terminamos en un universo lleno de materia y aparentemente sin rastro de antimateria, uno de los mayores misterios a los que se enfrenta la Física.

A parte de detectar neutrinos, Hyper-K intentará vislumbrar el final del Universo controlando el agua en busca de la posible descomposición espontánea de protones en los núcleos atómicos. Según el modelo estándar actual de la física de partículas, el protón no se desintegra jamás, pero, desde finales de los años 70, nuevas ideas y teorías intentan reemplazar a la existente y conseguir una teoría unificada de todas las fuerzas fundamentales de la naturaleza. De acuerdo con esas ideas, el protón (que en realidad no es un partícula fundamental, sino que esta compuesto de quarks) no sería estable, sino que tendría una vida media extraordinariamente larga. La desintegración, entonces, sería un fenómeno sumamente extraño.