Espacio
Descubren un túnel excavado en la Luna donde podríamos vivir
El túnel es un tubo de lava abierto por la antigua actividad volcánica de nuestro satélite y podría protegernos del hostil entorno lunar
En 1877, Giovanni Schiaparelli estudió la superficie de Marte a través de su telescopio y, por primera vez en la historia de la humanidad, pudo ver surcos en su superficie. El mundo entero se hizo eco de aquello, los periódicos anglófonos hablaban de “channels”, canales artificiales, construidos por alguien. Todos imaginaron laboriosos hombrecillos verdes trajinando el rojo regolito marciano, pero en realidad era una mala traducción del italiano “canali”. Schiaparelli no vio indicios de ingeniería, sino el resultado de la erosión del agua, canales como pueden ser los que deja la lluvia al deslizarse por una colina, el resultado de escorrentías en un Marte pretérito y todavía húmedo. Pues bien, más de 150 años después podríamos caer en el mismo error con la Luna.
Un grupo de investigadores italianos ha descubierto un túnel en la Luna, y predicen que habrá otros con casi total seguridad. El descubrimiento se presta a fantasear con obras de ingeniería civil selenitas. De hecho, el titular de este artículo juega un poco con esta idea, pero inmediatamente, en el subtitular aclaramos todo. Porque efectivamente, esto se debe a la ambigüedad de las palabras, sobre todo, al ser traducidas. Los italianos hablan de un “tunnel”, porque se refieren a un “tunnel di lava”, lo que aquí solemos llamar “tubo de lava”. Y no es que “túnel de lava” esté mal dicho, de hecho, se dice con frecuencia, pero es puede dar lugar a cierta confusión. Lo que estos investigadores han descubierto es el resultado de la antigua actividad volcánica de la Luna y, lo que es igual de interesante: un posible lugar donde refugiarnos.
El pasado de la Luna
Nuestro satélite no siempre ha sido una roca fría y gris. En el pasado era parte de nosotros. Las hipótesis más apoyadas sugieren que pudo haber surgido como resultado del choque de un planeta llamado Tea con nosotros. Tea tenía apenas el tamaño de Marte, pero fue suficiente para proyectar buena parte de la Tierra al espacio y que, poco a poco, parte de ese material se agregara formando un satélite. Poco a poco, la Luna se fue enfriando y, aunque aquí divergen más las hipótesis, tenemos más o menos claro que, durante algún tiempo, tuvo actividad volcánica. De hecho, aunque sus cráteres son producto del choque de meteoros, sabemos que todavía hay cierta actividad volcánica bajo la superficie. En 2012 detectaron terremotos lunares o, como a algunos les gusta llamar: lunamotos. Estos ocurren a unos 600 o 1000 kilómetros de profundidad, una cifra realmente seria teniendo en cuenta que la Luna tiene un radio de 1737 kilómetros. En la Tierra, que tiene 6370 kilómetros de radio, ocurren a apenas 70 o 300 kilómetros y, mientras nuestro planeta sufre entre 12.000 y 14.000 terremotos anuales, la Luna solo experimenta 3.000. Todo ello significa que, si bien todavía no está muerta, está geológicamente agonizante. Cada vez queda menos magma fundido en su interior.
Tubos de lava
Así pues, era de esperar que la Luna hubiera pasado por momentos geológicamente más activos que, tal vez, hubieran dado lugar a volcanes y tubos de lava emergiendo hacia su superficie. El descubrimiento es una prueba más de ello, el primer túnel en el subsuelo lunar. "Estas cuevas han sido teorizadas durante más de 50 años, pero es la primera vez que hemos demostrado su existencia", explica Lorenzo Bruzzone, profesor de la Universidad de Trento.
El artículo ha sido publicado en Nature Astronomy y, en realidad, se basa en datos recogidos en hace 14 años, pero que acaban de ser reanalizados mediante tecnología puntera. ¿Cómo se logró esta demostración? Bruzzone explica que: "En 2010, como parte de la misión en curso LRO de la NASA, el instrumento Miniature Radio-Frequency (Mini-RF) adquirió datos que incluían un pozo en Mare Tranquilitatis. Años después, hemos reanalizado estos datos con técnicas complejas de procesamiento de señales que hemos desarrollado recientemente, y hemos descubierto reflexiones de radar desde el área del pozo que se explican mejor por un conducto de cueva subterránea”.
La explicación más probable para esta formación es que se trate de un conducto abierto por la lava y que se pudo vaciar antes de solidificarse. Y, como decíamos, más allá del conocimiento básico que podamos extraer de esta investigación, el descubrimiento de esta estructura nos ofrece un atractivo lugar donde, tal vez, montar bases lunares. A fin de cuentas, la Luna es un territorio hostil, con temperaturas que varían entre los 127°C y los -173°C. En su superficie, la radiación cósmica y solar es 150 veces más poderosa en la Tierra y existe una amenaza constante de impacto de meteoritos. Peligros que podrían reducirse al construir la base bajo tierra o, lo que es más fácil, aprovechando una cavidad natural que nos parapete del inhóspito entorno selenita.
QUE NO TE LA CUELEN:
- No hay ningún motivo para pensar que estas formaciones geológicas sean de origen artificial. Los tubos de lava también existen en nuestro planeta y sabemos bien cómo se forman. El valor de este descubrimiento no tiene nada que ver con la búsqueda de civilizaciones alienígenas, sino con el conocimiento del pasado de nuestro sistema solar, la historia geológica de la Luna y la posibilidad de aprovechar su orografía para asentarnos en ella.
REFERENCIAS (MLA):
- "Radar Evidence of an Accessible Cave Conduit below the Mare Tranquillitatis Pit." Nature Astronomy, doi:10.1038/s41550-024-02302-y. Accessed 15 July 2024.
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