Imperio romano

Confirmado por un equipo científico: encuentran vida en Pompeya después de la erupción, pero fue menos glamurosa

Descubren nuevas pruebas de que Pompeya volvió a tener vida tras la devastadora erupción del Vesubio

Pompeya y el Vesubio
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Arqueólogos en Pompeya han desenterrado nuevas pruebas que indican una notable reocupación de la ciudad tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Los directores del célebre enclave arqueológico confirmaron este hallazgo que arroja luz sobre el periodo posterior a la catástrofe que sepultó la antigua urbe romana.

A pesar de la magnitud de la destrucción, se ha planteado que algunos supervivientes sin recursos para reiniciar sus vidas, optaron por regresar a la zona devastada. Se cree que a ellos se unieron otras personas en busca de un asentamiento, motivadas por la esperanza de hallar objetos de valor entre los escombros.

Este regreso a la vida de la ciudad, aunque precario, representa un capítulo menos conocido de su historia. Durante mucho tiempo, la magnitud de la tragedia del año 79 d.C. acaparó la atención, relegando los indicios de actividad humana en el lugar.

Una vida precaria entre las ruinas

Las recientes excavaciones ofrecen un panorama más claro sobre esta fase posterior a la erupción, según Science Alert. Los datos arqueológicos apuntan a que lo que surgió fue un asentamiento informal, donde la población vivía en condiciones de gran precariedad. Carecía de la infraestructura y los servicios característicos de una ciudad romana.

La vida en Pompeya se adaptó a las circunstancias. Mientras algunas plantas superiores pudieron ser habitadas de nuevo, las plantas bajas, tradicionalmente estancias principales, fueron reconvertidas. Pasaron a funcionar como sótanos con hornos y molinos, evidenciando una actividad orientada a la subsistencia básica.

Gabriel Zuchtriegel, director del yacimiento, ha descrito este resurgimiento como algo más que una ciudad. Se trató de una aglomeración precaria y gris, una suerte de campamento que se estableció entre las aún reconocibles ruinas. Esta descripción subraya el contraste entre el esplendor pasado y la dura realidad.

La evidencia de reocupación ya se había detectado, pero a menudo no se le había dado la importancia debida. La urgencia por acceder a frescos y casas intactas llevó a que las débiles huellas de reocupación fueran eliminadas sin documentación. Esto implicó una pérdida de información de calado sobre este particular período.

La catástrofe del año 79 d.C. causó la muerte de entre el 15 y el 20 por ciento de la población, principalmente por choque térmico. Las cenizas volcánicas sepultaron la urbe, conservando de forma excepcional casas, edificios públicos, objetos e incluso personas hasta su redescubrimiento en el siglo XVI.

Actualmente, Pompeya es Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO y el segundo destino turístico más visitado de Italia, tras el Coliseo. El pasado año, el enclave recibió a cerca de 4,17 millones de visitantes. De sus aproximadamente 22 hectáreas totales, un tercio permanece aún bajo las cenizas.