Geología

Un nuevo método para anticiparse a las erupciones volcánicas: los árboles

Una colaboración entre la NASA y el Instituto Smithsonian apunta a los bosques cercanos como los mejores sistemas de alerta.

Volcanes
800 millones de personas viven cerca de volcanes activos en el planetaJ.D. Griggs, U.S. Department of Interior, U.S. Geological Survey.J.D. Griggs, U.S. Department of Interior, U.S. Geological Survey.

Actualmente, hay unos 1350 volcanes activos en el planeta y al menos 4 de ellos están en España. Anticiparse a una erupción, lo máximo posible, es vital para garantizar la seguridad de quienes viven alrededor de ellos, unas 800 millones de personas a nivel global. Estudios geológicos, instrumentos sísmicos, satélites e imágenes termográficas eran algunas de las herramientas, pero ahora llega un aliado más “sencillo”: los árboles.

De acuerdo con la NASA, los expertos pueden determinar si un volcán está a punto de entrar en erupción por el verdor de los árboles que lo rodean: las hojas con un color más intenso indican una posible erupción inminente. Hasta ahora, estos sutiles cambios de color solo podían observarse desde la superficie, pero recientemente han descubierto una forma de monitorearlos desde el espacio.

La colaboración entre la NASA y el Instituto Smithsonian podría revolucionar la detección de las primeras señales de una erupción volcánica. Estas señales pueden ayudar a proteger a las comunidades de los peores efectos de las explosiones volcánicas, como flujos de lava, rocas expulsadas, caídas de ceniza, deslizamientos de lodo y nubes de gases tóxicos.

“Existen sistemas de alerta temprana de volcanes – explica Florian Schwandner, vulcanólogo y jefe de la División de Ciencias de la Tierra del Centro de Investigación Ames de la NASA en California -. El objetivo es mejorarlos y que actúen con mayor antelación”.

Los indicadores actuales de una erupción volcánica inminente incluyen actividad sísmica, cambios en la altura del terreno y emisiones de dióxido de azufre, visibles desde el espacio. Los científicos también buscan emisiones de dióxido de carbono (CO₂) asociadas al magma cerca de la superficie terrestre, pero estas son más difíciles de detectar con precisión mediante satélites.

Con esto en mente, los científicos han desarrollado métodos para monitorear el dióxido de carbono basándose en el color de los árboles alrededor de los volcanes. Las nubes de CO₂ que emanan de los volcanes a punto de entrar en erupción mejoran la salud de los árboles y plantas circundantes, haciendo que sus hojas sean más verdes y frondosas. En pocas palabras: les dan más “comida”.

Hasta hace poco, los científicos debían desplazarse hasta los volcanes para medir sus niveles de CO₂. Al utilizar el color de las hojas de los árboles como indicador de las concentraciones de gases volcánicos, es posible ahorrarse este paso.

“Existen numerosos satélites que podemos utilizar para realizar este tipo de análisis - añade Nicole Guinn, autora principal del estudio -. Sin embargo, medir el verdor de los árboles desde el espacio no será útil en todos los entornos volcánicos. Muchos volcanes no albergan árboles, o al menos no hay suficientes como para medirlos con satélites. Algunos árboles y bosques pueden reaccionar de forma inesperada a los cambios en los niveles de dióxido de carbono, por ejemplo, si se han visto afectados por incendios, enfermedades o condiciones climáticas anormales. Rastrear los efectos del dióxido de carbono volcánico en los árboles no será una solución milagrosa. Pero es algo que podría cambiar las reglas del juego”.

Para ampliar el potencial del nuevo método, investigadores de la NASA, el Instituto Smithsoniano y otras organizaciones lanzaron recientemente el Experimento Unificado de Validación Aérea: Tierra-Océano (AVUELO), que comparará imágenes satelitales de árboles alrededor de volcanes con observaciones terrestres. El objetivo es garantizar que los datos coincidan, para que los científicos puedan calibrar los instrumentos espaciales y avanzar la investigación.