
Universo
La ciencia desvela con precisión nunca vista la fuente de la energía más brutal del Universo
Un nuevo algoritmo perfecciona ahora la capacidad del observatorio IceCube en la Antártida, facilitando la identificación de fuentes reales de neutrinos con mayor rapidez y precisión, lo que podría desvelar el origen de los misteriosos rayos cósmicos

El Observatorio de Neutrinos IceCube, un detector masivo bajo el hielo antártico, busca el origen de los misteriosos rayos cósmicos. Su estrategia se basa en rastrear neutrinos, partículas cósmicas ideales, que por su trayectoria recta y escasa interacción con la materia, actúan como mensajeros fidedignos desde los fenómenos más energéticos del universo.
Asimismo, la capacidad de este observatorio ha mejorado sustancialmente gracias a un nuevo algoritmo. Esta innovación optimiza de manera considerable la destreza de IceCube para identificar las fuentes genuinas de neutrinos, distinguiéndolas de alineaciones aleatorias. Lo que antes era una nebulosa de datos, ahora se clarifica con una precisión sin precedentes.
Por otro lado, este avance tecnológico permite una interpretación de los datos con una claridad impensable. La habilidad para discernir las señales auténticas de las coincidencias fortuitas representa un paso de calado para la astronomía de neutrinos, allanando el camino para localizar con mayor fiabilidad fenómenos astrofísicos muy energéticos.
Velocidad y precisión de vanguardia para la visión cósmica
Así las cosas, la Universidad Ruhr de Bochum (RUB) ha desarrollado este algoritmo que permite a IceCube localizar neutrinos con mayor velocidad y exactitud. Proporciona una reconstrucción inicial de dirección y energía en unos 30 segundos, que se difunde a telescopios globales tal y como recoge el medio Interesting Engineering. El sistema reduce el tamaño de las regiones de origen en el cielo hasta cinco veces para el área de confianza del 50%, y cuatro veces para el 90%, frente al sistema anterior. Emplea una estrategia híbrida, combinando SplineMPE y Millipede Wilks según la energía del neutrino para optimizar la reconstrucción de la trayectoria.
Como resultado, la re-evaluación de más de una década de alertas archivadas ha tenido un doble impacto en la ciencia. Refutó asociaciones previas, como la vinculación de neutrinos con eventos de disrupción por marea, limpiando así el registro. Además, el re-análisis reveló dos neutrinos de alta energía (aproximadamente 100 billones de electronvoltios cada uno) consistentemente atribuibles a NGC 7469, una galaxia activa a unos 220 millones de años luz, abriendo una nueva ventana para su estudio.
Finalmente, esta mejora inaugura una nueva era cósmica. La velocidad y precisión de IceCube permiten a los astrónomos responder de forma casi inmediata a la detección de un neutrino, dirigiendo otros telescopios hacia el punto exacto en el firmamento. Este enfoque facilitará una comprensión en tiempo real de los fenómenos más energéticos del universo, acercándonos al descifrado definitivo del origen de los rayos cósmicos.
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