Neurociencias

¿Déjà vu? Estos científicos estudian el fenómeno opuesto

Se trata de jamais vu y se produce cuando algo que nos es familiar, lo sentimos novedoso.

Mente
Deja vu y jamais vu se encuentran en los extremosJS/GeminiJS/Gemini

La experiencia del déjà vu, cuando creemos (erróneamente) haber experimentado una situación novedosa en el pasado, lo que nos deja con una inquietante sensación de pasado. Y la pregunta es ¿para qué sirve?

De acuerdo con un equipo de científicos, liderados por Akira O’Connor, el déjà vu es en realidad una ventana al funcionamiento de nuestro sistema de memoria. Sus estudios descubrieron que el fenómeno surge cuando la parte del cerebro que detecta la familiaridad se desincroniza con la realidad. El déjà vu es la señal que nos alerta de esta rareza: es una especie de "verificación de hechos" para el sistema de memoria.

Pero existe un fenómeno opuesto al déjà vu: el jamais vu, cuando algo que sabemos que nos resulta familiar se siente irreal o novedoso de alguna manera.

El jamais vu puede implicar mirar una cara familiar y encontrarlo repentinamente inusual o desconocido. Los músicos lo experimentan momentáneamente: se pierden en un pasaje musical muy familiar. También se produce cuando, al ir a un lugar conocido, nos desorientamos al verlo bajo una nueva mirada.

Se trata de una experiencia aún más rara que el déjà vu, y quizás incluso más inusual e inquietante. Cuando se les pide a las personas que la describan en cuestionarios sobre experiencias de la vida diaria, dan relatos como: "Al escribir en mis exámenes, escribo correctamente una palabra como 'apetito', pero la miro una y otra vez porque dudo que esté mal".

En la vida diaria, puede ser provocado por la repetición o la mirada fija, pero no tiene por qué ser así. “Afortunadamente, en la naturaleza, es poco común – explica O’Connor en un ensayo -. No sabemos mucho sobre el jamais vu. Pero supusimos que sería bastante fácil inducirlo en el laboratorio. Si simplemente le pides a alguien que repita algo una y otra vez, a menudo descubre que pierde sentido y resulta confuso”.

En esta premisa se basa un experimento liderado por el equipo de O’Connor que fue merecedor del premio iG Nobel, los Nobel de la ciencia “divertida o inesperada”. En un primer experimento, 94 estudiantes universitarios dedicaron su tiempo a escribir repetidamente la misma palabra. Lo hicieron con doce palabras diferentes, desde las más comunes, hasta las poco frecuentes.

“Pedimos a los participantes que copiaran la palabra lo más rápido posible – añade O’Connor -, pero les dijimos que podían parar y les dimos algunas razones por las que podrían parar, como sentirse raros, estar aburridos o tener dolor en la mano”.

Parar porque las cosas empezaban a sentirse extrañas fue la opción más común; alrededor del 70 % se detuvo al menos una vez por sentir algo que definimos como jamais vu. Esto solía ocurrir después de aproximadamente un minuto (33 repeticiones), y generalmente para palabras familiares.

“En un segundo experimento – añade O’Connor -, usamos solo la palabra "el", considerando que era la más común. En esta ocasión, el 55 % de las personas dejaron de escribir por razones que coincidían con nuestra definición de jamais vu (pero después de 27 repeticiones)”.

Las personas describieron sus experiencias con frases que iban desde “pierden su significado cuanto más las miras” hasta “parecía perder el control de la mano”, y el favorito de los autores: “no parece correcto, casi parece que no es realmente una palabra, pero alguien me ha engañado para que piense que sí lo es”.

En total fueron necesarios 15 años para publicar este estudio. El equipo de O’Connor señala que les llevó tanto tiempo porque “no éramos tan inteligentes como creíamos. Nuestra contribución única reside en la idea de que las transformaciones y pérdidas de significado en la repetición van acompañadas de una sensación particular: jamais vu".

Este tipo de procesamiento nos ayudaría a “desconectar” del procesamiento automatizado. Nuestros sistemas cognitivos deben mantenerse flexibles, permitiéndonos dirigir nuestra atención hacia donde sea necesaria en lugar de perdernos en tareas repetitivas durante demasiado tiempo.

“Apenas estamos empezando a comprender el jamais vu – concluye O’Connor -. La principal explicación científica es la de la saciedad: la sobrecarga de una representación hasta que pierde sentido”.