
Futuro
Científicos de Oxford señalan que la atmósfera del planeta está “cada vez más sedienta” ¿Qué significa?
“Nuestro estudio revela que esta tendencia no solo agrava las sequías existentes, sino que amplía las zonas afectadas. Ignorarlo es subestimar el riesgo", señalan los autores.

El cambio climático ha provocado que las sequías se vuelvan cada vez más severas y generalizadas en todo el mundo. Pero no solo los cambios en los patrones de lluvia son los culpables. La atmósfera también está cada vez más sedienta, según un equipo de científicos de la Universidad de Oxford, liderados por Salomón Gebrechorkos.
En un nuevo estudio publicado en Nature, el equipo de Gebrechorkos demuestran que esta creciente "sed atmosférica", también conocida como demanda evaporativa atmosférica (AED por sus siglas en inglés), es responsable de aproximadamente el 40 % del aumento de la severidad de las sequías en las últimas cuatro décadas (1981-2022).
“Imagina la lluvia como ingreso y la AED como gasto – explica Gebrechorkos en un artículo -. Incluso si sus ingresos (lluvia) se mantienen, su balance entra en déficit si su gasto aumenta. Eso es exactamente lo que ocurre con la sequía: la atmósfera demanda más agua de la que la Tierra puede permitirse perder. A medida que el planeta se calienta, esta demanda aumenta, extrayendo más humedad del suelo, ríos, lagos e incluso de las plantas. Con esta creciente sed, las sequías se están volviendo más severas, incluso donde la lluvia no ha disminuido significativamente”.
El proceso de AED describe la cantidad de agua que la atmósfera necesita de la superficie. Cuanto más cálido, soleado, ventoso y seco sea el aire, más agua necesitará. Esta atmósfera más sedienta está secando los suelos con mayor rapidez e intensidad, lo que genera mayor estrés cuando esta agua no está disponible.
“Nuestro análisis revela que esta tendencia no solo agrava las sequías existentes, sino que amplía las zonas afectadas. Entre 2018 y 2022, la superficie terrestre mundial en sequía aumentó un 74 %, y el 58 % de esa expansión se debió al aumento de la AED”, añade Gebrechorkos.
Solo en Europa, la sequía generalizada tuvo importantes consecuencias: la reducción del caudal fluvial dificultó la generación de energía hidroeléctrica, el rendimiento de los cultivos se vio afectado por el estrés hídrico y muchas ciudades sufrieron escasez de agua. Esto ejerció una presión sin precedentes sobre los sectores del suministro de agua, la agricultura y la energía, amenazando los medios de vida y la estabilidad económica.
“Las implicaciones futuras de esta creciente sed atmosférica son enormes, especialmente para regiones ya vulnerables a la sequía, como África, Australia occidental y meridional, Europa Mediterránea y el suroeste de Estados Unidos, donde la AED fue responsable de más del 60 % de la severidad de las sequías en las últimas dos décadas. Ignorar esto significa subestimar el riesgo”, concluye el estudio.
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