Salud

Una bacteria que convierte cualquier tipo de sangre en universal

Está presente en nuestro intestino y anularía los antígenos que determinan los grupos sanguíneos.

Sangre artificial, solución nipona para el suministro global de transfusiones
La clave es la bacteria Akkermansia muciniphila, presente en nuestros intestinos.larazon

En términos generales, los grupos sanguíneos están determinados por la presencia de los antígenos A y B en los glóbulos rojos. Los tipos del grupo O no tienen ninguno de estos antígenos. Esto hace que una transfusión del tipo incorrecto pueda generar una respuesta del sistema inmunológico y ataque las nuevas células sanguíneas, lo que puede ser fatal. ¿La solución? Sangre universal. Y esto podría ser posible gracias a una bacteria.

Un equipo de científicos de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) y la Universidad de Lund en Suecia, liderados por Maher Abou Hachem, habría encontrado una bacteria común que puede manipular fácilmente las enzimas presentes en la sangre para convertirla en una de tipo donante universal.

Un proceso de este tipo, si se amplía para uso clínico, podría tener importantes consecuencias médicas y sociales. Los suministros mundiales de sangre son siempre escasos, especialmente en los países de bajos ingresos, una situación que seguramente se volverá aún más grave gracias al rápido envejecimiento de la población.

El equipo de Hachem, según explica en un estudio publicado en Nature MIcrobiology, descubrió que existen unas enzimas específicas producidas por bacterias intestinales que son capaces de eliminar los antígenos A y B, lo que podría allanar el camino para garantizar un suministro constante de sangre de donantes universales.

"Por primera vez, los nuevos cócteles de enzimas no solo eliminan los antígenos A y B, sino también variantes extendidas que antes no se reconocían como problemáticas para la seguridad de las transfusiones” explica Hachem, en un comunicado.

La “idea de convertir los antígenos de los grupos sanguíneos A y B en universales utilizando enzimas específicas capaces de eliminar los residuos de azúcar inmunodominantes fue propuesta por Goldstein y sus colegas a principios de los años 1980” explica un estudio.

Pero, a pesar de los esfuerzos de los científicos, nadie había encontrado una manera de producir sangre de donante universal sin correr el riesgo de reacciones inmunes, lo que ha impedido que la idea se utilice en las clínicas. El hallazgo del equipo de Hachem se basa en una bacteria común en el intestino humano llamada Akkermansia muciniphila que es extremadamente eficiente para descomponer los antígenos A y B gracias a su similitud con la mucosa intestinal.

“Lo especial de la mucosa es que las bacterias, que pueden vivir en este material, a menudo tienen enzimas hechas a medida para descomponer las estructuras de azúcar de la mucosa, que incluyen antígenos del grupo sanguíneo ABO – añade Abou Hachem -. Al estudiar esta hipótesis resultó ser correcta”. El avance obviamente tiene un enorme potencial para la medicina, no solo facilitando las transfusiones, sino también reduciendo notablemente aquellas que, por error humano, no son compatibles.

“La sangre universal creará una utilización más eficiente de la sangre del donante y también evitará realizar transfusiones no compatibles por error – confirma el coautor del estudio Martin Olson -, lo que de otro modo puede tener consecuencias potencialmente fatales en el receptor.Cuando podamos crear sangre de donante universal ABO, simplificaremos la logística de transporte y administración de productos sanguíneos seguros, minimizando al mismo tiempo el desperdicio de sangre”.

Sin embargo, todavía es demasiado pronto para saber si el nuevo proceso podría realmente revolucionar las transfusiones de sangre. El equipo ahora espera probar su nuevo proceso en ensayos clínicos, pero incluso si tiene éxito (lo que está lejos de ser una garantía), es probable que aún falten muchos años para cualquier producción comercial.

"Nuestro objetivo ahora es investigar en detalle si existen obstáculos adicionales y cómo podemos mejorar nuestras enzimas para alcanzar el objetivo final de la producción universal de sangre", concluye Abou Hachem.