Ecología
Descubren la clave para convertir el plástico en alimento para bacterias
Un nuevo estudio ha descifrado el mecanismo por el que las Comamonas digieren los plásticos
Dicen que comemos el equivalente a una tarjeta de crédito cada semana y, si bien no es cierto, nos conciencia sobre un problema que sí es real. La crisis del plástico es doble, por un lado, estamos produciendo residuos a un ritmo muy superior al que se pueden degradar y, por otro, parece que estamos ingiriendo pequeños fragmentos de estas sustancias. Sus efectos en la salud todavía no están del todo claros en humanos, pero sabemos que afectan a otras formas de vida. El plástico fue uno de los avances más importantes de nuestra historia: un material fácil de producir, barato y tremendamente resistente, pero sus cualidades fueron tan excepcionales que el don se convirtió en maldición, y aquí estamos, sin saber cómo parar de plastificar el mundo.
Por suerte, investigadores de todo el mundo están abordando la crisis del plástico por diversos frentes. Algunos buscan plásticos biodegradables que no pierdan sus propiedades mecánicas. Otros estudian formas de degradarlos para eliminarlos del medio ambiente. Otros, en cambio, han decidido buscar una solución en la propia naturaleza, y estudian microorganismos en busca de uno que logre alimentarse del plástico, para limpiar con él los mares y los ríos. Eso es, precisamente, lo que han intentado desde la Universidad de Nortwestern en una investigación que ha publicado hoy el Journal of Environmental Science & Technology.
La bacteria "comeplástico"
En realidad, hace tiempo que conocemos microorganismos con la habilidad de digerir plásticos, pero hasta esta investigación no teníamos del todo claro de qué forma algunas de ellas lograban convertir estos materiales en alimentos. Porque, en realidad, conocemos incluso microorganismos que se alimentan de metales, así que la novedad no es el dato, sino el mecanismo que hay tras él. En primer lugar, los investigadores tomaron como objeto de su experimento una bacteria muy frecuente en ríos urbanos y aguas residuales, la Comamonas testosteri, un microorganismo capaz de digerir el PET, un material que compone el 12% de los plásticos y un 50% de los microplásticos encontrados en aguas residuales.
Así pues, el primer paso fue aislar a las susodichas bacterias de las aguas residuales en las que prosperaban. Tras cultivarlas sobre películas y bolitas de PET, utilizaron microscopios de alta resolución para observar los cambios que se habían producido en la superficie del plástico. Así es como pudieron confirmar que el PET se había fragmentado en diminutos nanoplásticos más… digeribles. A continuación, examinaron el agua de las muestras para encontrar en ellas esos nanoplásticos desprendidos del PET. El siguiente paso consistió en mirar el interior de las bacterias en busca de las herramientas bioquímicas que las bacterias habían empleado para degradar el PET y eso ya fue algo más complejo.
La verdadera enzima maravillosa
Para identificar las herramientas, los investigadores repasaron la totalidad de enzimas que expresaban estas bacterias en busca de una que pudiera cortar el plástico y transformar sus polímeros en monómeros, esto es: separar un collar en sus cuentas independientes. De hecho, más allá de la suposición teórica, los expertos llevaron su hipótesis a la práctica. Editaron genéticamente a unas Comamonas testosteri para que no pudieran producir la enzima en cuestión y las situaron sobre algunas muestras de PET. Las bacterias modificadas fueron incapaces de digerir el plástico.
En cualquier caso, el resultado de esta digestión enzimática de los polímeros del PET son unos anillos de carbono: átomos de ese elemento unidos unos a otros formando un círculo. Eso es lo que las Comamonas testosteri acaba utilizando como alimento. "Hemos demostrado por primera vez, que una bacteria de aguas residuales puede tomar un material plástico, deteriorarlo, fragmentarlo, descomponerlo y utilizarlo como fuente de carbono". Declaró la investigadora Ludmilla Aristilde, que lideró el estudio. "Es asombroso que esta bacteria pueda realizar todo ese proceso... Esto podría optimizarse y aprovecharse para ayudar a eliminar plásticos en el medio ambiente", añadió.
Las bacterias “comeplásticos” no salvarán el mundo, eso está claro, pero con suerte nos ayudarán a plantarles cara y que, poco a poco, los microplásticos abandonen nuestras aguas.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Ya conocíamos bacterias capaces de digerir plásticos, por lo que ese detalle, aunque sorprendente, está muy lejos de ser extraordinario.
REFERENCIAS (MLA):
- "Mechanisms of Polyethylene Terephthalate Pellet Fragmentation into Nanoplastics and Assimilable Carbons by Wastewater Comamonas." Environmental Science & Technology, 3 Oct. 2024. Experimental study, focusing on cells.
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