Evolución

Descubren una nueva especie de ancestro humano

“Esta nueva investigación demuestra que la imagen que muchos tenemos de un simio, un neandertal y un humano moderno es errónea: la evolución no funciona así”, señala el estudio.

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La clave se encuentra en 13 dientes hallados en en lugarBrian Villmoare: University of Nevada Las VegasBrian Villmoare: University of Nevada Las Vegas

Parecería que todo estuviera ordenado en la evolución. Y, a medida que afinamos la puntería genealógica y nos centramos en el género Homo, debería ser más fácil. Por suerte, para la ciencia y la curiosidad, no lo es. Un equipo internacional de científicos ha descubierto nuevos fósiles en un yacimiento de campo en África que indican que el Australopithecus y los especímenes más antiguos de Homo coexistieron en el mismo lugar de África al mismo tiempo, entre 2,6 y 2,8 millones de años atrás.

Los responsables del hallazgo, publicado en Nature, descubrieron una nueva especie de Australopithecus que nunca se había encontrado en ningún otro lugar. El Proyecto de Investigación Ledi-Geraru, dirigido por científicos de la Universidad Estatal de Arizona, ha revelado el miembro más antiguo del género Homo y las herramientas de piedra olduvayenses más antiguas del planeta.

Los autores, liderados por Kaye Reed, afirman que concluyó que los dientes de Australopithecus Ledi-Geraru pertenecen a una nueva especie, en lugar de pertenecer a Australopithecus afarensis (la famosa "Lucy"), lo que confirma que aún no hay evidencia de la especie de Lucy con una antigüedad inferior a 2,95 millones de años.

“Esta nueva investigación demuestra que la imagen que muchos tenemos de un simio, un neandertal y un humano moderno es errónea: la evolución no funciona así – explica Reed en un comunicado -. Aquí tenemos dos especies de homínidos que coexisten. Y la evolución humana no es lineal, es como un árbol frondoso; hay formas de vida que se extinguen”.

En total, el relato de esta evolución humana se basa en dientes. Y en 13 para ser exactos. Si bien el yacimiento ya era famoso (en 2013 aquí se descubrióla mandíbula del espécimen de Homo más antiguo jamás encontrado, con 2,8 millones de años de antigüedad), los dientes encontrados en el yacimiento muestran una nueva versión.

“Los nuevos hallazgos de dientes de Homo en sedimentos de entre 2,6 y 2,8 millones de años, reportados en este artículo, confirman la antigüedad de nuestro linaje – añade Brian Villmoare, coautor del estudio -. Sabemos cómo eran los dientes y la mandíbula del Homo más antiguo, pero eso es todo. Esto enfatiza la importancia crucial de encontrar fósiles adicionales para comprender las diferencias entre Australopithecus y Homo, y posiblemente cómo pudieron superponerse en el registro fósil en el mismo lugar”.

El equipo aún no puede identificar la especie basándose únicamente en los dientes; se necesitan más fósiles antes de que eso suceda. Lo que sí pueden hacer es datarlos, sin siquiera tocarlos, gracias a los volcanes. En aquellos tiempos, en la región, había una gran cantidad de volcanes y actividad tectónica, y cuando estos volcanes expulsaban cenizas, estas contenían cristales llamados feldespatos que permiten a los científicos ubicarlas en el tiempo.

“Podemos datar las erupciones que ocurrían en el paisaje cuando se depositaron – explica Christopher Campisano, coautor del estudio -. Y sabemos que estos fósiles están intercalados entre esas erupciones, por lo que podemos datar unidades por encima y por debajo de ellos. Estamos datando la ceniza volcánica de las erupciones que ocurrían mientras afectaban al paisaje”.

Encontrar fósiles y datar el paisaje no solo ayuda a los científicos a comprender las especies, sino que también les permite recrear el entorno de hace millones de años. Las actuales tierras baldías falladas de Ledi-Geraru, donde se encontraron los fósiles, contrastan marcadamente con el paisaje que estos homínidos recorrieron hace entre 2,6 y 2,8 millones de años. En aquel entonces, los ríos migraban a través de un paisaje con vegetación hacia lagos poco profundos que se expandían y contraían con el tiempo.

“Era un período crítico para la evolución humana, como demuestra este nuevo estudio – afirma Ramon Arrowsmith, parte del equipo de autores -. La geología nos proporciona la edad y las características de los depósitos sedimentarios que contienen los fósiles. Es esencial para el control de la edad”.

Actualmente, se está examinando el esmalte dental para averiguar qué comían estas especies y quizás responder algunas de las incógnitas. ¿Comían lo mismo los primeros Homo y esta especie no identificada de Australopithecus? ¿Peleaban por los recursos o los compartían? ¿Se cruzaban a diario? ¿Quiénes fueron los ancestros de estas especies?

“Siempre que se hace un descubrimiento emocionante, si eres paleontólogo, sabes que necesitas más información – concluye Reed -. Necesitas más fósiles. Por eso es un campo importante para capacitar a la gente y para que salgan a buscar sus propios yacimientos y lugares que aún no hemos encontrado fósiles. Los futuros hallazgos nos ayudarán a contar la historia de lo que les sucedió a nuestros antepasados hace mucho tiempo”.