Psicología

¿Vencerías a un oso solo con tus manos? El 6% de los estadounidenses creen que sí

Hace tiempo se hizo viral una encuesta en la que los estadounidenses decían a qué animales se veían capaces de derrotar

Oso grizzly
Oso grizzlyiTopLoveliness/PixabayCreative Commons

Un 8% de los estadounidenses se sienten capaces de derrotar a un elefante sin usar armas de ningún tipo. Ahora que hemos captado tu atención, te diremos qué encontrarás en este artículo. Porque la historia del famoso estudio de los estadounidenses luchando contra animales tiene tres lecturas, cada una más “profunda” que la anterior. Tras la afirmación de que el 6% de los americanos creen que pueden vencer a un oso en un combate cuerpo a cuerpo, sin armas, hay mucha información. Datos sobre cómo nos vemos, sobre la demografía de un país e incluso sobre lo que significa la verdad.

Así que, pongamos el contexto sobre la mesa. En mayo de 2021, la web YouGovAmérica lanzó dos encuestas sobre combates animales. En la primera les preguntaba a los estadounidenses qué animal ganaría si enfrentáramos a 34 especies diferentes entre sí. El ganso llevó la peor parte, mientras que el elefante y el rinoceronte empataron en el primer puesto. Sin embargo, esta encuesta pasó sin pena ni gloria, fue otra la que se viralizó, llegando hasta otros países en formato de meme. En ella les preguntaban a los estadounidenses si se veían capaces de ganar a 15 animales distintos en un combate sin armas, uno a uno. Así es como nacieron esos extraños porcentajes en los que el 69% de los estadounidenses dicen ser capaces de ganar a sus gatos en combate singular.

1ª lectura

Hay una primera lectura muy evidente en todo esto y es que, como se suele decir: la ignorancia es muy atrevida. Una forma más elegante y técnica de expresar lo mismo es diciendo que todo esto se debe al efecto Dunning-Kruger. Se trata de un concepto de psicología enunciado hace algunas décadas y, por el cual, quienes saben poco sobre algo, tienden a sobreestimar sus habilidades o conocimientos en esa disciplina. Normalmente se muestra una gráfica que muestra el conocimiento o habilidad real en el eje horizontal, de menos a más. En el eje vertical se mostraría la percepción que uno tiene de su propio conocimiento o habilidades.

En un momento inicial, donde el conocimiento es nulo, la percepción que tienen es normal tirando a baja, pero en cuanto el eje horizontal empieza a aumentar, la autopercepción se dispara. Es como cuando alguien empieza a hacer un deporte y en dos semanas siente que ha mejorado muchísimo cuando, en realidad, le queda pulir absolutamente todo. Esa es la siguiente fase, en la que el conocimiento o las habilidades crecen lo suficiente como para que podamos reconocer nuestras deficiencias y, por lo tanto, la autopercepción baja en picado. Solo entonces, vuelve a subir muy progresivamente, acorde con nuestro verdadero manejo de la disciplina. Por suerte, los estadounidenses no se enfrentan a duelos mortales con animales todos los días, por lo que su experiencia en ello es baja, posiblemente indirecta, especulando a partir de lo que saben sobre combatir con seres humanos o, incluso, lo que las películas muestran. Podríamos quedarnos aquí, pero también podemos dar un paso más y preguntarnos si los estadounidenses, con todos sus clichés, sufren este Dunning-Kruger más que otros.

La demografía

Y es que, aunque estas estadísticas no nos indiquen cuántas personas son verdaderamente capaces de doblegar a un león a piñazo limpio, sí nos hablan sobre esa autopercepción y, claramente, no todos nos vemos del mismo modo. Por ejemplo, una de las tendencias más notables que pudo verse en la encuesta es que los hombres se creían mucho más capaces que las mujeres (salvo en el enfrentamiento contra el león, que por algún caso las mujeres se sobreestimaron más, un 8% frente a un 7% de los hombres). La diferencia entre ambos géneros se vuelve extrema en los casos más dudosos, como son los enfrentamientos con perros medianos o gansos.

Otro dato interesante es el de la distribución de edades, en ella podemos ver cómo, a medida que envejecemos, nos volvemos más cautos y nos sobreestimamos menos. Aunque, extrañamente, en el caso de los animales pequeños, las personas de más de 55 años se muestran mucho más confiados que el resto de edades. Por otro lado, la distribución geográfica también parece relevante. Según la encuesta, los sureños son los estadounidenses que más se sobreestiman en cuestiones de pugilismo animal. Es más, tiempo después, la misma página hizo esta encuesta en Gran Bretaña y los resultados fueron muchísimo más moderados. Por ejemplo: solo un 2% se veía capaz de ganar a un elefante o a un oso.

La semántica

Así es como llegamos a la última reflexión. Porque resulta que se nos ha pasado algo por alto durante todo el artículo. Un detalle crucial en el que no solemos reparar, y es que este estudio no recoge cuánta gente cree que puede vencer a determinados animales, sino cuánta gente dice creer tal cosa. Puede parecer poco importante, pero nada más lejos de la realidad. Lo que la gente crea puede depender del contexto y no todos los días seré igual de optimista, pero, lo que la gente diga creer es incluso más variable. Puede que nos sepamos totalmente incapaces de acometer una tarea pero que, en el entorno adecuado, no dudemos en mentir, afirmando que somos más que lo lograríamos sin pestañear.

Así que, tal vez no es que los americanos se vean más capaces de lo que realmente son, sino que se venden como más capaces de lo que creen ser. Precisamente por eso hay que tener tanto cuidado en este tipo de estudios, porque es fácil acabar midiendo algo diferente de lo que buscamos. Aunque no lo parezca, las tres siguientes afirmaciones pueden tener diferentes valores de verdad: “puedo derrotar a un oso”, “creo que puedo derrotar a un oso” y “digo que creo que puedo derrotar a un oso”. Que la primera sea o no verdad dependerá de que, efectivamente, podamos derrotar al oso llegada la hora de la verdad. La segunda dependerá de lo que yo realmente crea y, si vivo una fantasía donde me veo capaz de vencerle, da igual lo torpe y escuálido que sea, será cierto que yo lo creo. Finalmente, que la tercera sea verdad ni siquiera depende de eso, sino de que yo lo diga que creo que puedo vencerle, aunque no lo crea realmente, aunque no pudiera vencerle.

En resumen, si yo miento diciendo que “creo que puedo vencer a un oso” a sabiendas de que no puedo, seguirá siendo cierto que digo que creo que puedo vencer a un oso. Son cuestiones básicas de semántica y no podemos hablar de este estudio sin profundizar un poquito en ellas. Porque tras cualquier anécdota, por absurda que parezca (como puede ser esta encuesta) se esconden muchas capas de análisis.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Ningún ser humano puede vencer a un elefante cuerpo a cuerpo, no importa lo mucho que crea en sí mismo.

REFERENCIAS (MLA):