Sociedad

Genética

Un nuevo estudio revela que la singularidad vasca tendría solo 2500 años de antigüedad

Los resultados del mayor estudio genético hecho a la población vasca revela que su aislamiento fue más reciente de lo esperado.

Vascos y el resto de peninsulares éramos genéticamente indistinguibles hasta hace 2.500 años
Vascos y el resto de peninsulares éramos genéticamente indistinguibles hasta hace 2.500 añosLa Razón

Son muchas las grandes preguntas que la ciencia ha tratado de responder y, por desgracia, todavía no ha resuelto. Entre ellas algunas son más técnicas, pero otras nos tocan sorprendentemente cerca, como la singularidad vasca. La genética de poblaciones nació durante la primera mitad del siglo pasado y permitió estudiar el parentesco y las diferencias entre distintas poblaciones a un nivel nunca visto. Al haber descubierto la molécula en la que se transmitía la herencia genérica de una generación a otra (el ADN) y, lo que es igual de importante, al haber encontrado la forma de leer la información que codificaba, los científicos desbloquearon una herramienta poderosísima para entender nuestro mundo.

Así pues, la secuenciación del ADN tomó el relevo a los estudios anatómicos que trataban de identificar y explicar la posible diferencia entre el pueblo vasco y el resto de peninsulares. Durante las últimas décadas, cada cierto tiempo, algún que otro de estos estudios alcanza los titulares, pero por desgracia, nunca parecen tener una conclusión rotunda. O al menos, así era hasta ahora, porque acaba de publicarse el estudio genético más grande hecho hasta la fecha en población vasca y los resultados parecen bastante determinantes.

Un claro origen común

Según indica el artículo, recientemente publicado en Current Biology, el estudio se ha hecho analizando el ADN de 190 personas con linajes vascos que se remontan, al menos, dos generaciones (hasta sus abuelos). Junto con estas, se estudiaron otras 1.970 muestras tanto modernas como antiguas, las cuales incluían un total de 629.000 variantes genéticas que podrían ser utilizadas como elementos diferenciadores entre distintas poblaciones.

Tras analizar los resultados, no solo puede verse que existe una diferencia clara y estadísticamente significativa entre los vascos y el resto de peninsulares, sino que puede intuirse gracias a técnicas sofisticadas, cuándo se separaron nuestros caminos. Tal vez sea importante apuntar que no hablamos de la última persona que tuvo descendientes a uno y otro lado de la frontera, sino de un tiempo en que todavía no se había diferenciado genéticamente la población vasca de la de otras zonas de España y Portugal.

Así pues, los datos arrojados por estudio apuntan a que vascos y españoles éramos genéticamente indistinguibles hasta hace 2000 o 2500 años, durante la Edad del Hierro. Esto ya supone un cambio respecto a las últimas dataciones que, en 2015, hablaban de 5000 años de antigüedad, lo cual había rebajado a su vez las estimaciones anteriores. Ante una afirmación así la otra pregunta clave es: ¿a qué se debe esta diferencia? Pregunta que, por fortuna, el estudio también pretende resolver.

El origen del cisma

Tradicionalmente se ha creído que la diferencia genética del pueblo vasco podía deberse a la mezcla con otras poblaciones que hubieran llegado por mar y se hubieran quedado aisladas entre la agreste geografía. Sin embargo, esta investigación parece revelar justo lo contrario. Sabemos que hace 7.000 años se produjo una entrada de pueblos de Anatolia que cambiaron la genética de los peninsulares. Unos 2.500 años después tuvo lugar la llegada de pueblos de las estepas del norte de Asia. Hasta aquí, a grandes rasgos, tuvimos una historia común.

Por lo que puede deducirse del ADN de estos pueblos, es posible que fuera el resto de la península quien siguió mezclando su material genético con nuevos pueblos llegados de otras partes de Eurasia. Mientras tanto, la orogenia vasca y su particular idioma habrían supuesto una barrera para la llegada de forasteros, manteniendo su acervo genético prácticamente inalterado desde la Edad del Hierro. Otro factor importante explicado por el mismo estudio es que incluso entre las distintas regiones dentro de la comunidad autónoma, podemos distinguir diferencias importantes, sugiriendo que apenas se ha producido un intercambio entre regiones. Los pueblos vascos parece que han sido por tradición geográficamente endogámicos.

Más allá de las implicaciones políticas (de las cuales los propios investigadores reniegan expresamente), entender las diferencias genéticas entre poblaciones es determinante para comprender buena parte de sus particularidades biológicas, entre ellas algunas patologías. De hecho, conocemos algunas enfermedades genéticas especialmente presentes en el pueblo vasco, puede que en parte debidas a este aislamiento. Hará falta que lleguen otros estudios para confirmar los interesantes resultados obtenidos por esta investigación, pero lo que parece claro, teniendo en cuenta la tendencia de las últimas décadas es que, si bien existen diferencias genéticas claras, estas no tienen raíces tan antiguas como pudiera parecer.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En cualquier caso, que se haya aclarado un poco el origen de las diferencias genéticas entre vascos y el resto de peninsulares no agota las intrigas existentes en torno a este pueblo. El origen exacto del euskera sigue siendo polémico entre la comunidad de lingüistas, aunque parece haber consenso en cuanto a que no es un descendiente del indoeuropeo, como sí son las lenguas romances, germánicas, eslavas, etc.

REFERENCIAS (MLA):