Astrobiología
Menos de mil años: es lo que le toma a una civilización destruir su planeta por el cambio climático
Así lo señala un nuevo estudio de un equipo de astrofísicos. El resultado sería inevitable, incluso si solo dependieran de energías renovables.
La detección de vida en otros planetas es una de las carreras más tenaces de los científicos. Desde análisis de la atmósfera hasta detección de evidencias tecnológicas. Ahora, un nuevo modelo sugiere que una civilización alienígena avanzada podría tardar menos de 1.000 años en destruir su propio planeta con el cambio climático, incluso si depende únicamente de energías renovables.
Cuando un equipo de astrofísicos de la Universidad de Roma, liderados por Amedeo Balbi, simularon el ascenso y la caída de civilizaciones alienígenas, descubrieron que, si una civilización experimentara un crecimiento tecnológico y un consumo de energía exponenciales, les tomaría menos de 1.000 años antes de que el planeta alienígena se calentase demasiado para ser habitable.
Esto sería así incluso si la civilización utilizara fuentes de energía renovables, debido a la inevitable fuga en forma de calor, como predicen las leyes de la termodinámica. El nuevo estudio se publicó en la base de datos de preimpresión arXiv y está en proceso de revisión por pares.
Si bien los astrofísicos querían comprender las implicaciones para la vida más allá de nuestro planeta, su estudio se inspiró inicialmente en el uso de energía humana, que ha crecido exponencialmente desde el siglo XIX. En 2023, los humanos usamos alrededor de 180.000 teravatios hora (TWh), que es aproximadamente la misma cantidad de energía que llega a la Tierra desde el Sol por segundo. Gran parte de esta energía es producida por gas y carbón, que está calentando el planeta a un ritmo insostenible. Pero incluso si toda esa energía fuera creada por fuentes renovables como la energía eólica y solar, la humanidad seguiría creciendo y, por lo tanto, seguiría necesitando más energía.
Esto planteó la pregunta: ¿Es esto algo sostenible durante un largo período de tiempo?, según los autores. El equipo de Balbi, estaba interesado en aplicar la segunda ley de la termodinámica a este problema. Esta ley dice que no existe un sistema energético perfecto, en el que toda la energía creada se utilice de manera eficiente; siempre debe escapar algo de energía del sistema. Esta energía que se escapa hará que un planeta se caliente con el tiempo.
“Se puede pensar en ello como una bañera con fugas – explica en una entrevista Manasvi Lingam, coautor del estudio -. Si una bañera que contiene sólo un poco de agua tiene una fuga, solo una pequeña cantidad puede salir. Pero a medida que la bañera se llena más y más (a medida que los niveles de energía aumentan exponencialmente para satisfacer la demanda), una pequeña fuga puede convertirse de repente en una casa inundada”.
En este caso, la casa inundada es la temperatura atmosférica de un planeta. Una acumulación de fugas de energía, incluso de energía verde, acabará sobrecalentando cualquier planeta hasta el punto en que ya no sea habitable. Si no se frenan los niveles de energía, este desastroso nivel de cambio climático podría tardar menos de 1.000 años desde el inicio de la producción de energía, descubrió el equipo.
Para los astrobiólogos, este límite de 1.000 años también hace mucho más difícil encontrar vida en otras partes del cosmos. Después de todo, 1.000 años es un abrir y cerrar de ojos en términos cósmicos, ya que planetas como la Tierra tardan cientos de millones de años en volverse habitables. Pero la extinción alienígena no es el único resultado potencial del uso exponencial de la energía, señala el estudio.
Sin embargo, hay otras opciones, tanto para los humanos como para las civilizaciones alienígenas. En lugar de aceptar la extinción o desarrollar la tecnología para trasladar la producción de energía fuera del planeta, una civilización podría optar por estancar su crecimiento, sugirió Lingam.
“Si una especie ha optado por el equilibrio, ha aprendido a vivir en armonía con su entorno, esa especie y sus descendientes podrían sobrevivir tal vez hasta mil millones de años”, concluye este experto.
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