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Nueva tendencia viral: meterse bajo una manta para reducir la ansiedad… ¿qué dice la ciencia?

Decenas de influencers han comenzado a sugerir este método de combatir el estrés y mejorar la calidad del sueño. ¿Cuál es la realidad?

Mantas
Los expertos recomiendan un 10% de nuestro peso... con ciertas condicionesKartynaSKartynaS

En los últimos días, muchos influencers han destacado una nueva tendencia: el uso de mantas pasadas (rellenas con cuentas de vidrio o esferas de plástico). El accesorio es publicitado como un medio para reducir la ansiedad y el insomnio, prometiendo un mejor sueño y menos estrés para quienes tienen dificultades para relajarse. La pregunta es: ¿qué dice la ciencia sobre esto?

Al igual que ocurre con muchas otras tendencias rescatadas por las redes sociales, esta no es nueva. Los terapeutas ocupacionales han utilizado mantas pesadas desde la década de 1970 para ayudar a menores con autismo y adultos con trastornos del procesamiento sensorial. Durante mucho tiempo, su uso se redujo a este sector y no se las conoció popularmente.

Esto cambió en los últimos años cuando un nuevo público (en esencia, cualquier persona que lidia con el estrés de la vida moderna) comenzó a conocerlas y a usarlas con resultados positivos. Eso llevó a que la revista Time las nombrara como uno de los 50 mejores "inventos" de 2018.

El concepto detrás de las mantas con peso es sencillo. Con un peso típico de entre dos y 13 kilogramos, aunque los expertos recomiendan un 10% del peso corporal, estas mantas utilizan lo que los terapeutas ocupacionales llaman “estimulación de presión profunda”: la presión suave y uniforme sobre el cuerpo imita la sensación de ser sostenido o abrazado.

Pero los científicos buscan comprender si esto es una moda viral o una realidad con fundamentos científicos.

Un estudio de 120 pacientes ambulatorios psiquiátricos descubrió que las mantas con peso mejoraron los síntomas de insomnio durante cuatro semanas en personas con depresión mayor, trastorno bipolar, ansiedad y TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) . Los autores señalaban que estas mantas eran “una intervención segura y eficaz para el insomnio en pacientes con algunos trastornos de salud mental”.

Otros estudios han mostrado patrones similares. Uno de ellos concluyó que el 63 % de los adultos mostraron menor ansiedad después de solo cinco minutos bajo una manta con peso, mientras que otro análisis con pacientes psiquiátricos hospitalizados señala que el 60 % experimentó una reducción de la ansiedad durante su estancia hospitalaria.

Pero… hay un patrón en todos estos estudios: se centraron en personas con diagnóstico de trastornos de salud mental, no en la población general. De acuerdo con Craig Johnson, experto en salud ocupacional de la Universidad de Birmingham, “las revisiones de los estudios muestran sistemáticamente que los beneficios para las personas sanas son mucho más difíciles de demostrar. Si bien las mantas con peso pueden ayudar a las personas con ansiedad clínica o trastornos del sueño, no hay suficiente evidencia de que beneficien a quienes las usan ocasionalmente sin trastornos de salud mental preexistentes”.

De hecho, aproximadamente la mitad de los estudios sobre mantas con peso no cumplen con los estándares de una evidencia científica sólida, un problema importante dadas las afirmaciones de salud que publicitan las empresas y los influencers.

Esto no significa que las mantas con peso sean completamente inútiles para las personas sanas. Johnson afirma que quienes trabajan por turnos y deben dormir durante el día, cuando sus cerebros están naturalmente alerta, podrían encontrarlas útiles para combatir los efectos conocidos de los horarios irregulares en la salud.

Sorprendentemente, Johnson tampoco descarta el efecto placebo: “si una manta con peso te ayuda a sentir más tranquilidad y a dormir mejor, incluso si el mecanismo no es el que afirman los fabricantes, sigue siendo un resultado positivo, siempre que entiendas lo que estás comprando”.

Eso sí, las mantas con peso conllevan algunos riesgos. No deben ser utilizadas por personas que no puedan moverse fácilmente debido a su peso o por niños pequeños. Las personas con diabetes, asma, apnea del sueño, EPOC, problemas circulatorios, hipertensión o claustrofobia deben consultar a su médico antes de usar una.

“Como una intervención de bajo riesgo – concluye Johnson - que podría complementar una buena higiene del sueño y ciclos de sueño regulares, las mantas con peso no son intrínsecamente problemáticas. El problema radica en exagerar sus beneficios”.