
Astronomía
Algo está doblando una de las mayores estructuras astronómicas de nuestro cielo
Un planeta fantasma podría ser el responsable de la extraña asimetría en el disco de escombros que rodea a la estrella Fomalhaut, según las nuevas imágenes del telescopio espacial James Webb

A tan solo 25 años luz de la Tierra, una distancia relativamente corta en términos cósmicos, la brillante y joven estrella Fomalhaut lleva tiempo captando la atención de los astrónomos. Con una edad estimada de apenas 440 millones de años, está envuelta en un vasto disco de escombros, un anillo polvoriento que presenta una deformación muy poco común. Esta peculiar morfología ha mantenido en vilo a la comunidad científica, que sospecha que un planeta todavía no descubierto podría ser el responsable de alterar su estructura, en un puzle cósmico que no deja de ofrecer nuevas y fascinantes pistas.
De hecho, las recientes observaciones del telescopio espacial James Webb han arrojado nueva luz sobre la compleja y sorprendente arquitectura de este sistema estelar. Los datos más recientes, de una nitidez asombrosa, revelan que la excentricidad del disco no es constante, sino que se reduce a medida que aumenta la distancia a la estrella. Además, se ha medido con una precisión sin precedentes la asimetría del anillo: su lado sureste es cuatro unidades astronómicas más ancho que el noroeste, desvelando también la existencia de un cinturón intermedio de escombros que añade una nueva capa de complejidad al conjunto. Estos hallazgos se suman a una creciente lista de sistemas estelares que desafían las expectativas, como el reciente descubrimiento de un planeta que está rompiendo todos los moldes al formarse en un lugar considerado improbable.
En este sentido, los modelos informáticos parecen apuntar a un único responsable para explicar esta configuración tan particular. Tal y como informa Science Alert, todo indica que la influencia gravitacional de un planeta aún no descubierto es la causa principal de estas anomalías. Este mundo invisible, un gigante oculto, estaría esculpiendo activamente la forma del disco con su inmensa fuerza de gravedad, como si de un escultor cósmico se tratara.
La búsqueda del mundo invisible
Así pues, los cálculos de los investigadores plantean dos posibles escenarios para la ubicación de este enigmático planeta. El primer modelo teórico lo sitúa en una órbita que oscila entre las 70 y 75 unidades astronómicas de Fomalhaut, una región relativamente cercana al disco principal. Por otro lado, la segunda hipótesis lo aleja considerablemente más, hasta una franja orbital mucho más externa que se encuentra entre las 109 y 115 unidades astronómicas de la estrella. Esta búsqueda de mundos ocultos es una constante en la astronomía actual, donde a menudo se localizan cuerpos celestes inesperados, como el brutal exoplaneta increíblemente extraño que fue hallado recientemente por otro equipo de investigadores.
No obstante, los científicos no descartan una hipótesis complementaria que añade todavía más intriga al misterio. Cabe la posibilidad de que el disco de escombros ya fuera excéntrico en su origen, y que la intervención del planeta se haya limitado simplemente a modificar una forma preexistente en lugar de crearla desde cero. El principal obstáculo para resolver el enigma es que, de existir, el planeta postulado no puede ser detectado directamente con la tecnología actual, permaneciendo como un fantasma gravitacional cuya presencia solo se infiere por los efectos que provoca en su entorno.
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