Espacio

Estrellas zombis: un cadáver estelar muestra signos de vida

El estudio de fenómenos como éste nos ayudaría a entender mejor el comportamiento de las estrellas durante todas sus fases

Recreación artística de una supernova
Recreación artística de una supernovaPlacidplacePixabay

Hay cosas que solo son bellas si las vemos desde la distancia. Un claro ejemplo es el espacio exterior. Tras la barrera gaseosa que forma la atmósfera del planeta Tierra y la seguridad que nos brinda el sistema solar en el que nos encontramos, las explosiones y muertes de los astros no dan tanto miedo.

Como cabe imaginar, este lienzo de puntitos brillantes que decoran el firmamento no es algo eterno. Las estrellas, igual que el resto de los elementos que conforman el universo, nacen y mueren constantemente. Aunque se encuentran a tanta distancia que muchas de ellas, pese a haberse apagado cientos de años atrás, siguen iluminándonos.

Sin embargo, aun cuando el proceso de formación y muerte de una estrella está bastante estudiado, quedan algunos fenómenos que se nos escapan.

Este es el caso de las extrañas explosiones cósmicas conocidas como “Luminous fast blue optical transient” o LFBOTs, las cuales se han asignado en numerosas ocasiones al colapso de una estrella moribunda con una de neutrones o con un agujero negro. Su resplandor atípico y de corta duración las ha convertido en un misterio para los astrónomos. Es por ello que, cuando uno de esos fogonazos espaciales es detectado, no apartan ni los ojos ni los telescopios de esas regiones, a la espera de comprender mejor qué es lo que está ocurriendo ahí.

Gracias a ello, esta semana han publicado en la revista Nature lo que parece la vuelta a la vida de una estrella extinta. Un hecho sin precedentes que podría reescribir la concepción que tenemos sobre el ciclo de algunos tipos de estrellas.

El misterio cósmico

No son pocos los fenómenos que ocurren constantemente en el espacio, sobre todo aquellos que desprenden grandes cantidades de energía.

Muchos de ellos no son visibles para el ojo humano, debido a que la radiación que emiten se encuentra fuera del espectro de la luz visible. Aún así, eso no los hace indetectables, pudiendo ser analizados con otro tipo de técnicas.

Sin embargo, los LFBOTs pueden ser observadas fácilmente, ya que son fenómenos que desprenden gran cantidad de luz visible. Su resplandor supera incluso al de una supernova, un tipo de explosión estelar que ocurre en las últimas etapas de la vida de algunos astros, y que puede llegar a transformarlos en una estrella de neutrones o en un agujero negro.

Aunque ambos sucesos podrían estar estrechamente relacionados, son fácilmente distinguibles. En el caso de los LFBOTs el brillo azulado que desprenden es similar al flash de una cámara: intenso y de corta duración. Por el contrario, en el caso de una supernova, la luz resultante de la explosión puede durar incluso meses.  

Estos fogonazos de luz fueron descubiertos en 2018 con el primer avistamiento de una ráfaga denominada “vaca”. Al tratarse de un fenómeno tan fugaz, los astrónomos han de ser capaces abarcar grandes extensiones de cielo con sus telescopios, a la espera de observar uno de estos fogonazos. Además, localizarlos no es tarea sencilla. Los LFBOTs han sido detectados tanto dentro como fuera de las galaxias, por lo que actualmente no es posible predecir dónde aparecerán.

No estaba muerta

En septiembre de 2022 fue detectado un LFBOT, el cual nombraron como AT2022tsd, aunque de forma más amistosa fue bautizado como “el diablo de Tasmania". Se trataba de unos pulsos de luz provenientes de un punto del universo localizado aproximadamente a mil millones de años luz de la Tierra.

Una vez finalizó la actividad en la zona, los investigadores siguieron tomando imágenes diarias como medida rutinaria del estudio de dichos eventos. No fue hasta diciembre de ese mismo año que tomaron unas imágenes que hicieron saltar las alarmas.

En un conjunto de cinco fotografías, obtenidas con diferencias de pocos minutos, pudieron observar cómo aparecían de nuevo ráfagas de luz de ese mismo punto, las cuales volvían a desaparecer rápidamente. El brillo detectado era tan fuerte como la explosión registrada meses atrás, algo nunca observado anteriormente.

Para corroborar los hechos, pidieron a una docena de centros de investigación más que les enviasen los datos de esa zona del universo recopilados durante los últimos meses. Lo que obtuvieron fue el registro de un total de 14 pulsos de luz irregulares durante un periodo de 120 días, lo que probablemente solo sea una pequeña fracción del total de ráfagas de luz que se emitieron.

Afirmar exactamente qué procesos estaban en ocurriendo continúa siendo un misterio. Entre otras, los investigadores barajan la posibilidad de estar frente a un agujero negro canalizando chorros de material estelar hacia afuera a una velocidad cercana a la de la luz.

Lo que sí que es seguro es que este tipo de ráfagas de luz espaciales prometen proporcionarnos una nueva visión de los ciclos de vida de las estrellas. Actualmente la idea que tenemos de su forma está muy segmentada por estados concretos (formación de la estrella, explosión, cadáver estelar) y nos cuesta entenderlo como parte de un solo sistema. Sin embargo, los LFBOTs pueden representar una oportunidad para observar una estrella en el acto de transición a su vida después de la muerte.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Escapar de un agujero negro es prácticamente imposible. Ni siquiera la luz se salva de su poderoso poder gravitatorio. Sin embargo, si la teoría del agujero negro como emisor de los LFBOTs fuese cierta, estaríamos hablando de una explosión tal que estaría arrojando materia a velocidades cercanas a la luz, lo cual hasta ahora se considera un hecho muy imposible.

REFERENCIAS (MLA):

  • Anna Y. Q. Ho, et al. “Minutes-duration Optical Flares with Supernova LuminositiesNature [[LINK:EXTERNO|||http://dx.doi.org/10.1038/s41586-023-06673-6" target="_blank">]]