Dinosaurios

Así era el "Príncipe Dragón", el nuevo antepasado del Tyrannosaurus rex

Un nuevo estudio identifica al antepasado asiático más cercano del Tyrannosaurus rex

Darla Zelenitsky y Jared Voris, mostrando el cráneo reconstruido del “Príncipe Dragón”
Darla Zelenitsky y Jared Voris, mostrando el cráneo reconstruido del “Príncipe Dragón” Riley Brandt, Universidad de CalgaryUniversidad de Calgary

Un artículo de Nature acaba de presentar al eslabón perdido del icónico Tyrannosaurus rex y, de paso, nos regala una jugada maestra en el Scrabble. El nuevo dinosaurio pertenece a un género que ha sido bautizado como Khankhuuluu, palabra con la que podrías sumar 25 puntos en una partida de Scrabble. Detrás de este nombre difícilmente pronunciable se esconde, en realidad, una de esas etimologías épicas porque, en mongol, “khankhüü” significa príncipe y “luu” quiere decir dragón. Su nombre completo es Khankhuuluumongoliensis pero, lógicamente, el interés del fósil va mucho más allá de su nomenclatura. Este príncipe dragón es una pieza clave para reconstruir el pasado de uno del dinosaurio más mediático de todos los tiempos.

En realidad, la historia de este fósil empezó hace 52 años, cuando Altangerel Perle lo encontró en Mongolia. Por aquel entonces, los expertos identificaron la especie como Alectrosaurus olseni, aunque no tanto por tener rasgos muy característicos, sino por la falta de ellos. Dicho de otro modo: la paleontología hace lo que puede con lo que tiene y muchos fósiles llevan hasta nosotros bastante incompletos. Tal vez encontremos un puñado de huesos, puede que suficientes para saber que se trata de una nueva especie o, quizás, ni siquiera eso. En este caso, lo poco que sabíamos sobre Alectrosaurus olseni, los extraños restos de Khankhuuluumongoliensis y que ambos animales hubieran coincidido en espacio y tiempo hizo suponer se trataba del mismo dinosaurio. Al fin, sabemos que estábamos equivocados.

De Asia a América

El fósil ha sido datado con 86 millones de años de antigüedad, unos 18 millones antes de que apareciera su pariente, el Tyrannosaurus rex, y 21 millones antes de que el asteroide pusiera fin al Mesozoico. Eso sitúa al Khankhuuluumongoliensis en el cretácico tardío (desde hace 145 hasta hace 65 millones de años). Y, ahora que lo hemos localizado en el tiempo, podemos comprender su importancia, porque significa que los antepasados del tiranosaurio venían de Asia antes de instalarse en Norteamérica. Pero hay algo más, porque este tiranosauroideo tenía un cuerpo mucho más modesto que su pariente. Hablamos de unos 750 kilos, un peso que puede parecer notable, pero que flaquea frente a los 6000 del Tyrannosaurus rex. Para hacernos una idea, eso convierte a Khankhuuluumongoliensis en una suerte de zorro de su época.

Un predador que, a pesar de haber podido acabar fácilmente con cualquier carnívoro moderno vivo, en su tiempo era un mesocarnívoro más. Pero, lo que es más importante: una ventana a cómo eran los antepasados del todopoderoso Tyrannosaurus rex antes de alcanzar sus temibles proporciones. El aspecto de Khankhuuluumongoliensis es una extraña mezcla entre rasgos primitivos y derivados, características que refuerza la hipótesis de que era un pariente cercano y anterior a los grandes tiranosaurios. Por ejemplo, difería en otros rasgos, como la extraña cresta que recorría la cima de su cráneo. Sin embargo, a pesar de su parecido, el morro de Khankhuuluumongoliensis es más alargado y fino que el de Tyrannosaurus rex. Estas características anatómicas apoyan la idea de que el Khankhuuluumongoliensis era un mesocarnívoro, un cazador con una mordida mucho más débil que la del Tyrannosaurus rex, capaz de pulverizar huesos entre sus mandíbulas.

Quién sabe qué otros fósiles del príncipe dragón estarán perdidos en los archivos de las universidades y museos. Con esta nueva información, los expertos podrán reevaluar los especímenes más problemáticos y ampliar nuestro conocimiento sobre esta especie que apenas acabamos de empezar a descubrir.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En realidad, los eslabones perdidos no existen. O, en todo caso, no existen como solemos imaginarlos: la única especie que falta por descubrir entre dos especies conocidas. La evolución funciona de una manera mucho más gradual y la definición de especie es mucho más complicada cuando tenemos en cuenta un continuo temporal. En este caso, es uno de los muchos fósiles pertenecientes a ejemplares desconocidos cuyas características pueden revelarnos información relevante sobre el pasado de especies que sí conocemos.

REFERENCIAS (MLA):

  • Voris, Jared T., et al. “A New Mongolian Tyrannosauroid and the Evolution of Eutyrannosauria.” Nature, 11 June 2025.