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Científicos chinos habrían descubierto el primer túnel interdimensional: la clave está en una señal cósmica

La misteriosa señal de onda gravitacional GW190521 podría no ser lo que parece: un nuevo estudio postula que se trataría del eco de un agujero de gusano procedente de otro universo

Recurso de persona usando un ordenador portátil para navegar por internt REMITIDA / HANDOUT por UNSPLASH/JOHN Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 10/09/2025
Se trata de un marco de trabajo concebido para que sean los propios científicos y desarrolladores quienes contribuyan a la evolución y mejora de la web.UNSPLASH/JOHNEuropa Press

Lo que hasta ahora pertenecía al terreno de la ciencia ficción podría ser una posibilidad científica real. La idea de que existan otros universos y que podamos recibir señales de ellos a través de un atajo cósmico ha dejado de ser exclusiva de las novelas para convertirse en una hipótesis de trabajo seria para un equipo de físicos. La culpa la tiene una fugaz perturbación en el tejido del espaciotiempo, una onda gravitacional tan breve que ha obligado a los científicos a pensar en explicaciones que desafían nuestra comprensión del cosmos, como un atajo entre universos.

De hecho, un audaz estudio de la Academia China de Ciencias propone precisamente eso: que la misteriosa señal, bautizada como GW190521, no sea el resultado de un evento ocurrido en nuestro universo, sino el eco de una colisión sucedida en otro. Para comprobarlo, los investigadores crearon dos modelos matemáticos detallados. Uno simulaba una fusión convencional de agujeros negros, mientras que el otro recreaba el eco de ese mismo suceso reverberando a través de un hipotético agujero de gusano.

Al contrastar ambos escenarios con los datos reales captados en 2019, los resultados fueron asombrosos. Aunque el modelo tradicional se ajusta ligeramente mejor a la onda detectada, la simulación del agujero de gusano es tan cercana que no puede descartarse en absoluto, una conclusión que recogen en Arxiv.org. Los científicos chinos encontraron una diferencia casi imperceptible, lo que otorga una viabilidad estadística a una de las ideas más fascinantes de la física teórica moderna.

El origen de un enigma cósmico de menos de un segundo

La clave de todo este debate se remonta a un instante de 2019, cuando los observatorios LIGO en Estados Unidos y Virgo en Italia detectaron una onda gravitacional que duró menos de una décima de segundo. Una señal tan efímera desconcertó de inmediato a la comunidad científica, pero la verdadera anomalía residía en lo que le faltaba: el característico «chirrido» ascendente que delata la danza final de dos objetos masivos antes de fundirse.

En un primer momento, la explicación más lógica apuntaba a la colisión de dos agujeros negros gigantescos, que son la fuente más común de estas ondulaciones cósmicas. Sin embargo, la ausencia de ese sonido delator, que marca cómo la órbita se acelera hasta el colapso, sugería que algo no cuadraba con los modelos establecidos. Era como escuchar un trueno sin haber visto el relámpago que lo precede.

Así pues, aunque la explicación más conservadora sigue teniendo una leve ventaja, la puerta a una nueva física ha quedado oficialmente entreabierta. La hipótesis del agujero de gusano se mantiene como una alternativa plausible, lo que convierte a la señal GW190521 en una candidata a ser la primera prueba tangible de la existencia de otros universos. No obstante, los propios autores del estudio advierten de que se necesitan muchas más observaciones para confirmar una teoría de semejante envergadura.