Sociedad

Ciencia

¿De dónde viene la «lluvia metálica» que cae sobre la Tierra?

Parte de las estrellas fugaces que vemos por la noche son pequeños trozos de metal.

Una estrella fugaz fotografiada en Kerala, India.
Una estrella fugaz fotografiada en Kerala, India.Ramesh Kumar R/Wikimedia

Todos hemos visto alguna vez una estrella fugaz. Pese a lo que su nombre sugiere, no son verdaderas estrellas, sino pequeños fragmentos de material sólido que se precipitan a través de la atmósfera terrestre a velocidades de decenas de kilómetros por segundo, desintegrándose y dejando una estela luminosa a su paso durante el camino.

Las partículas que producen este espectáculo nocturno suelen medir unos pocos milímetros de diámetro y estar hechas de hielo, roca o una mezcla de ambos, ya que la mayoría provienen de la superficie de cometas y asteroides rocosos… Pero una fracción de estas partículas están hechas de metal puro. ¿Cuál es el origen de esta «lluvia metálica»?

Cazando estrellas fugaces en vídeo

Aunque la mejor manera de estudiar las estrellas fugaces es captando su caída en vídeo, no es posible predecir cuándo una va a irrumpir en el firmamento nocturno. Por eso existen varias redes de cámaras por todo el mundo que graban el cielo de manera constante y cada una de ellas acaba captando cientos de estos fenómenos celestes a lo largo del año. Y, cuando varias cámaras captan la misma estrella fugaz, la trayectoria que ha seguido a través de la atmósfera se puede reconstruir con facilidad por triangulación y esos datos aportan una gran cantidad de información sobre su naturaleza.

Por ejemplo, los cambios de brillo que experimentan las estrellas fugaces durante la caída indican a qué ritmo se están desintegrando en cada momento. Este detalle es importante porque las partículas de roca o hielo son relativamente débiles y no requieren mucha energía para desmoronarse. Como resultado, estos materiales se empiezan a desintegrar a una altitud mayor, pese a que el aire es menos denso en esta región y ofrece menos resistencia. En cambio, las partículas de metal que se adentran en la atmósfera terrestre tienden a comenzar a desintegrarse más cerca del suelo porque están hechas de un material mucho más resistente.

Los vídeos de las estrellas fugaces también permiten calcular la velocidad a la que entran en la atmósfera. Además, la composición aproximada de las partículas que las componen se puede deducir mediante espectrometría, una técnica que consiste en descomponer la luz de un objeto para identificar la «huella» cromática que cada elemento químico deja en ella. La combinación de estas dos técnicas ha revelado que las partículas metálicas caen hacia la Tierra a velocidades inferiores a las rocosas o las de hielo.

Este tipo de datos permiten modelar la trayectoria tridimensional de estas partículas metálicas que provienen del espacio y calcular cómo era su órbita antes de que se cruzase con nuestro planeta. Y eso es precisamente lo que han hecho los autores de un nuevo estudio para averiguar de dónde vienen.

El origen del metal

Los resultados del estudio sugieren que la inmensa mayoría de las partículas metálicas que caen a la Tierra en forma de estrellas fugaces siguen órbitas asteroidales antes de adentrarse en la atmósfera terrestre. Dicho de otra manera: se trata de partículas con órbitas relativamente excéntricas que dan vueltas alrededor del Sol dentro el sistema solar interior.

Este detalle resulta de vital importancia para entender cuál es el origen de las partículas metálicas. ¿El motivo? La mayoría de los asteroides están hechos de material condrítico, o, lo que es lo mismo, de una matriz rocosa que tiene incrustadas unas pequeñas esferas minerales llamadas cóndrulos, además de virutas de metal de tamaño milimétrico que están hechas de una aleación de hierro y níquel.

Una sección del meteorito Allende, una condrita carbonácea que se formó hace unos 4 500 millones de años.
Una sección del meteorito Allende, una condrita carbonácea que se formó hace unos 4 500 millones de años.Shiny Things/Flickr

Por tanto, los autores de este estudio han llegado a la conclusión de que las partículas metálicas de las estrellas fugaces salen despedidas al espacio durante las colisiones de asteroides condríticos. Una vez eyectadas, estas partículas de metal continúan dando vueltas alrededor del Sol en el sistema solar interior y algunas de ellas se acaban cruzando con la Tierra, en cuya atmósfera se desintegran en forma de estrellas fugaces.

O sea, que, si alguna vez veis una estrella fugaz, no perdéis nada por pedirle un deseo. Pero tened también en cuenta que lo que estáis viendo es sólo un pedazo de roca, hielo… O metralla metálica salida de una colisión entre asteroides.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las partículas que componen las estrellas fugaces son demasiado pequeñas para que sobrevivan a su paso por la atmósfera y caigan al suelo en forma de meteoritos. Sólo los objetos mucho más grandes logran llegar hasta la superficie terrestre.

REFERECIAS (MLA):

  • Tristan Mills et al. “Iron Rain: measuring the occurrence rate and origin of small iron meteoroids at Earth”. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, volumen 508, número 3, pp. 3684–3696 (2021).