Biología

El parto de estos caracoles revela uno de los grandes misterios de nuestra evolución

Estos caracoles han “aprendido” a parir en los últimos 100.000 años y nos están enseñando mucho sobre la evolución

El parto vivíparo ha permitido a los caracoles Littorina ocupar y adaptarse a una amplia gama de hábitats. Esto ha llevado a la evolución de muchos 'ecotipos' que varían en tamaño, forma y comportamiento.
El parto vivíparo ha permitido a los caracoles Littorina ocupar y adaptarse a una amplia gama de hábitats. Esto ha llevado a la evolución de muchos 'ecotipos' que varían en tamaño, forma y comportamiento.Fredrik PleijelEurekalert

¿Cómo funciona realmente la evolución? Nuestra sociedad tiene bastante asimilado eso de que unas especies van dando lugar a otras y que nosotros tenemos el mismo antepasado que un caballo o un helecho. Pero, si lo piensas, no hay nada trivial en este concepto. De hecho, a los investigadores todavía se les resisten algunos conceptos básicos sobre cómo funciona la evolución. Nada grave que ponga en jaque las teorías que la explican, pero sí que deja abiertas unas cuantas preguntas interesantes. Y, precisamente por eso, es tan interesante el último estudio publicado por la Universidad de Sheffield en colaboración con la Universidad de Gotemburgo y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria arroja luz sobre uno de los principales debates del campo. Todo gracias a una especie de caracoles que “acaba” de evolucionar la habilidad de parir crías vivas.

Pero, empecemos aclarando conceptos, porque, las teorías de la evolución son unos de los conceptos científicos peor comprendido por el público general. Puede que hayas oído algo parecido a lo siguiente: los individuos cambian poco a poco para ser más fuertes que sus competidores. Tal vez te suene correcta, pero cada parte de esa frase está mal. Los individuos no evolucionan, lo hacen las poblaciones, nada de esto tiene que ver con la ciencia, sino con lo adaptados que estén al medio, y, sobre todo, nunca ocurre “para” algo, porque la evolución es ciega, los cambios son azarosos y, simplemente, se preservan los que están presentes en los individuos que más se reproducen, transmitiéndoselos a nuevas generaciones. Ahora bien, como decíamos, hay cuestiones abiertas y, entre ellas, destaca una pregunta. ¿Es la evolución algo progresivo o tal vez ocurre a trompicones? Y aquí es donde entra Littorina saxatilis, nuestros caracoles marinos.

Nada, apenas 100.000 años

Es complicado saber si la evolución es absolutamente gradual, acumulando cambios diminutos, o si los cambios más relevantes ocurren de una manera más atropellada, concentrados en pocas generaciones en lo que conocemos como “teoría del equilibrio puntuado”. El problema es que harían falta muchas generaciones para hacer el seguimiento de una población y estudiar sus cambios en este sentido. Hemos detectado cómo va cambiando la variabilidad genética y tendencias en los rasgos de algunas especies. Sin embargo, para esto hace falta más, tenemos que tirar de hemeroteca y ver a qué ritmo han cambiado las especies que ahora hay entre nosotros. Y es cierto que podemos interrogar a nuestra genética y ver en qué momento aparecieron como tal las secuencias de moléculas que forman cada parte del ADN de un individuo, pero no es tan fácil.

Normalmente, los cambios más relevantes que han experimentado las especies actuales se remontan a hace millones de años y son más difíciles de analizar, porque paralelamente han ocurrido otras variaciones que se entrelazan, haciendo complicado discernir aquellas mutaciones que se relacionan con el cambio que queremos estudiar y las que tienen que ver con otros aspectos. Por eso son tan interesantes estos caracoles, su capacidad para dar a luz a crías vivas es algo que se remonta solo 100.000 años, un parpadeo para la evolución. Pero hay más, porque existen especies realmente similares de caracoles marinos, tan parecidas que solo se diferencian en esta habilidad para parir, por lo tanto, comparar sus genomas nos permite saber, con bastante claridad, qué cambios se deben a esa evolución hacia el parto.

Poquito a poco

Y así es como llegaron a la conclusión de que la evolución, al menos en el caso de estos caracoles, fue más gradual que repentina. La genética ha avanzado mucho ya hora están a la orden del día los análisis genéticos, y no solo nos dicen el orden de las moléculas que forman ese ADN, sino que nos pueden informar de en qué momento de la historia natural de esa especie aparecieron determinados cambios. Por supuesto, nada de esto tiene una precisión absoluta, pero ofrecen un dato lo suficientemente orientativo para que construyamos conocimiento nuevo a partir de él.

En palabras de los propios investigadores: "La mayoría de las innovaciones genéticas son, de hecho, muy antiguas y están enredadas en la escala evolutiva, lo que dificulta estudiar su origen. Estos caracoles nos han permitido hacer exactamente eso, pero apenas hemos empezado a rascar la superficie de lo que pueden enseñarnos".

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Nada de esto implica que la evolución solamente funcione de manera gradual. La discusión no es esa. Sabemos que hay cambios que ocurren poco a poco y otros que se apelotonan en el tiempo. Lo que aquí interesa a los científicos es cual de estas dos mecánicas predomina cuando nos referimos a los principales hitos evolutivos de la vida en la Tierra.

REFERENCIAS (MLA):

  • The genetic basis of a recent transition to live-bearing in marine snails” Science 10.1126/science.adi2982