
Medio Ambiente
Un informe sobre los mares europeos revela que, si España no suspende más es porque ni siquiera hace los deberes
Se acaba de publicar una primera evaluación basada en datos de la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina y los resultados revelan graves deficiencias en la protección del medio marino

Somos una península. España está rodeada por masas de agua y en ello radica buena parte de nuestra riqueza. Las playas son turismo, los caladeros exportaciones y el fondo marino esconde menas clave para el comercio internacional. No podemos vivir de espaldas al mar y, por lo tanto, la gran pregunta es si podemos equilibrar estos usos con su conservación. Son muchas las medidas que nos ayudarían a reducir el impacto de forma sostenible para nuestra economía y, durante los últimos años, hemos tenido la oportunidad de implementarlas para reducir la presión que ejercemos sobre nuestros ecosistemas marinos. Ahora, una primera evaluación basada en la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina revela unos resultados realmente malos.
Europa, en general, suspende en materia de conservación de sus mares y España no es una excepción. De hecho, según este nuevo informe, si España no suspende más es porque ni siquiera hace los deberes. Dicho de otro modo: la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina establece 11 descriptores cualitativos para evaluar el estado de los mares y, evidentemente, si no los medimos correctamente, no se puede evaluar de forma adecuada la conservación de nuestros mares.
Once descriptores
Los descriptores en cuestión son: biodiversidad marina, especies no autóctonas, poblaciones de peces y mariscos explotados comercialmente, redes tróficas, eutrofización, integridad del fondo marino, condiciones hidrográficas, contaminantes en el medio ambiente, contaminantes en los alimentos marinos, basura marina y la introducción de energía, incluido el ruido submarino, mediante los cuales los Estados miembros deben evaluar el estado ambiental de sus aguas marinas.
Pues bien, aunque el estudio se centra en ecorregiones (y no en países), hay zonas con lagunas especialmente importantes en estos descriptores. Y, si bien el mediterráneo oriental es la más grave, la región de Azores-Canarias-Madeira, solo han evaluado 3 de 24 criterios (en los que se subdividen los 11 descriptores). El Mar de Alborán, por su parte, ha cubierto algo menos de la mitad de los criterios.
Aunque, para ser justos, cabe decir que otras de las ecorregiones que abarcan aguas españolas muestra una cobertura relativamente completa de criterios (en torno a un 86% de los criterios relevantes evaluados). Esta heterogeneidad entre ecorregiones hace muy difícil hablar realmente de “España”, aunque no parece aventurado generalizar que todos los países parecen suspender en estas cuestiones, incluso los que mejor han puntuado. Y, del mismo modo, se intuye cierta correlación por la que, cuanto menos se evalúan los criterios, “mejor” puntúan las ecorregiones.
Mejores y peores
Los números del artículo no dejan lugar a la ambigüedad: existen ecorregiones con índices de presión aparentemente favorables y un impacto bajo, pero esa aparente buena nota suele coincidir con que solo se evaluaron muy pocas unidades de las que los autores consideran esenciales. Para completar el contraste, regiones muy bien monitorizadas, como el Báltico, que ha evaluado un 92% de los descriptores, está entre las ecorregiones con peores índices de impacto y estado (respectivamente, los impactos medioambientales negativos, como microplásticos, tóxicos, etc. y la “salud” del medio ambiente). Mientras tanto, Azores-Canarias-Madeira muestra de las mejores puntuaciones en el índice de presión (la intensidad y extensión de las presiones humanas).
El motivo de esta aparente contradicción es doble. Por un lado está, como hemos dicho, la completitud del muestreo: más datos implican mayor capacidad para detectar incumplimientos. Por otro se encuentra la inercia ecológica: muchos procesos dañinos (eutrofización, pérdida de hábitats, degradación bentónica) tardan décadas en revertirse aun cuando se reduzcan las presiones.
Finalmente, están las limitaciones metodológicas del marco actual (MSFD): faltan indicadores explícitos para la sobrepesca y para el cambio climático como presiones, hay una distribución desigual entre criterios primarios y secundarios, y existen umbrales divergentes entre convenios regionales que penalizan a las regiones con estándares más estrictos. Es decir, no es solo qué se hace sino cómo se mide y qué se elige medir. El cambio pasa por hacer los deberes, pero también por elegir bien cuáles hacer y cómo enfocarlos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Debido a cómo han sido analizados los datos, es difícil saber a qué país se debe la falta de datos en algunas ecorregiones. Sin embargo, a la vista de un muy deficiente resultado general, parece que no estamos cumpliendo con las metas de conservación, y eso nos atañe a todos.
REFERENCIAS (MLA):
- Nikolaou, Athanasios, Angel Borja, and Stelios Katsanevakis. “What Do We Know About the Environmental Status of European Seas?” Conservation Letters, vol. 18, 2025, e13118. https://doi.org/10.1111/conl.13118.
- GES4SEAS. GES4SEAS: Achieving Good Environmental Status for maintaining ecosystem SErvices, by ASsessing integrated impacts of cumulative pressures. Horizon Europe, grant agreement no. 101059877, 2025. https://www.ges4seas.eu/.
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