Biodiversidad

Los más feos podrían extinguirse

Hablamos de peces. Un estudio detecta que los más bonitos están en menor peligro de extinción que los menos atractivos. Los resultados podrían implicar que los peces que más apoyo necesitan para su conservación son los que menos probabilidad tienen de conseguirlo.

Un pez amarillo y azul mirando hacia la derecha sobre un paisaje marino
El pez ángel reina tiene pocas probabilidad de extinguirseRobert Kerton, CSIROCreative Commons

En el año 2014, un simpático delfín se convertía en el icono de la campaña mundial para parar la construcción de una presa en Don Sahong (Laos) que amenazaría críticamente la supervivencia de la especie. Su sonrisa inspiró a cientos de miles de personas a unirse al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), según la propia organización, que sostiene que el delfín sigue siendo una fuente de inspiración para reducir la contaminación de aguas dulces y promover la sostenibilidad de la energía hidráulica.

Como ilustra este ejemplo, está muy estudiado que la belleza de los animales se utiliza para motivar a la población a que contribuya a las iniciativas de conservación. Las preferencias estéticas sobre los animales se corresponden con su presencia en los zoológicos, e influyen en nuestra percepción de su peligrosidad y utilidad y también, de manera importante, en nuestra voluntad para proteger unas especies frente a otras.

Algunas iniciativas van más allá y explotan nuestra tendencia natural de personificar animales. Es el caso del concurso Comedy Wildlife Photography Award, que cada año premia las fotos de animales más graciosas. Como explican en su página web, “para comprender a los animales y a lo que les afecta, tienes que empatizar con ellos como habitantes de tu mismo planeta”. La iniciativa tiene por objetivo promover “la conservación de la biodiversidad y la salud y el enriquecimiento de todos en la Tierra”.

Apoyo para los peces feos

Pues bien, un nuevo estudio llama a cambiar nuestra tendencia. El trabajo concluye que, en los arrecifes de coral, los peces que la gente considera más bonitos están en menor peligro en cuanto a su conservación. Los peces de arrecife más feos, según el estudio, son más variados ecológica y evolutivamente, y están más amenazados. Los resultados podrían implicar que los peces que más apoyo necesitan para su conservación son los que menos probabilidad tienen de conseguirlo.

El Epinephelides armatus es una especie casi amenzada
El Epinephelides armatus es una especie casi amenzadaRick Stuart-SmithCreative Commons

Para llegar a esta conclusión, se pidió a 13 000 personas que valoraran el atractivo estético de 481 fotografías de una clase de peces, los actinopterigios, que viven en los arrecifes de coral. Después se utilizó una inteligencia artificial que, basándose en estos datos, predijo el valor estético de otras 4 400 fotografías de 2 417 especies comunes de peces de arrecife. Uniendo los datos de la encuesta inicial con las predicciones de la inteligencia artificial, el equipo investigador concluyó que los peces de colores vivos y variados con cuerpos redondeados tienden a percibirse como los más bellos.

Sin embargo, las especies más bonitas según el estudio son las menos llamativas en cuanto a su valor ecológico y su historia evolutiva. Por el contrario, las especies que figuran como “amenazadas” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) o para las que no se ha evaluado su estado de conservación tienen, de media, menor valor estético que las que están en “menor riesgo” de extinción. Además, las especies menos atractivas estéticamente destacan por su interés comercial.

Un equilibrio delicado

Los datos preocupan al equipo investigador, que recuerda que el valor ecológico y evolutivo de las especies menos atractivas es importante para el funcionamiento del arrecife. Atribuyen nuestras preferencias estéticas a la manera en la que el cerebro procesa los colores y los patrones, pero alertan de que la pérdida de las especies que menos nos gustan podría afectar desproporcionadamente a los ecosistemas de los arrecifes, que son de los más diversos del planeta.

Efectivamente, preservar el equilibrio de los ecosistemas es crucial para mantener las condiciones que nos permiten vivir en la Tierra. La supervivencia de cada especie (sea de plantas o de animales) está muy ligada a la de las demás. Por eso, según recuerda el WWF, “cuando protegemos especies estamos protegiendo los bienes y servicios esenciales que necesitamos para vivir”. Desde la calidad del aire que respiramos y del agua que bebemos hasta la disponibilidad de medicamentos, energía o materiales de construcción, nuestra existencia depende de un delicado equilibrio entre especies.

Pero, además, preservar la biodiversidad también es una forma de mantener el propio valor estético del planeta. Los países con más animales salvajes atraen más turismo, y a los propios arrecifes de coral acuden visitantes procedentes de todo el mundo. Si alteramos su equilibrio, estos lugares podrían perder su atractivo. Por eso no es casualidad que queramos proteger más las especies que consideramos más bellas: queremos preservar lo que apreciamos.

La ciencia también se deja llevar por lo bonito

Peor aún, el sesgo estético no está solo en la población general: también afecta a los estudios científicos. El nuevo estudio advierte de que la estética “podría influir en las decisiones acerca de la investigación y conservación de los peces de arrecife”. Su sospecha se basa en la tendencia de las publicaciones actuales a centrarse en los peces amarillos, que, según la nueva investigación, están entre las especies más atractivas. En mamíferos también se observa una inclinación de los artículos científicos a favor de las especies más bellas.

En cuanto a los peces de arrecife, el estudio también observa que los menos bonitos están infrarrepresentados en la Lista Roja de la UICN, agravando el problema de su conservación. Además, son los que tienen mayor riesgo de sobreexplotación por parte de la industria pesquera. Por eso el equipo investigador quiere que su estudio sirva para alertar de la disparidad entre el potencial apoyo del público para la conservación y las especies que más necesitan esta ayuda. Comprendiendo mejor el papel que juega la estética en la biodiversidad, proponen, será posible anticiparse a las consecuencias de la extinción de especies y diseñar mejores estrategias de comunicación. No solo los delfines sonrientes merecen nuestro apoyo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Este estudio establece una asociación entre el valor estético de los peces y su estado de conservación, pero no una relación de causa-efecto. Es decir, ser un pez feo no conlleva automáticamente estar en peligro de extinción. Por eso el estudio resalta que los resultados “podrían implicar” que los peces que más ayuda necesitan son los que menos probabilidad tienen de conseguirla. Aun sin relación causal, los resultados del estudio sí avalan una mayor investigación en torno a la conservación de los peces feos.

REFERENCIAS (MLA):