Mascotas
Esto es lo que tienes que hacer para saber si tienes un vínculo con tu perro
La mayoría de los animales sólo pueden reflejar los sentimientos de miembros de su especie, pero los perros son empáticos con nuestros sentimientos, según un estudio
Llevamos conviviendo con ellos miles de años y a lo largo de este tiempo su conducta ha evolucionado. Y mucho. Por ejemplo, la capacidad de los perros para sentir nuestro dolor puede ser innata, sugiere un estudio publicado en Animal Behaviour que comparó las respuestas de perros y cerdos al sonido de los humanos llorando y tarareando.
Los humanos prestan atención a cómo se sienten los animales en sus vidas, y parece que esta atención es recíproca. Los autores del estudio, liderados por Paula Pérez Fraga, ya habían descubierto que los caballos se detienen y escuchan durante más tiempo los gruñidos humanos que las risas y que los cerdos responden con más fuerza a los sonidos de las personas que los jabalíes.
Pero los estudios que prueban si los animales simplemente están reaccionando a extraños sonidos humanos, o si son capaces de un verdadero contagio emocional (la capacidad de interpretar y reflejar los estados emocionales de las personas) son escasos. La mayoría de los animales solo pueden reflejar con precisión los sentimientos de otros miembros de su especie. Pero los estudios han demostrado que los perros sí pueden reflejar y (hasta cierto grado) comprender las emociones de las personas que los rodean.
Una pregunta es si este contagio emocional tiene sus raíces en “señales vocales universales de emoción” que pueden ser entendidas por todos los animales domesticados, o si es específico de animales de compañía como los perros. Para probar esto, el equipo de Pérez Fraga comparó la respuesta al estrés de perros y cerdos con los sonidos humanos.
Al igual que los perros, los cerdos domésticos son animales sociales que desde pequeños se crían rodeados de personas. Pero a diferencia de los perros, los cerdos se han mantenido como ganado durante la mayor parte de su historia con los humanos. Entonces, si el contagio emocional se puede aprender simplemente a través de la proximidad a las personas, los cerdos domésticos deberían responder de manera similar a los perros.
El equipo reclutó a dueños de perros o cerdos de todo el mundo para filmarse a sí mismos en una habitación con sus mascotas mientras reproducían sonidos grabados de llanto o tarareos. Luego contaron la cantidad de comportamientos estresantes, como lloriqueos y bostezos en los perros, y movimientos rápidos de las orejas en los cerdos, exhibidos durante el experimento.
Como era de esperar, los perros eran “muy, muy buenos para captar el contenido emocional de nuestras vocalizaciones”, señala Pérez Fraga, investigadora del comportamiento animal de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest. Los perros se estresaron cuando escucharon llorar, pero no mostraron una respuesta emocional ante el tarareo. Sin embargo, aunque los cerdos experimentaron algo de estrés cuando se los expuso al llanto, su comportamiento sugirió que, para ellos, escuchar un tarareo era mucho más estresante.
Esto podría tener que ver con que los cerdos no interpretan el llanto como una emoción negativa, según afirma Natalia Albuquerque, etóloga cognitiva de la Universidad de São Paulo, Brasil. Sin embargo, tararear puede ser “muy extraño” para los cerdos, que “no saben cómo procesarlo”. Los hallazgos sugieren que, en comparación con el ganado, los animales de compañía podrían tener un contagio emocional más fuerte con los humanos, pero se necesita más información.
“No decimos que los cerdos no puedan contagiarse emocionalmente – concluye Pérez Fraga -. La historia trata realmente de lo buenos que son los perros, no de lo malos que son los cerdos en cuanto a empatía”.
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