Ecología

Un 94% de las mareas negras tienen que ver con nuestra actividad en el planeta

Un nuevo estudio, empleando inteligencia artificial, ha logrado analizar 520.00 imágenes de vertidos de crudo a menos de 160 kilómetros de la costa

Voluntario limpiando chapapote tras el Prestige
Voluntario limpiando chapapote tras el PrestigeStéphane M. GruesoCreative Commons

Las mareas negras son, posiblemente, una de las catástrofes medioambientales más dramáticas que hemos vivido en las últimas décadas. En ella hay una enorme carga simbólica: el mar transparente y puro mancillado por una oscuridad viscosa, el crudo representando las divisiones socioeconómicas y los conflictos geopolíticos, las imágenes de peces, aves marinas y focas agonizantes. Eso es lo que nos transmiten las mareas negras y en 2002 pudimos ver una de cerca. El Prestige contaminó las costas gallegas y el crudo afectó profundamente a la flora y fauna de las rías. Tenemos claro que la culpa de aquella catástrofe fue producto de la actividad humana, pero ¿y el resto?

Hasta ahora, estimábamos que un 50% de las mareas negras tienen un origen natural y que nuestras actividades solo pueden haber producido la mitad de los casos conocidos. Sin embargo, un nuevo estudio confronta esta idea y propone una alternativa. Tal vez las mareas negras de origen antropogénico (humano) sean más de las que pensábamos, y no una diferencia especialmente pequeña, ni mucho menos. Un estudio reciente sugiere que la actividad humana podría ser responsable del 94% de estas catástrofes. Esto sería que solo 1 de cada 16 casos se debe a motivos naturales.

Identificando el problema

Por desgracia, si dejamos a un lado los casos más mediáticos (debidos a vertidos de petroleros), hay muchísimos casos que pasamos por alto, por lo que resulta difícil estimar cuál es el origen de esos eventos y, por lo tanto, si son naturales o artificiales. La realidad es que existen manchas de petróleo de muy diferente tamaño que se desplazan empujadas por el aire y las corrientes marinas, parches que se fracturan al recibir el embate de una ola.

A fin de cuentas, una marea negra no es otra cosa que el derrame de hidrocarburos sea a través del casco de un barco o por una brecha entre un depósito natural y el exterior. No debemos olvidar que existen hidrocarburos diferentes y estos pueden haberse originado por procesos químicos sobre grandes cantidades de materia orgánica, esto es: cadáveres, ya sean de animales o de plantas. Estas brechas podrían abrirse por una amplia variedad de situaciones, provocando que la presión positiva de la cámara donde se encuentra el hidrocarburo se libere de golpe. La verdadera importancia del origen de estos vertidos es múltiple: por un lado, el daño causado al ecosistema, pero, sobre todo, es que conociendo en más detalle los patrones de estos eventos podremos prevenir muchísimo mejor.

Miles de imágenes

La dificultad que entraña este último punto es que, por desgracia, hasta hace muy poco no existía una manera sencilla de analizar miles de datos, como los que serían necesarios para rastrear el movimiento de estos parches de crudo a través de la superficie oceánica. La respuesta, como tantas otras veces, requería de un desarrollo tecnológico que no conocíamos.

Y es que, en cuanto a cantidades, si hablamos de cifras concretas, nos encontraremos con a la sorpresa de que había que analizar, no cientos, sino miles de imágenes de las costas, algo que ningún cerebro humano toleraría y que, por lo tanto, requiere de otras estrategias más sofisticadas. Gracias a ello podríamos encontrar información y correlaciones que jamás habrían imaginado. Porque cuando comentamos de una gran cantidad de datos nos referimos, en concreto (en este caso) a 560 mil imágenes de la costa tomadas por satélite entre 2014 y 2019.

Identificar en estas fotografías manchas de aceite o crudo no es sencillo, sobre todo sabiendo que están en movimiento y que, por lo tanto, es difícil asegurar que no estemos tomando por la misma a dos manchas fotografiadas en momentos temporales diferentes.

Inteligencia artificial

Para resolverlo ha llegado la inteligencia artificial, una tecnología que ha demostrado poder dar lugar a comportamientos inquietantemente complejos con la habilidad de aprender de sus errores. La inteligencia artificial pudo entrenarse con una gran cantidad de imágenes para que encontrara tendencias y patrones interesantes para el estudio que, luego, pudiera identificar en otras imágenes. El resultado fue sorprendente, porque, como decíamos, no solo estamos muy lejos de que el 50% de las mareas negras sean naturales, sino que apenas un 6% lo son.

En palabras de Yongxue Liu, profesor de la Facultad de Ciencias Geográficas y Oceanográficas de la Universidad de Nanjing (China) y uno de los autores del estudio que publica la revista Science: “La tecnología por satélite permite controlar mejor la contaminación por hidrocarburos en los océanos, sobre todo, en aguas en las que es difícil la vigilancia humana”.

Todo esto podría ayudar a comprender mejor la situación y los peligros de este tipo de vertidos. Por ahora, hemos confirmado que la mayoría de los accidentes de este tipo tienen lugar a menos de 160 kilómetros de la costa. Poco a poco iremos completando ese conocimiento.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las redes neuronales no son malignas ni benignas, son como cualquier otra tecnología, cargada de posibilidades y a la espera de que seamos nosotros quienes imprimamos en ellas una intencionalidad, unos valores y unos escrúpulos.

REFERENCIAS (MLA):

  • Yanzhu, Dong. Chronic Oiling In Global Oceans. Science, 2022.