Física
¿Pudo África adelantar a Colón?
Algunos escritos de la época mencionan encuentros entre los exploradores españoles y “piratas negros”. Las evidencias del contacto precolombino entre África y América siguen suscitando dudas entre las voces expertas, pero los océanos revelan algunas claves.
Poco después de que Colón llegara a América en 1492, el cortesano Pedro Mártir de Anglería documentó el encuentro entre exploradores españoles y “piratas negros de Etiopía”. Según el cortesano, se pensaba que estos pobladores habrían naufragado en Centroamérica y se habrían establecido allí tiempo antes de la llegada de Colón. Siglos más tarde, Francis Augustus McNutt tradujo el texto y anotó que el “hecho misterioso” de que los españoles hallaran africanos en América aparecía en numerosos otros escritos, dando crédito a la explicación del cortesano.
Abundan las hipótesis sobre contactos precolombinos entre América y Europa, Asia o África, y hay consenso científico sobre la colonización de América del Norte por parte de los vikingos. Lasevidencias de contacto precolombino entre América del Sur y la Polinesia son cada vez mayores, si bien otras hipótesis como los viajes desde África hasta Centroamérica suscitan más dudas entre las voces expertas.
Más allá de los hechos históricos, ¿sería siquiera posible naufragar en Centroamérica procediendo de África? Sabemos que el propio Colón experimentó todo tipo de dificultades durante su viaje. Su cálculo de la anchura del océano era demasiado optimista y la comida escaseaba. Si una expedición financiada por los Reyes Católicos no lo tuvo fácil, la posibilidad de que hubiera viajes anteriores accidentales se podría antojar remota.
La fuerza del océano
Quizá pensáramos, sin embargo, que unos aparejos básicos de pesca podrían salvar la necesidad de comida, e incluso de bebida si la lluvia no era suficiente. Pero, ¿cómo se puede llegar desde África a América de manera accidental? Una pregunta similar se hizo Thor Heyerdahl al plantear la expedición Kon-tiki.
Heyerdahl sostenía que el poblamiento de la Polinesia se podría haber llevado a cabo en balsas con la única ayuda de las mareas, el viento y las corrientes. Para demostrar esta posibilidad, la rudimentaria balsa Kon-tiki salió de Perú en abril de 1947 con rumbo a la Polinesia.
Reconstruyendo el texto de Pedro Mártir de Anglería, su hipótesis podría ser similar. Quizá las corrientes oceánicas podrían haber llevado a los “piratas” desde África hasta Centroamérica. Efectivamente, los vientos permanentes que soplan en torno al ecuador producen corrientes en los océanos capaces de transportar embarcaciones por sí solas.
Vientos a gran escala
Incluso hoy en día, saber aprovechar las corrientes superficiales del océano es de gran ayuda para ahorrar combustible en los buques de carga. Pero ya desde el siglo XVI se apreciaba la importancia de los vientos y las corrientes en la navegación a vela.
Las corrientes superficiales abarcan una profundidad de 400 metros en el océano. Cerca de la costa, el efecto principal se debe a las mareas. Pero en mitad del océano el papel protagonista es de los vientos.
Estos vientos se deben principalmente al calor del Sol. Nuestra estrella calienta el ecuador más que los polos, y la temperatura cambiante del aire provoca los vientos. El aire más caliente del ecuador asciende a una altura de 10 o 15 kilómetros sobre la superficie terrestre y se dirige hacia los polos. En el trayecto, el aire se enfría y, algo antes de los trópicos, desciende y vuelve hacia el ecuador a una altura inferior.
Sin embargo, durante el recorrido los vientos se desvían hacia el este cuando viajan hacia los polos, y hacia el oeste cuando regresan hacia el ecuador. ¿Por qué se produce esta desviación? La clave está en la rotación de la Tierra.
Nuestro planeta rota sobre su propio eje, desde el oeste hacia el este. Puesto que es mucho más ancho en el ecuador que en los polos, un punto cerca del polo permanece casi inmóvil, mientras que un punto en el ecuador rota muy rápido, a unos 1 700 km/h.
Desviando la ruta
Supongamos que lanzáramos un avión de papel capaz de recorrer miles de kilómetros en el aire. Si lo lanzamos desde el ecuador apuntando directamente al norte, no recorrerá una línea recta sobre la superficie terrestre. Mientras vuela el avión, la Tierra habrá rotado, de forma que el avión aterrizará más al este de lo que esperaríamos y parecerá que su recorrido es curvo. Si lanzamos el avión desde cualquier punto del hemisferio norte hacia el ecuador, se desviará hacia el oeste. Este fenómeno se conoce como el efecto Coriolis.
De la misma forma, los vientos se desvían hacia el este cuando viajan desde el ecuador hacia el los polos, y hacia el oeste cuando vuelven. Por supuesto, los aviones (de metal) aprovechan este efecto para planificar sus rutas.
En el terreno meteorológico, la rotación de las tormentas y los ciclones se debe al efecto Coriolis. Incluso los francotiradores lo tienen en cuenta: aunque las balas no recorren distancias tan grandes como los vientos o los océanos, en estos casos la precisión es primordial. El efecto Coriolis podría desviar el tiro los centímetros suficientes como para herir a personas inocentes.
Pero los vientos, además, arrastran parte del agua de los océanos, formando corrientes también sujetas al efecto Coriolis y que siguen el mismo patrón. Precisamente estas corrientes dan una pista importante para analizar los posibles contactos precolombinos con América.
Cuando la balsa Kon-tiki salió de Perú, fue arrastrada por las corrientes del Pacífico hacia el noroeste y después hacia el suroeste, y, 101 días más tarde, llegó a su destino. Aunque su éxito no confirma que esta fuera la vía de llegada de los pobladores de la Polinesia, Heyerdahl pudo demostrar que la hipótesis era válida.
En el Atlántico, partiendo del Golfo de Guinea (cercano al ecuador) no sería difícil llegar a Centroamérica. Históricamente se necesitarían muchas más evidencias para confirmar la afirmación de Pedro Mártir de Anglería. Pero, al menos, la ciencia muestra que no es del todo imposible.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Quizá hayas oído que el agua de tu bañera forma un torbellino que rota en un sentido u otro según del hemisferio en el que estés. Es cierto que el sentido de las corrientes oceánicas depende del hemisferio, pero en tu bañera no hay suficiente agua como para que el efecto Coriolis juegue un papel relevante. El sentido de rotación dependerá, más bien, de las irregularidades que haya en la superficie de la bañera. Pero sí puedes experimentar el efecto Coriolis en primera persona: si te subes a un carrusel y lanzas una pelota hacia delante, verás que su trayectoria se curva.
REFERENCIAS (MLA):
- Mártir de Anglería, Pedro. Décadas del Nuevo Mundo. Traducción de Joaquín Torres Asensio. Valladolid: Maxtor, 2012.
- Martyr D’Anghera, Peter. De Orbo Novo: The Eight Decades. Translation, notes and introduction by Francis Augustus MacNutt, New York: Putnam’s Sons, 1912.
- “Thor Heyerdahl – The Kon-Tiki Museum”. kon-tiki.no, 2022, https://www.kon-tiki.no/thor-heyerdahl/?lang=es.
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