
Astrofísica
La ESA publica el sonido del campo magnético de la Tierra al invertirse
Ha sido posible gracias a los datos de la misión Swarm, de la Agencia Espacial Europea.

Sin duda se trata de una de las razones por las cuales nuestro planeta es habitable: nos protege de la radiación extrema del espacio. ¿Su nombre? Campo magnético terrestre. Generado por los metales líquidos que se mueven en el núcleo de nuestro planeta, el campo magnético de la Tierra se extiende desde decenas a cientos de miles de kilómetros en el espacio, protegiéndonos al desviar las partículas solares.
Pero, a medida que el hierro y el níquel del interior de nuestro planeta se desplazan, también lo hace el campo magnético de la Tierra, lo que significa que los polos (el norte y el sur) también están en constante movimiento. Recientemente, la posición del polo norte magnético cambió oficialmente, a medida que continúa su desplazamiento desde Canadá hacia Siberia.
En su orientación actual, las líneas del campo magnético forman bucles cerrados que se dirigen de sur a norte sobre la superficie del planeta y luego de norte a sur en su interior. Así, cada miles de años, el campo magnético invierte su polaridad aleatoriamente.
El último cataclismo de este tipo ocurrió hace unos 41.000 años, dejando una huella en los flujos de lava de Laschamps, en Francia. A medida que el campo se debilitó a tan solo el 5 % de su intensidad actual, el proceso de inversión permitió que un excedente de rayos cósmicos pasara a la atmósfera terrestre.
El hielo y los sedimentos marinos conservan las huellas de este bombardeo solar con niveles de isótopos de berilio-10 que se duplicaron durante el “evento de Laschamps”, según un estudio. Ahora podemos experimentar esta épica transformación gracias a la información recopilada por la misión del satélite Swarm de la Agencia Espacial Europea.
Desde 2013, la constelación Swarm de la ESA ha estado midiendo señales magnéticas del núcleo, el manto, la corteza, los océanos, la ionosfera y la magnetosfera de la Tierra para que podamos comprender mejor el campo geomagnético de nuestro planeta y predecir sus fluctuaciones.
Combinando los datos satelitales con la evidencia de los movimientos de las líneas del campo magnético terrestre, los geocientíficos cartografiaron el evento de Laschamps y lo representaron mediante ruidos naturales como el crujido de la madera y el choque de rocas.
“Comprender estos eventos extremos es importante para saber qué ocurrirá en el futuro, las predicciones del clima espacial y la evaluación de sus efectos sobre el medio ambiente y el sistema terrestre”, explica Sanja Panovska, geofísica del Centro Alemán de Investigación en Geociencias y una de las responsables de la creación de este sonido “intraterrestre”.
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