Humanoides

Controlar un humanoide con la mente: por ahora, sigue siendo ciencia ficción

La promesa de Neuralink de controlar con la mente los robots de Tesla en un futuro muy cercano choca con la realidad: su primer implante humano ya registra fallos y los autómatas apenas caminan

Robot humanoide F.02
Robot humanoide F.02Figure.ai

Controlar un robot humanoide con el pensamiento, una de las grandes promesas de la neurotecnología, parece que por ahora sigue anclada en la ciencia ficción. Pese a las audaces declaraciones de altos cargos de Neuralink, la compañía de Elon Musk, la realidad impone un jarro de agua fría. Tanto la interfaz cerebral como el autómata de Tesla, dos proyectos que aspiran a converger, se enfrentan por separado a obstáculos de enorme envergadura que alejan cualquier horizonte inmediato.

De hecho, la propia tecnología de Neuralink ha mostrado sus primeras debilidades en el campo de pruebas más exigente: el cerebro humano. El primer paciente en recibir el implante, Noland Arbaugh, ha informado de una pérdida de eficacia del dispositivo a los pocos meses de la intervención, lo que supone un contratiempo técnico considerable para un sistema que aspira a ser fiable a largo plazo.

Por si fuera poco, el otro pilar de esta hipotética simbiosis, el robot Optimus, tampoco parece estar listo para una tarea de semejante complejidad. Los prototipos que se han mostrado públicamente evidencian serias limitaciones al caminar de forma estable y al interactuar con el entorno con una mínima soltura, lo que pone en duda su capacidad para ejecutar las órdenes que un cerebro pudiera transmitirle.

Una ambición desvelada en una red social

En este contexto de desafíos técnicos, el jefe de cirugía de Neuralink, Danish Hussain, sugirió a través de la red social X que la posibilidad de una simbiosis directa entre cerebro y robot podría llegar «muy pronto». La afirmación conecta dos de las iniciativas más ambiciosas del magnate, cuya visión para el futuro de Tesla es que los robots Optimus lleguen a representar el 80 % de su valor; una proyección que, según recoge el medio Futurism, choca de frente con la realidad tecnológica actual. Estas proyecciones se enmarcan en una cosmovisión más amplia, donde Elon Musk explica su visión para la Tierra, a menudo centrada en la supervivencia a largo plazo de la humanidad.

Así pues, sin detalles técnicos que la respalden, la promesa de Hussain se percibe más como una declaración de intenciones que como un plan tangible. La idea de que una mente humana guíe los movimientos de un autómata es potente y marca la dirección de la compañía, pero la ausencia de una hoja de ruta clara la mantiene, por ahora, en el terreno de las aspiraciones futuristas.