Naturaleza

Cómo utilizar la fórmula de Dolbear para calcular la temperatura basándose en el canto de los grillos

Es un fenómeno curioso, pero realmente existe un vínculo entre la temperatura ambiental y la frecuencia en el chirrido de los grillos

El brillo de las luciérnagas y el canto de los grillos son referencias universales que nos transportan hacia el verano | Fuente: EFE/Abel Alonso.
El brillo de las luciérnagas y el canto de los grillos son referencias universales que nos transportan hacia el verano | Fuente: EFE/Abel Alonso.ABEL ALONSOAgencia EFE

Los grillos son mucho más que la perfecta banda sonora para acompañar a un mal chiste. De hecho, también desempeñan un rol increíblemente práctico: el de un termómetro natural. Estos diminutos insectos, cuando cae la noche, elevan y rozan los bordes de sus alas para producir un sonido. Concretamente, son los machos de la familia Gryllidae los que ostentan la facultad del canto. Pero lejos de ser un mero capricho o ritual; lo hacen con el propósito de marcar su territorio y, al mismo tiempo, de anunciar su presencia a las hembras durante la época de apareamiento, que coincide con los meses de verano.

Así, la conducta de esta especie y los cambios de temperatura ambiental están íntimamente relacionados. Estas criaturas, en esencia, requieren del calor para estar activos. Los grillos, al exponer sus cuerpos al sol, elevan su temperatura y su nivel de energía a niveles óptimos, lo que les permite moverse con normalidad y llevar a cabo su rutina diaria. Pero si las temperaturas descienden de manera notable, los grillos simplemente entran en un estado de letargo, esperando a que las temperaturas se eleven de nuevo.

El grillo de campo es el más común en España
El grillo de campo es el más común en EspañaLa Razón

¿Cómo afecta la temperatura al canto de los grillos?

Respecto a la interacción entre la temperatura ambiental y el canto de los grillos, podemos afirmar que su frecuencia sigue una relación de proporcionalidad directa. En otras palabras, en condiciones de frío, la melodía de los grillos se torna más pausada y espaciada; mientras que con el aumento de la temperatura, el sonido se intensifica, adoptando un ritmo más vigoroso y acelerado.

Este peculiar vínculo entre la temperatura ambiental y el canto de los grillos fue identificado hacia finales del siglo XIX. O deberíamos decir, fue cuantificado y descrito científicamente en ese período, ya que los agricultores han estado utilizando la sonoridad del grillo como un termómetro desde tiempos inmemoriales.

El eminente científico estadounidense, Amos Dolbear, formuló en 1897 un método preciso y notable para calcular la temperatura ambiente, utilizando nada más que el canto de un grillo. En su artículo publicado en "The American Naturalist", titulado "El Grillo como Termómetro", Dolbear expone la relación proporcional existente entre la temperatura ambiente y la frecuencia de los chirridos de un grillo.

Aplicando esta ecuación, somos capaces de determinar con un grado de precisión asombroso los grados Celsius que estamos experimentando, todo ello prescindiendo completamente del uso de un termómetro convencional. Originalmente, sus cálculos se llevaron a cabo en grados Fahrenheit, utilizando como referencia el melodioso canto del grillo del árbol nevado (Oecanthus niveus), una especie que habita en la región central y norte del vasto continente americano.

Es fundamental recalcar que, para que los cálculos de Dolbear sean aplicables en nuestras regiones, es imprescindible realizar una conversión a grados centígrados y adaptar los cálculos para que correspondan con las frecuencias de las especies de grillo que habitan en España, principalmente el grillo doméstico (Acheta domestica) y el grillo de campo (Acheta assimilis). Una vez hemos realizado la conversión, centrándonos en el Acheta Assimilis por su prevalencia en nuestro país, nuestro próximo paso consistirá en contabilizar la cantidad de chirridos emitidos por el insecto en el lapso de un minuto (N) y aplicar la fórmula matemática correspondiente. De este modo, estaremos en condiciones de determinar la temperatura ambiente con un grado de exactitud sorprendente.

Cada especie de grillo es diferente. Así que es necesario adaptar la Fórmula de Dolbear a cada caso en particular
Cada especie de grillo es diferente. Así que es necesario adaptar la Fórmula de Dolbear a cada caso en particularWikipedia: Gryllidae

Esta fórmula dice que para averiguar la temperatura en grados centígrados, debemos contar el número de chirridos de un grillo de campo común en un minuto y restarle 40. Después, dividiremos el resultado por cuatro y le sumaremos 18. Por último, dividiremos el total por 1,8. Y eso nos dará un valor sorprendentemente preciso de la temperatura en grados centígrados. Es cierto que no es 100% preciso. Sin embargo, este cálculo nos proporcionará un valor muy cercano a la temperatura real.