Sistema nervioso

Cuál es la relación entre tomar café y la intensidad de los sueños: estas son las principales hipótesis

Consumida por el 12 % de la población mundial, esta estimulante bebida tiene consecuencias decisivas sobre la calidad del sueño y cómo lo vivimos

Persona tomando café
Persona tomando caféLa Razón

Para mucha gente, tomar café forma parte de ese ritual antes de hacer frente a una dura jornada de trabajo. Aproximadamente, una de cada diez personas en todo el mundo toma como mínimo una taza de esta deliciosa bebida a diario. Pero por mucha energía que nos pueda ofrecer la cafeína, lo cierto es que hay gente que ha de reducir su consumo para priorizar su salud.

Curiosamente, mucha gente que deja de consumir cafeína a diario afirma que sus sueños se vuelven más fáciles de recordar y, sobre todo, más vívidos. Aunque la ciencia todavía no ha encontrado una respuesta exacta a esta incógnita, hay varias hipótesis que podrían despejar del todo este misterio.

¿Qué implica el consumo de cafeína en nuestro cerebro?

Conocida por ser un estimulante bastante efectivo, la cafeína se encarga de bloquear la adenosina, una sustancia creada por nuestro propio cerebro. Esta se encarga de hacernos sentir somnolencia, cansancio y otras sensaciones muy ligadas a la necesidad de dormir.

La ausencia o disminución del consumo de cafeína va a suponer que nuestro cuerpo recupere un ritmo de sueño normal. Esto puede parecer una obviedad, pero lo cierto es que la razón de que esto ocurra está relacionado con una mayor facilidad para alcanzar la fase REM, ese momento del sueño donde las experiencias reproducidas mientras dormimos son más intensas y realistas.

¿Y si no puedo evitar tomar café?

Si te interesa mejorar tu descanso pero no quieres renegar de la cafeína, hay otras soluciones para reducir su impacto en la calidad del sueño. Los expertos recomiendan dejar pasar al menos ocho horas entre la última dosis de cafeína y el momento de ir a dormir.

Esto no significa que la cafeína deba desaparecer por completo. Consumida con moderación, puede aportar beneficios: mejora el estado de alerta, el rendimiento cognitivo, e incluso ha sido asociada con un menor riesgo de depresión y de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson. El café, además, contiene antioxidantes y vitaminas del grupo B.