Cambio Climático
Descubren el origen del extraño seísmo de 2023 que duró 9 días y oscilaba cada 90 segundos
El terremoto estuvo causado por un desprendimiento de roca y hielo en una montaña de Groenlandia cuya base se vio afectada por el cambio climático
Hay una larga lista de preocupaciones relacionadas con el cambio climático: los éxodos masivos de población de la costa al interior, la pérdida de cultivos y el hambre, la expansión de las enfermedades tropicales, incluso la muerte por fallos renales y cardiacos… Sin embargo, hay una consecuencia que solemos pasar por alto: los seísmos. Porque si bien el cambio climático no afecta a las placas tectónicas ni aumenta el vulcanismo, sí puede producir seísmos a través de mecanismos más indirectos. De hecho, un grupo de investigadores del University College de Londres y de la Universidad de California - San Diego acaba de publicar en Science un estudio que relaciona el cambio climático con el seísmo de 9 días que ocurrió en 2023 y con su correspondiente mega-tsunami de 110 metros.
La investigación ha requerido de un trabajo detectivesco, partiendo de la extraña señal sísmica de 9 días y comprobando si la posible causa era suficiente para provocar tal sacudida. Y es que, cuando se registró el seísmo en septiembre de 2023, los científicos estaban desconcertados. Las ondas parecían extrañamente lentas, oscilando cada minuto y medio (mucho menos que en un terremoto normal). Aunque, lógicamente, lo más extraño es que perduraran tanto en el tiempo. Nadie notó el seísmo en sus propias carnes, pero los sismógrafos de todo el mundo fueron capaces de captar la vibración, desde el Ártico a la Antártida.
Noticias de Groenlandia
Hacían falta más datos para acotar un poco la búsqueda de posibles causas. Así que, cuando los investigadores se enteraron de que, el 16 de septiembre, un poco antes de que se detectaran las extrañas vibraciones, colapsó una montaña de 1200 metros de altura en el Fiordo Dickson, en Groenlandia Oriental. El cambio climático había derretido buena parte del glaciar que había a sus pies, afectando a su base y propiciando su desmoronamiento. ¿Podría ser esa la causa? El deslizamiento de tierra era considerable, unos 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo, cantidad suficiente para llenar con ella 10.000 piscinas olímpicas. Para hacernos una idea, si en las olimpiadas de París había 24 piscinas y los juegos tienen lugar cada 4 años, podríamos llenar las piscinas de todas las olimpiadas de los próximos 1667 años.
La caída de tanta roca y hielo al agua produjo una salpicadura de 200 metros de altura y las olas de un mega-tsunami que comenzó midiendo 110 metros y que, en pocos minutos, se redujo hasta los 7. Cuando esas olas llegaron a la isla Ella “solo” medían 4 metros, pero fueron suficientes para dañar una base de investigación, destruir sitios reconocidos como patrimonio cultural y sumar pérdidas en infraestructuras por valor de 200.000 dólares. Por suerte no se perdió ninguna vida. Fue un evento relevante, sin duda, pero el planeta es enorme y en él están ocurriendo cosas todo el tiempo. Podría ser una simple coincidencia y que, en realidad, el deslizamiento de tierra y el seísmo fueran cosas independientes. Así pues, los investigadores se dispusieron a desentrañar la posible relación entre ambos sucesos. Para ello, nutrieron su equipo hasta reunir a 68 científicos de 40 instituciones y 15 países.
Una simulación
Como si fueran detectives, los investigadores decidieron reconstruir los hechos y, así, ver si tenía sentido teórico que un desplazamiento de tierra de esas características pudiera causar un temblor de tierra como el que habían percibido. Para ello crearon un modelo informático teniendo en cuenta los conocimientos de física, dinámica de fluidos y geología más punteros relacionados con estos eventos. Teniendo en cuenta la distancia del deslizamiento (70 km), la longitud del fiordo afectado (10 km), los registros sísmicos y las imágenes por satélite antes y después del desplazamiento, los expertos pudieron deducir la cantidad de materia que se había desprendido, la velocidad a la que había entrado en el agua e incluso el ángulo.
El resultado fue, precisamente, un tsunami de altura similar al registrado, así como la formación de una onda estacionaria llamada seiche que, en este caso, tenía características similares a las que habían registrado los sismógrafos, oscilando cada 90 o 92 segundos y con una duración prolongada. De hecho, la duración de la simulación fue todo un reto, ya que normalmente los modelos computacionales que simulan tsunamis no necesitan recrear periodos de tiempo tan largos y, cuanto más dure, más complejo es de simular. Este estudio, por lo tanto, estrecha la posible relación entre el cambio climático, temblores de tierra y tsunamis, sumando una preocupación más a las muchas que ya se derivan de la crisis climática.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Que pueda existir relación entre algunos tipos de temblores de tierra y los desprendimientos causados por la fusión de los casquetes polares no significa que el cambio climático esté relacionado con los enjambres de terremotos que suelen llegar a los titulares. Esos se deben al movimiento de las placas tectónicas y, a priori, no hay motivos ni pruebas que vinculen su origen o su frecuencia con el cambio climático.
REFERENCIAS (MLA):
- "A Rockslide-Generated Tsunami in a Greenland Fjord Rang the Earth for 9 Days." Science, 12 Sept. 2024, doi:10.1126/science.adm9247.
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