El estudio de sus dientes nos ha permitido datar el momento de su extinción y los motivos que les llevaron a desaparecer por completo

Adaptarse o morir: así se extinguieron estos primates gigantes

El estudio de sus dientes nos ha permitido datar el momento de su extinción y los motivos que les llevaron a desaparecer por completo

Recreación artística de un grupo de G. blacki dentro de un bosque en el sur de China
Recreación artística de un grupo de G. blacki dentro de un bosque en el sur de China(Garcia/Joannes-Boyau (Southern Cross University))

Todas las especies pueden extinguirse en algún momento. De hecho, todas están destinadas a ello. Desde que entendimos que el Sol no es una fuente de calor infinita, una gran cuenta atrás apareció sobre nuestro planeta. Por suerte, aún es un contador con muchos ceros a la derecha.

Sin embargo, no es necesario que el Sol pase a mejor vida para ver cómo el número de individuos de una especie va menguando a medida que pasa el tiempo. En los últimos 50 años se han extinguido un promedio de 562 especies. Lo cual quiere decir que es un proceso del cual un ser humano llega ser testigo durante su vida. Y, por lo tanto, preocupa.

Con el cambio climático y la desaparición de ecosistemas, los expertos están cada vez más interesados en estudiar los procesos que llevaron al planeta a ser testigo de grandes extinciones. Gracias a los datos del pasado, podemos entender cómo algunas especies lograron adaptarse a las nuevas circunstancias y como otras, simplemente, desaparecieron.

Es el caso de los Gigantopithcus blacki (blacki para acotar). Un enorme simio de tres metros de altura y 250 kilogramos que pobló las llanuras kársticas del sur de China hace más de 200.000 años. Un fenómeno que ha traído de cabeza a los investigadores hasta ahora ¿Por qué, justo cuando los primates empezaban a conquistar la tierra, los blacki desaparecieron de escena?

El estudio, publicado en la revista Nature esta semana, podría resolver el enigma.

Un puñado de huesos

Una colección de 2.000 dientes fosilizados y cuatro mandíbulas son las únicas muestras que nos quedan de estos gigantescos primates. Ni siquiera nuestra especie alcanzó a coincidir con ellos, ya que se extinguieron antes de que llegásemos a poblar esas regiones.

Sin embargo, los nuevos avances nos permiten hacernos una idea de las dimensiones de estos animales. Gracias a los dientes, podemos saber su fisionomía, su tipo de alimentación, datar cuando se extinguieron e, incluso, si padecieron estrés.

El Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias (IVPP por sus siglas en inglés) trabajó en un proyecto a gran escala durante 10 años para recuperar el mayor número de evidencias. Estudiaron 22 cuevas diseminadas por una amplia región de la provincia de Guangxi, en el sur de China, recogiendo sus fósiles.

Sin embargo, la necesidad de encontrar más piezas no partía de querer reconstruir mejor la imagen o estilo de vida de los blacki. Más bien, la clave estaba en descubrir cuando se extinguieron. Y para ello, cuantas más pruebas mejor.

Digamos que datar el período en el que se existió una especie sería como jugar a los dardos. Cuantos más dardos lanzas a la diana, más posibilidades tienes de dar en el centro. En el caso de las muestras fósiles, cuantas más muestras podamos datar, más ajustaremos la horquilla temporal en la que vivieron estos primates. Y, una vez sabemos qué período de la historia poblaron, podemos empezar a elucubrar sobre los motivos de su desaparición.

Unos monos demasiado exquisitos

En este proyecto también participaron centros científicos de Australia y Estados Unidos, los cuales se encargaron de analizar los restos proporcionados por los investigadores y datarlos. Además de los restos fósiles de los blacki, estudiaron muestras de polen y sedimentos encontrados en las cuevas, lo que también les permitió reconstruir el ambiente en el que esta especie prosperó y desapareció.

Gracias a los resultados, pudieron deducir que los blacki se extinguieron entre 295.000 y 215.000 años atrás, mucho antes de lo que se suponía. Lo cual coincidiría con una serie de cambios climáticos que estaban ocurriendo en ese momento. Entre 700.000 y 600.000 años atrás, el clima había empezado a sufrir fuertes variaciones, causando grandes cambios estructurales en los ecosistemas y, por lo tanto, obligando a las especies a cambiar su modo de vida. O condenándolas a la extinción en este caso.

Si lo comparamos con el caso de los orangutanes, que son un pariente lejano de los blacki, podemos ver la diferencia en su evolución. Éstos, a medida que el clima variaba, adaptaron tanto su tamaño como su comportamiento y preferencias de hábitat, logrando sobrevivir hasta día de hoy. Sin embargo, la fuente de alimentación de los blacki no varió. Cuando escasearon los alimentos, nuestros gigantes fueron menguando en número. Además, tampoco migraron a otras zonas, por lo que los últimos individuos de su especie empezaron a padecer estrés crónico, decreciendo hasta desaparecer por completo.

Estudios como éstos nos muestran los peligros de un cambio climático que ya estamos sufriendo. Igual que otras especies sí lograron adaptarse a los cambios de otras grandes extinciones, otras como los blacki podrían no ser capaces de modificar sus costumbres y desaparecer por completo.

 

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Muchos expertos hablan ya de la sexta extinción masiva de la Tierra. En este caso, el origen no es un meteorito o una gran actividad volcánica. Somos nosotros. Y, aunque no parece que lleguemos a las dimensiones del Pérmico, cuando se extinguió el 90% de la vida en el planeta, no es para relajarse.
  • Actualmente, según los datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, existen aproximadamente 44.000 especies de animales en peligro de extinción.

REFERENCIAS (MLA):