Pájaros

El cambio climático también está afectando a los huevos

Un estudio publicado en Journal of Animal Ecology muestra que varias especies de aves realizan sus puestas de huevos casi un mes antes que hace 100 años. Los científicos achacan este comportamiento al cambio climático.

Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
Estornino pinto (Sturnus vulgaris)Pexels / 9152 imágenesCreative Commons

Como queda recogido en el refranero español: “La primavera la sangre altera”, y eso es así para la mayoría de animales que comienzan su periodo de reproducción con la entrada de la estación más florida. Normalmente la primavera viene acompañada de una subida de las temperaturas, un mayor crecimiento de las plantas, y un “boom” en los insectos. Es decir, desde el punto de vista de un animal salvaje, aumenta la cantidad de alimento disponible. Así pues, una gran cantidad de aves aprovechan estas fechas para comenzar a construir sus nidos y cortejar a las hembras, ya que al acercarse unas condiciones ambientales y del entorno más favorables, se maximizan las oportunidades de supervivencia de los polluelos.

Ahora bien, un estudio llevado a cabo por John Bates, conservador de aves del Museo Field de Chicago, ha mostrado que algunos pájaros están realizando sus puestas mucho antes que hace 100 años, de hecho, algunas de las especies se han adelantado en la puestahasta casi un mes. Este estudio destaca por su laboriosidad y el ingenio del que se han tenido que valer los investigadores para llegar las conclusiones porque claro, es relativamente fácil observar las puestas de las aves actuales, pero, ¿cómo pudo saber Bates cuándo ponían huevos las aves hace 100 años?

Huevos de Emberiza cirlus en el museo de historia natural de la Universidad de Santiago
Huevos de Emberiza cirlus en el museo de historia natural de la Universidad de SantiagoDaniel Pellicer RoigDaniel Pellicer

Tiene huevos la cosa

El truco es que John Bates tiene huevos, muchos huevos. Concretamente tiene acceso a la colección de huevos del Museo Field de Chicago que data de hace más de 100 años. El porqué de esta colección es en sí un hecho bastante curioso, ya que comenzó a principios del siglo XX, cuando se puso de moda ir a recolectar huevos para vaciar su contenido y exponerlos en casa como decoración. En esta época, miles de aficionados competían para obtener los huevos más extraños y algunos de ellos incluso tomaban notas del lugar y la fecha exacta en la que fueron recolectados para que fuesen piezas únicas creando, sin saberlo, un maravilloso registro de la distribución de las aves y de sus comportamientos reproductivos. Esta afición, que se estima que en ciertos períodos llegó tener más adeptos que la filatelia, ha permitido que existan en la actualidad habitaciones completas llenas de armarios con huevos bien identificados que son de un valor incalculable para los ornitólogos como John Bates.

Ann McLellan Bigelow trabajando en las colecciones de huevos del Museo Field en 1951.
Ann McLellan Bigelow trabajando en las colecciones de huevos del Museo Field en 1951.John Bayalis, Field MuseumJohn Bayalis, Field Museum

El fin de la moda del huevo

Afortunadamente para la población de aves, a partir de los años 20 la moda de recolectar huevos acabó, aunque con ella acabaron también los valiosos registros. Esto provocó un enorme salto de fecha entre los datos de aquellas muestras antiguas hasta las recogidas por Bates que parecía insalvable. Pero, como hemos visto ya en numerosas ocasiones, algunas veces la clave para conseguir los objetivos científicos se encuentra en las colaboraciones. Así pues, Bates se puso en contacto con colegas suyos que habían realizado estudios en los años 80 y 90 sobre otros temas relacionados con la ornitología que requerían fotografiar nidos, así que esos datos podían ser también utilizados para aumentar el tamaño muestral de la investigación de Bates y la robustez de sus resultados.

En definitiva, tras analizar miles y miles de cáscaras de huevos y fotos de nidos y aplicar las técnicas estadísticas adecuadas para este tipo de estudio se observan ciertas tendencias que son bastante sorprendentes: entre las 72 especies de las que se disponen de datos históricos y modernos en la región de Chicago, alrededor de un tercio han ido anidado cada vez más temprano, concretamente, los datos muestran que estas naves anidan una media de 25,1 días antes que hace cien años.

¿Por qué puede adelantarse un huevo?

Lo primero que pensaron los investigadores es que las razones por las que se producen estas anidaciones tempranas pueden estar relacionadas con el aumento de las temperaturas a lo largo del siglo XX. Pero, al intentar cotejar los datos, los científicos se toparon con un problema importante: no existían registros de temperatura consistentes para la región que se remonten a tanto tiempo atrás, así que habría que averiguar la temperatura mediante una medida indirecta. La solución vino en forma de una molécula formada por un carbono y dos oxígenos: la presencia de CO₂ atmosférico. Gracias a los testigos de hielo –cilindros de hielo que contienen microburbujas de aire encerradas- podemos conocer la concentración de CO₂ atmosférico, el cual ha sido correlacionado en mucho estudios científicos con la variación de la temperatura a escala planetaria y, ahora también, con el adelantamiento en la puesta de huevos. Y es que, como comentábamos al principio del artículo, la variación de la temperatura puede parecer insignificante, apenas unos grados, pero estos pequeños cambios se traducen en diferencias en la floración de las plantas y la aparición de insectos, lo que también varía la cantidad de alimento disponible para las aves y les anima a anidar unas semanas antes. En palabras del propio autor: “Me encanta el hecho de que este trabajo combine estos conjuntos de datos antiguos y modernos para observar estas tendencias a lo largo de unos 120 años y ayudar a responder a preguntas realmente críticas sobre cómo está afectando el cambio climático a las aves”.

Una nidada de huevos de Cedar Waxwing en la colección del Museo Field de 1897.
Una nidada de huevos de Cedar Waxwing en la colección del Museo Field de 1897.Field MuseumField Museum

Pero este artículo, además de poner en manifiesto la alteración que sufre la naturaleza por el cambio climático, quiere destacar la importancia de las colecciones que se encuentran en los museos, especialmente las de huevos. “Hay 5 millones de huevos en colecciones de todo el mundo y, sin embargo, son muy pocas las publicaciones los utilizan”, dice Bates. “Son un tesoro de datos sobre el pasado, y pueden ayudarnos a responder a preguntas importantes sobre nuestro mundo actual”. Y está en lo cierto, los museos de ciencias naturales contienen maravillosos especímenes de miles de especies diferentes y “manda huevos” que no se aprovechen tanto como deberían.

QUE NO TE LA CUELEN

  • Los huevos de avestruz se han utilizado durante miles de años como depósitos de agua por nuestros antepasados, en 2021 se publicó un artículo en el que mostraban restos de estos huevos en la región del Kalahari datados de hace 105 000 años.
  • La frase “¡Manda huevos!” que se le escapó al expresidente del Congreso de los Diputados Federico Trillo en aquella sesión de 1997 quería expresar su queja, como un “tócate las narices”, pero en su origen no tenía nada que ver con los huevos de este artículo. Originalmente la segunda palabra era “huebos”, que proviene del latin “opus” (obra, trabajo) y la frase “mandat opus” podría traducirse como “la necesidad obliga”. Se empleaba cuando se argumentaba un hecho de tal forma que únicamente permitía una interpretación.

REFERENCIAS (MLA)