
Astrobiología
Ingeniero de la NASA: “Estoy convencido de que encontramos evidencia de vida en Marte en los años1970”
Es la afirmación de Gilbert Levin, ingeniero de la NASA implicado en la misión Viking.

Los experimentos biológicos de las misiones Viking de la NASA, realizadas en 1976, siguen generando debate y han vuelto al primer plano de la astrobiología tras un estudio reciente que revisita sus resultados con nueva información.
En la década de los setenta, la NASA envió las sondas Viking 1 y Viking 2 para aterrizar en Marte con el objetivo de responder una de las preguntas más profundas de la humanidad: ¿hay vida más allá de la Tierra? Cada módulo llevaba cuatro experimentos diseñados para detectar señales de vida microbiana en el suelo marciano.
Los resultados fueron inesperados: uno de los ensayos, el denominado Labeled Release, mostró una liberación de dióxido de carbono marcado, tras suministrar nutrientes radiactivos al suelo marciano. Algunos científicos interpretaron esto como una señal de metabolismo microbiano; otros argumentaron que podría tratarse de reacciones químicas abióticas provocadas por oxidantes desconocidos.
Ahora, de acuerdo con un nuevo estudio, los científicos han examinado esos datos antiguos con nuevas herramientas químicas y conocimiento de la geología marciana. El hallazgo sugerido es que el suelo de Marte podría contener moléculas activas o procesos que imitan los signos de vida terrestre. El estudio advierte que, sin embargo, estos resultados no constituyen una confirmación de vida.
Los nuevos datos sugieren que hay respuestas biológicas inesperadas en los sensores Viking, que no se detectaron claramente moléculas orgánicas esenciales ni se obtuvo una repetición del metabolismo en el control térmico y que el descubrimiento de sales como los percloratos y oxidantes en el suelo marciano podrían explicar muchos de los resultados desde una óptica no biológica.
¿Por qué importa ahora? La revisión de los experimentos Viking tiene gran relevancia para la astrobiología moderna. Por un lado, demuestra que incluso misiones antiguas pueden contener señales enigmáticas que merecen una segunda mirada. Por otro, plantea que si Marte mostró signos que se parecen al metabolismo entonces la vida pudiera haber surgido o persistido en entornos extremos. Esto afecta directamente las futuras misiones espaciales, como el retorno de muestras de Marte, el envío de sondas con capacidades biológicas y el diseño de instrumentos más sensibles.
La pregunta, entonces, es si hallaron vida extraterrestre en Marte hace 50 años. Y la respuesta corta es: no lo sabemos. Los autores del estudio insisten en que los datos Viking son inconclusos. Las señales podrían explicarse con procesos químicos no biológicos, como la descomposición térmica de percloratos o reacciones con oxidantes presentes en el suelo marciano.
Pero la ambigüedad del experimento, y su persistente relevancia, también abre la puerta a la posibilidad de que, ya entonces, estuviera sucediendo algo biológico que no supimos interpretar. Como afirma Gilbert Levin, ingeniero de la misión Viking de la Nasa y uno de los defensores de la hipótesis biológica: “Estoy convencido de que encontramos evidencia de vida en Marte en la década de 1970.”
La clave ahora es aprender la lección de Viking: los experimentos de detección de vida requieren instrumentación más sofisticada, muestras devueltas a la Tierra, y una interpretación extremadamente cautelosa. La NASA y otras agencias ya diseñan misiones con estos objetivos. Mientras tanto, los resultados de las Viking nos recuerdan que la búsqueda de vida extraterrestre es un proceso largo, complejo y lleno de sorpresas.
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