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Psicología

La ciencia explica por qué hablar con un pato de goma ayuda a resolver problemas

No es ninguna broma: explicarle un problema complejo en voz alta a un simple pato de goma es una técnica cada vez más extendida para encontrar la solución cuando parece que no hay salida

Los patos de goma como ayuda psicológica Dreamstime

La clave para desentrañar un problema complejo no reside, la mayoría de las veces, en la genialidad, sino en la verbalización. El simple acto de enseñar o explicar un concepto a un tercero obliga al cerebro a estructurar la información, a no dar nada por sentado y a construir un argumento lógico desde la base. Este ejercicio de autoexplicación es el que a menudo saca a la luz fisuras en el razonamiento o detalles que habían pasado inadvertidos, proporcionando una mayor claridad mental justo cuando más se necesita.

En esencia, este fenómeno psicológico se potencia cuando el oyente carece por completo de contexto. A diferencia de una conversación con una persona, que puede interrumpir, aportar sus propias ideas o rellenar las lagunas de nuestro discurso, la comunicación con un interlocutor sin conocimientos previos nos fuerza a ser metódicos y exhaustivos. Cada paso, cada premisa y cada conclusión deben ser articulados con una precisión milimétrica, pues no hay nadie al otro lado que pueda suplir nuestras omisiones.

En este sentido, los ingenieros de software, enfrentados a la tarea de encontrar errores en miles de líneas de código, formalizaron este principio en una técnica que se popularizó gracias al libro de referencia «The Pragmatic Programmer». Descubrieron que, para detectar un fallo, a menudo lo más eficaz era tratar de explicarle el funcionamiento del código a un objeto inerte, convirtiendo un principio abstracto en una herramienta de depuración de lo más práctica, tal y como han publicado en ScienceAlert.

Es entonces cuando entra en escena un protagonista inesperado: el pato de goma. La técnica adoptó el nombre de «depuración del pato de goma» por la costumbre de algunos programadores de colocar uno de estos juguetes junto a su monitor. El método consiste, sencillamente, en explicar el problema en voz alta al objeto, desgranando cada detalle del proceso hasta que, casi por arte de magia, la solución se revela por sí misma en la mente del que habla.

Más allá del código y la programación

En realidad, aunque su origen esté ligado al mundo de la informática, su aplicación es universal. El pato de goma es solo un símbolo; cualquier objeto inanimado sirve. Da igual si se trata de una planta, un bolígrafo o una figurita, pues la clave es el proceso de verbalización forzada, no el confidente elegido. Esta estrategia se ha demostrado útil en innumerables disciplinas y para resolver todo tipo de dilemas cotidianos que requieren un pensamiento ordenado.

Además, la técnica ha encontrado una curiosa adaptación en el siglo XXI. Hoy en día, muchas personas han sustituido el tradicional pato de goma por un interlocutor mucho más avanzado, pero que cumple la misma función de oyente pasivo y neutral. Recurren a los modelos de inteligencia artificial como ChatGPT para exponer sus problemas, aprovechando la necesidad de formular preguntas precisas para ordenar sus ideas y, finalmente, encontrar sus propias respuestas.