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Los dos españoles con más opciones de ganar el Nobel esta semana

Las apuestas por los Nobel ya han empezado y estos son los favoritos

Pablo Jarillo-Herrero (izquierda) y Juan Ignacio Cirac Sasturain (derecha). Fotografías respectivamente tomadas por Bryce Vickmark (MIT) y DiCYT
Pablo Jarillo-Herrero (izquierda) y Juan Ignacio Cirac Sasturain (derecha). Fotografías respectivamente tomadas por Bryce Vickmark (MIT) y DiCYTBryce Vickmark (MIT) y DiCYTAgencia Sinc

Hace ya 36 años desde que España ganó su último Premio Nobel y fue el de Literatura. Camilo José Cela se sumó en 1989 a la corta lista de españoles galardonados con la medalla sueca y, si nos centramos solo en las categorías científicas la lista se vuelve mucho más breve. Si nos limitamos a los galardones de Medicina, Química y Física, el último ganador español sería Severo Ochoa en 1959, hace 66 años. Y, a riesgo de amargar el párrafo un poquito más, cuando lo ganó tenía nacionalidad estadounidense. Si somos estrictos, el último científico nacionalizado en España al ganar un Nobel fue Santiago Ramón y Cajal, hace 119 años. Es más, el bueno de Santiago no solo ostenta el honor de ser el último, sino el primero y, por lo tanto, el único.

El histórico no nos deja muy bien parados como país y, sin embargo, no se debe tanto a la calidad de nuestras investigaciones como a otras cuestiones “demográficas” que ya han sido ampliamente criticadas en estos y en otros grandes premios científicos. Las estadísticas indican que España publica el 30% de sus investigaciones entre el 10% de revistas científicas de mayor impacto. Un porcentaje excepcional y muy superior al de la mayoría de los países. Es más, estos resultados los conseguimos a pesar de que la inversión en sus universidades es un 20% menor que la media de la OCDE y hasta cuatro veces menos que las instituciones en el Top 150 mundial.

Por otro lado, algunos estudios han echado cuentas, exponiendo que la sobrerrepresentación de hombres blancos de clase acomodada y, en especial, discípulos de otros premiados con el Nobel, no se puede explicar solo por la calidad de los estudios o la falta de otros perfiles en la investigación. Sin embargo, tenemos las esperanzas puestas en dos nombres nacionales que, con algo de suerte, podrían obtener un Nobel de ciencias esta semana:Pablo Jarillo-Herrero e Juan Ignacio Cirac Sasturain.

El día clave

Aunque siempre puede haber sorpresas, estos son los únicos científicos españoles que aparecen en algunas de las principales quinielas y, de hecho, llevan en ellas varios años. No obstante, ambos son relativamente jóvenes (espero perdonen esa “relativamente” si alguno termina leyendo estas líneas). Y, aunque sus investigaciones son punta de lanza, todavía no han desplegado todo su potencial. Parece razonable, por lo tanto, quepor muy “novelables” que sean, el comité prefiera hacerles esperar algunos años más. Sea como fuere, nos jugamos todo a un día: el martes, pues ambos trabajos caerían dentro de los límites de la misma categoría. Eso significa que, quien lo gane, se convertiría en el primer científico español en ganar un Nobel de Física.

Si el martes no suenan sus nombres, la esperanza quedará automáticamente emplazada a 2026. Será una experiencia diferente a la de hace algunos años, cuando aguardábamos que premiaran a Francisco Mojica por su aporte fundacional a las tecnologías de edición genética CRISPR-Cas9. Por aquel entonces, cuando no le escuchábamos entre los premiados con el Nobel de Fisiología o Medicina, nos manteníamos en vilo un par de días más, con la esperanza de oirlo en el de Química. Por desgracia, no pudo ser y, hace cinco años, el galardón se repartió ex aequo entre Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna.

Juan Ignacio Cirac Sasturain

Si buscamos ser sintéticos, podríamos decir que sus contribuciones son: las trampas de iones y el ángulo mágico. Si, en cambio, buscamos claridad, tendremos que hacer algunas concesiones. Las investigaciones de Cirac han tenido que ver con la computación cuántica. Ordenadores que en lugar de ceros y unos aprovechan las extrañas propiedades de los objetos más pequeños de la naturaleza para hacer más eficientes algunas operaciones y permitir calcular en un tiempo razonable lo que, para los ordenadores clásicos, habría llevado (tal vez) más tiempo del que lleva existiendo el universo.

Pero, para ser más específicos: las trampas de iones serían la estructura “equivalente” a los transistores en los ordenadores clásicos. Salvando las enormes distancias, podríamos decir que, cuando los transistores dejan pasar electricidad a través de ellos están “almacenando” un 1 y, cuando impiden el paso de corriente, representan un 0. Las trampas de iones permiten almacenar átomos cargados eléctricamente (iones) que representarían el equivalente a los ceros y unos de estos ordenadores. Una contribución clave en el desarrollo de un campo que está naciendo y que, sin duda, promete revolucionar las aplicaciones más académicas e industriales de la computación, así como las tecnologías de cifrado a las que confiamos la seguridad de nuestros datos y cuentas bancarias.

Pablo Jarillo-Herrero

Jarillo, por su lado, también ha explorado las aplicaciones de la física cuántica a la tecnología, pero centrándose en los superconductores: materiales que pueden conducir la electricidad sin perder energía por el camino en forma de calor. Esta eficiencia sin precedentes podría ayudarnos a diseñar dispositivos electrónicos más eficientes, compactos y, sobre todo, más rápidos que los actuales. Características que permitirán escalar su potencia de computación y diseñar sensores diminutos aplicables, por ejemplo, a la medicina.

Ahora bien, hay diferentes formas de obtener materiales superconductores y la tecnología que estudia Jarillo se conoce como “twistrónica”. Para obtenerla, emplea láminas láminas de grafeno, un material extremadamente delgado (con un solo átomo de grosor) compuesto por carbono perfectamente ordenados formando celdas hexagonales, similar a las de un panal de abejas. Aparte de las excepcionales propiedades que presentan las láminas de grafeno por separado, Jarillo descubrió que, si superpones dos y rotas una ligeramente (en un ángulo de tan solo 1,1 grados), el conjunto se comporta como un superconductor. Sin embargo, para que emerjan esta propiedad tan interesante, el grafeno ha de enfriarse (por ahora) a temperaturas muy cercanas al cero absoluto, dificultando su aplicación tecnológica.

Las contribuciones de Jarillo y de Cirac ya cosechan éxitos y prometen modelar buena parte del mundo en el que viviremos dentro de 20 o 30 años. Que reciban el Nobel esta semana no dependerá tanto de la calidad de sus trabajos, sino de otras cuestiones menos “meritocráticas” más injustas e inseparables de cualquier premio que pretenda toda una generación de mentes brillantes a un puñado de nombres.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque sus nombres aparecen en algunas predicciones a los Nobel, no son los científicos más nombrados. Si tuviéramos que apostar, por desgracia, los nombres que daríamos serían menos nacionales. Por ejemplo, la web Clarivate, conocida por sus predicciones (y su éxito), subraya a los siguientes como sus preferidos: Chen Ning Yang (Medicina), Ingrid Daubechies (Física) y Jean-Marie Tarascon (Química).

REFERENCIAS (MLA):

  • Jarillo-Herrero, Pablo, et al. "Observation of the 'Magic Angle' in Twisted Bilayer Graphene." Nature, vol. 556, no. 7699, 2018, pp. 43–50. PubMed, doi:10.1038/nature26160.
  • Clarivate. "Pablo Jarillo-Herrero Named 2024 Clarivate Citation Laureate." Clarivate, 19 Sept. 2024, clarivate.com/citation-laureates-2024/winners/.
  • Cirac, Ignacio, and Peter Zoller. "Quantum Computations with Cold Trapped Ions." Physical Review Letters, vol. 74, no. 20, 1995, pp. 4091–4094. APS, doi:10.1103/PhysRevLett.74.4091.
  • Clarivate. "Clarivate Reveals Citation Laureates 2024." Clarivate, 19 Sept. 2024, clarivate.com/news/clarivate-reveals-citation-laureates-2024/.