Astronomía

Cuándo acaba Mercurio retrógrado y por qué se considera que debemos protegernos

En la mitología romana, este planeta se considera el mensajero, patrono de la comunicación, el comercio y los viajes

El planeta Mercurio, fotografiado por la sonda MESSENGER.
El planeta Mercurio, fotografiado por la sonda MESSENGER.NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie

Mercurio lleva desde el 9 de noviembre 'andando hacia atrás' en el cielo, al menos en apariencia. Ese paréntesis termina el sábado 29 de noviembre de 2025 a las 18:38 horas en la España peninsular, cuando el planeta quedará estacionario y volverá a avanzar. Es la tercera retrogradación de 2025, tras las de 15 de marzo-7 de abril y 18 de julio-11 de agosto.

Que finalice no significa que Mercurio haya estado yendo marcha atrás de verdad. La astronomía explica el retroceso como una ilusión de perspectiva: Mercurio, en su órbita más rápida y más interior, 'nos adelanta' y desde aquí parece que este se mueve hacia el oeste. La NASA lo resume así y National Geographic lo ilustra con ejemplos cotidianos (como cuando un coche parece retroceder al acelerarnos).

¿Qué efectos tiene Mercurio retrógrado en el día a día?

La idea no surge de la astronomía, sino de la astrología y de un simbolismo que viene de lejos. En la mitología romana, Mercurio es el mensajero, patrono de la comunicación, el comercio y los viajes (equivalente al Hermes griego). Esa asociación cultural se trasladó a la astrología: al planeta se le atribuye regir la palabra, los contratos, la correspondencia o los desplazamientos; de ahí que sus fases de retrogradación se popularicen como tiempos de malentendidos y problemas.

Desde el lado científico, estas atribuciones no se sostienen. Más en general, los organismos científicos consideran la astrología una pseudociencia: no hay mecanismo físico plausible que conecte posiciones planetarias con imprevistos cotidianos.

¿Entonces por qué la gente sufre problemas en estas fechas?

Porque nuestra cabeza sí influye en lo que percibimos:

  • Sesgo de confirmación: Si esperas conflictos de comunicación, recordarás la discusión por WhatsApp y olvidarás los 100 mensajes que fluyeron sin drama. Es un fenómeno robusto y muy documentado en psicología cognitiva.
  • Correlaciones ilusorias: Vemos patrones donde no los hay (como asociar dos eventos frecuentes que coinciden a veces), otro sesgo clásico.
  • Efecto nocebo: Las expectativas negativas pueden generar experiencias negativas reales: más estrés, más dolor, peor rendimiento o más propensión a interpretar contratiempos como pruebas de que todo va mal.