Ciencia
Descubrió la cura contra la tuberculosis, pero su supervisor se llevó el mérito
A día de hoy, la tuberculosis sigue matando a alrededor de 1,4 millones de personas cada año
El Premio Nobel de Medicina del año 1952 no fue a parar a su legítimo dueño. El bioquímico y microbiólogo estadounidense Selman Waksman se llevó el mérito de uno de los avances más importantes de la historia de la ciencia: el descubrimiento de la estreptomicina, el segundo antibiótico útil después de la penicilina de Alexander Fleming. Un avance en el que no tuvo nada que ver.
Aquel invento que salvaría miles de vidas como tratamiento contra la tuberculosisy otras enfermedades, fue en realidad un descubrimiento de Albert Schatz, uno de sus alumnos.
Schatz pasó varios meses de 1943 trabajando solo en un sótano de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biológicas de la Universidad de Rutgers (aunque en aquel momento al edificio se le conocía como “Cook College”).
Su investigación se centró en el estudio de un microorganismo que había encontrado en el suelo de la Universidad denominado Streptomyces griseus.
Finalmente, consiguió desarrollar un mecanismo que posibilitaba aislar dos cepas de este microbio y descubrió que, tal y como él sospechaba, era capaz de detener el crecimiento de ciertas bacterias resistentes a la penicilina, cómo es el caso del Bacilo de Koch.
De esta forma, Albert Schatz completaba la obra de Robert Koch, el padre de la microbiología médica que identificó el Bacilo de Koch cómo el agente causante de la tuberculosis.
La tuberculosis es una de las principales causas de muerte a lo largo de la historia de la humanidad. De hecho, a día de hoy sigue siendo uno de los agentes infecciosos más letales del mundo, causando la muerte de alrededor de 1,4 millones de personas cada año.
Sólo en España, esta enfermedad registra unos 5.000 casosanuales, según los últimos datos de la Red de Vigilancia Epidemiológica de España. Pero en realidad, la infección se ceba con los países más pobres.
Selman Walksman se atribuyó el mérito de este gran descubrimiento, del que realizó publicaciones científicas en las que colocaba al joven científico al final de los créditos. Gracias a ello, consiguió que se le concediese el Premio Nobel de Medicina del año 1952, así como llevarse una buena tajada de la comercialización de la estreptomicina.
Schatz contestó con una demanda contra Walksman y después de un año, consiguió que, en un acuerdo extrajudicial, se le reconociese su autoría.
Sin embargo, la Fundación Nobel todavía no ha reconocido su error, como sí que hizo la Universidad de Rutgers.
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