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Sociedad

Sociología

El mapa de una ciudad puede provocar desigualdad económica y social

Descubren que obstáculos físicos como rios o carreteras fomentan la desigualdad entre habitantes de una población

Las barreras físicas que dividen una ciudad pueden tener consecuencias en la igualdad económica y social de sus habitantes. Luca Bravo

Los amigos y conocidos que tenemos en nuestra ciudad o pueblo no son fruto del azar. Cuando se estudian las redes sociales que se forman en una población, los sociólogos encuentran ciertos patrones e influencias. Por ejemplo, tendemos a formar amistades con personas con las que tenemos intereses en común, y también es probable que los amigos de estas primeras amistades se acaben volviendo nuestros amigos.

Pero no todo reside en intereses y cercanía. Hay otros factores más complicados que pueden parecer, en principio, insustanciales. Por ejemplo, el mapa de nuestra ciudad o pueblo. Las casas que tenemos cerca y las redes de transporte pueden definir a nuestras amistades, y pueden incluso generar desigualdad económica y social. Esto es lo que ha comprobado un último estudio científico realizado en colaboración por diferentes universidades del mundo, publicado en la revista científica Nature Communications.

Desigualdad sistémica

Imaginemos dos pueblos diferentes, con la misma población de doscientos habitantes. En el primer pueblo, todas las casas están cerca, las familias se conocen entre sí y los niños juegan juntos en la plaza del pueblo. En cambio, el segundo pueblo está formado por casas más aisladas, haciendo que las familias no se vean mucho, y que en caso de ayuda no conozcan bien a sus vecinos como para pedirles algo.

Varios estudios han comprobado que los pueblos sociales prosperan mejor a nivel económico y social, eliminando la desigualdad entre sus habitantes. Como todos se conocen a todos, desaparecen las jerarquías que pueden hacer que una familia se sienta superior a otra, y si hay alguna oportunidad económica, se compartirá la información con las familias más necesitadas.

En cambio, en los pueblos aislados se produce el efecto contrario. Sin un sentimiento de comunidad, los vecinos tampoco hacen nada para mejorar la evolución del propio pueblo a nivel económico. Además, las familias suelen ir por libre sin compartir información con los vecinos, lo que fomenta el clasismo y los recelos entre sus habitantes.

La mayoría de poblaciones se encuentran en un punto intermedio entre estos dos extremos. Pueden ser más sociales o aislados, afectando al desarrollo económico y a su igualdad social. En este sentido, es importante pensar en el número de habitantes. Cuanta más gente viva en la población, más difícil es que se mantenga esa unidad social, favoreciendo la desigualdad.

Vista general del municipio de Olvena en Huesca, Aragón (España), a 25 de febrero de 2021. Olvena es uno de los 14 pueblos de la comarca de Ribagorza en el Pirineo aragonés que han estado libres de sufrir Covid-19 desde el inicio de la pandemia. Su ubicación, entre montañas, y la baja densidad de población de cada una -tan solo cuatro de estas localidades superan los 100 habitantes y solo una, Santa María de Dulcis, posee más de 200- han hecho que ninguno de sus vecinos contrajera coronavirus en un período de un año./ Europa PressVerónica LacasaEuropa Press

Este fenómeno ha sido estudiado por los diferentes equipos de sociólogos que han participado en el último estudio. Pero aún les quedaba un punto por confirmar: ¿De dónde viene esta fragmentación? ¿Qué hace que la gente de un pueblo sea más sociable o más aislada?

Rios y vallas

Para poder estudiar las relaciones sociales que se forman en el mundo real, los científicos han analizado los datos de la red social IWIW, una plataforma parecida a Facebook que ha triunfado entre la población húngara, siendo usada por un 40% de la población.

Con los datos de la red social y conociendo el lugar de residencia de cada usuario, es posible crear un mapa de amistades, que indique quién conoce a quién dentro de una población. Así, los investigadores podían estudiar las redes de amistad dentro de quinientas poblaciones húngaras diferentes, y poder hacer comparativas entre ellas.

Los resultados mostraron que uno de los factores que más afectan a las relaciones de amistad es, curiosamente, la geografía del terreno. Si una población era atravesada por un río, una carretera estatal o algún otro obstáculo físico, las amistades se dividían a ambos lados del obstáculo. Los habitantes de un lado del río se hacían amigos entre ellos, y pasaban a ignorar a los del otro lado, creando enemistades.

Este resultado es importante para los urbanistas, encargados del diseño de urbanizaciones y nuevos barrios. Esta profesión busca la manera más eficiente de gestionar el espacio disponible, pero también de fomentar un buen ambiente entre los habitantes de su barrio, ayudando a que puedan prosperar. A través de parques y plazas, se buscan lugares de reunión para que los vecinos puedan conocerse entre sí, favoreciendo que se vuelvan poblaciones sociales.

Este estudio permite darse cuenta de que no solo es importante crear espacios de reunión, sino también tratar de evitar poner obstáculos. Un río necesitará más puentes para evitar que los habitantes se aíslen, y las carreteras y raíles de tren pueden ser bordeadas para no separar a sus habitantes. Es una lucha contra la geografía para evitar la desigualdad. Primero eliminamos las barreras físicas, y más adelante las sociales.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las relaciones sociales dependen de más cosas de la geografía. Los propios sociólogos confirman que las amistades surgen entre personas con intereses comunes y entre amigos de amigos. Pero todos tenemos primeras amistades durante la infancia, conociendo a la gente cercana geográficamente. Ante un río o carretera, es probable que no podamos cruzar al otro lado hasta una cierta edad, evitando que conozcamos a la otra parte de la población y poder explorar nuestra afinidad.

REFERENCIAS:

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