Cerebro

Una nueva forma de operar la epilepsia

La psicocirugía no es nada moderna, pero va adaptándose a los nuevos tiempos y con la epilepsia da resultados fantásticos.

12 claves para disfrutar de un cerebro sano toda la vida
Cerebro eléctrico, representación artística TheDigitalArtistPixabay

Mira que es difícil comprender el cerebro. Llevamos siglos intentándolo y nos ha costado lo nuestro empezar a entender cómo funciona. Un amasijo de células que se conectan entre sí, como selvas de cables enredados. Miles de millones de neuronas chisporroteantes que se disparan sustancias químicas. Y, de toda esa complejidad, emerge nuestra cultura: el lenguaje, la memoria, la racionalidad… Tal vez no entendamos demasiado bien cómo surgen todas estas funciones cognitivas, pero hay otras cosas que comprendemos mejor. Sin ir más lejos, las epilepsias. Lo que antaño parecían posesiones demoníacas ha resultado ser una actividad eléctrica anormal del cerebro. Descargas repetidas en una zona concreta y que pueden acabar extendiéndose al resto del cerebro.

Es más, conocemos tan bien esta patología que hace ya tiempo que empezamos a operarla. Si éramos capaces de encontrar el foco desde el que se extendían estas descargas, podíamos eliminarlo y evitar futuras crisis. Así de sencillo era o, al menos, en teoría. La psicocirugía tiene un largo historial de abominables ideas, pero estas ablaciones de focos epilépticos han tenido buenos resultados. Poco a poco hemos refinado las técnicas y reduciendo los riesgos. Porque, a fin de cuentas, estamos hablando de retirar un fragmento del cerebro. Ni es sencillo ni es gratis. Y por ese motivo conviene que continuemos investigando. Todavía es muy mejorable el porcentaje de éxito en este tipo de operaciones, así que todo conocimiento científico que podamos añadir es crucial. En este caso, un grupo del University College of London, ha descubierto cómo mejorar este porcentaje de recuperación. La clave está en unas zonas concretas del cerebro.

Incomunicado

Para poner todo esto en contexto, conviene recordar que en el mundo hay 50 millones de personas con epilepsia. Eso es algo más de un ser humano de cada dos. No son pocos los casos y, por desgracia, algunos de ellos no responden bien al tratamiento farmacológico, por lo que siguen teniendo crisis. Los casos resistentes al tratamiento farmacológico pueden optar (en función de otros criterios) a la cirugía, pero aquí viene el problema, solo el 30% de los operados logran permanecer sin crisis a largo plazo. El resto acaban volviendo a desarrollar focos epilépticos, aunque en ocasiones de menor gravedad.

Con tantos afectados y una limitación terapéutica tan dura, está claro que conviene refinar nuestras técnicas. Uno de los mayores avances en las cirugías para la epilepsia ha consistido en la mejora de los electroencefalogramas. Al hacer más precisas estas máquinas, los expertos pueden rastrear con mayor precisión la actividad eléctrica del cerebro y, por lo tanto, localizar mejor el foco y extraerlo. Al no dejarse parte del foco, es más difícil que vuelvan los síntomas y, si logran no quitar más cerebro del necesario, los efectos secundarios se reducen. Pues bien, el nuevo estudio ha localizado una parte del lóbulo frontal especialmente importante en estos procesos de tal modo que, si la cortamos para tratar una epilepsia originada en la parte frontal del cerebro, mejoraremos sustancialmente el pronóstico de los pacientes.

Un cambio radical

Si, hasta ahora, solo el 30% de los operados lograban permanecer sin crisis a largo plazo, con esta nueva técnica podríamos aumentar ese porcentaje hasta alcanzar el 80% de pacientes sin crisis a los 5 años. Por ahora, todos los datos provienen de este primer estudio, que solo ha podido seguir a 47 operados durante cinco años. Es un número razonable, pero harán falta más estudios antes de que podamos asegurar que esta técnica es tan revolucionaria. Si se confirma, estaríamos ante un avance de primer orden que ha más que duplicado la eficacia de una técnica ya de por sí eficaz (dentro de lo que es la psicocirugía).

La idea de esta nueva técnica es, en concreto, desconectar las conexiones neuronales que vinculan la corteza cerebral del lóbulo frontal (el que está bajo nuestra afrente) con las estructuras profundas del cerebro, como el tálamo y el cuerpo estriado). Por supuesto, parece que esto solo funciona para los focos epilépticos que se encuentran en el lóbulo frontal, pero puede abrir la puerta a comprender mejor cómo funcionan en otras localizaciones. Si se confirman estos resultados, en pocos años podríamos ver mejorías en el tratamiento de algunos casos extremos de epilepsia.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque entendemos bastante bien cómo se comportan las epilepsias, siguen quedando muchos detalles por descubrir, en especial de su actividad física.

REFERENCIAS (MLA):

  • Thalamostriatal disconnection underpins long-term seizure freedom in frontal lobe epilepsy surgery. Brain.[[LINK:EXTERNO|||http://dx.doi.org/10.1093/brain/awad085" target="_blank">]]