Everest

¿Por qué nadie vive en la cima del Everest?

Debido al auge de las empresas especializadas, cada año cientos de montañeros coronan el pico más alto del planeta. Pero en la cumbre, además de los recuerdos que dejan los visitantes, no hay ninguna construcción. ¿Por qué?

Monte Everest
¿Por qué nadie vive en la cima del Everest?Vyacheslav Argenberg Vyacheslav Argenberg

Hace 70 años los ojos contemplaban por primera vez la cima del mundo. Edmund Hillary y Tenzing Norgay, tras un enorme esfuerzo y algunos intentos infructuosos, lograron escalar los 8850 metros del Monte Everest. Una vez en la cima, dejaron una cruz de plata y unos caramelos en la nieve permanente y, tras observar el paisaje de sus alrededores, emprendieron el duro descenso hasta el campamento base. Aquella hazaña ha sido hoy repetida por muchos en lo que los montañistas experimentados llaman “el circo del Everest”.Solo en 2022, más de 690 personas coronaron la cima, una cifra que se espera que aumente en los años venideros.

La polémica de la primera cumbre

Una de las mayores dudas es si realmente Hillary y Norgay fueron los primeros en alcanzar la cumbre. 30 años antes, en 1924, George Mallory y Andrew Irvine trataron de culminar el ascenso por la cara Norte de la montaña, pero nunca regresaron. Existen muchas incógnitas sobre aquella expedición, aunque sin duda, el mayor misterio es si realmente llegaron a la cima. Los restos de ambos escaladores se encontraban en paradero desconocido hasta 1999, cuando una de las expediciones para tratar de encontrar los cuerpos halló el cadáver de Mallory a apenas 2 horas del campamento donde se alojaron por última vez. Por la posición en la que se encontraba, una pierna rota y una herida en la cabeza, Mallory parece que sufrió una caída mortal. Ahora bien ¿Antes o después de coronar?

Entre las pertenencias de Mallory no se encontró una fotografía de su mujer, que el alpinista planeaba dejar en la cumbre, lo que podría indicar que falleciese en el descenso. Las gafas de sol en su bolsillo indicarían que la caída se produjo por la noche, es decir, el momento en el que planeaban descender. Sin embargo, estas pistas lo único que permiten es especular con lo sucedido. El verdadero santo grial del alpinismo sería una cámara que portaba Irvine, con la que planeaban realizar las fotografías de la expedición. La cámara todavía no ha sido encontrada, pero desde el fabricante indican que, debido a las condiciones climatológicas, sería posible revelar las fotos, ya que los negativos se encontrarían en buen estado. Anteriormente, en 1933 se halló el piolet de Irvine reposando sobre una roca. A pesar de los intentos de varias expediciones, el cuerpo de Irvine sigue perdido en el Everest tras casi 100 años, (y por aportar un toque de misterio) las posibilidades de encontrarlo con vida son -casi- nulas.

El clima en la cima del mundo

En un lugar tan extremo como el Monte Everest, la temperatura rara vez sube de los -20°C, y puede llegar a los -70°C si se dan las condiciones adecuadas. La zona superior atraviesa el límite de la estratosfera, por lo que los vientos de la corriente de chorro lo azotan de vez en cuando. Estos vientos horizontales en ocasiones superan los 300 km/h, por lo que suponen un enorme peligro para los montañeros que se encuentren en la zona.

Por si fuese poco, hay otro peligro invisible que es cada vez peor según se asciende hacia la cima. En la cumbre, la presión parcial de los gases que respiramos es apenas un tercio de la presión a nivel del mar, lo que puede causar estragos en el cuerpo. Uno de los más comunes es el mal de altura, una sensación de mareo y migraña que puede ocurrir a altitudes mucho menores, pero que en el ascenso al Everest puede resultar en la muerte. La disminución de la presión parcial puede provocar un edema pulmonar o cerebral, y también puede favorecer la formación de coágulos en la sangre, es decir, una embolia.

Por tanto, las condiciones climatológicas no parecen el lugar más adecuado para construir un edificio. Pero el terreno tampoco es mucho mejor. La cumbre del Everest es un pequeño montículo de nieve de unos 3 metros y medio de espesor. En lo alto de dicho montículo caben, apretujadas, unas 10 personas. Con la cantidad de expediciones de estos años, los montañeros han de hacer cola y turnarse para poder fotografiarse en la cumbre, un verdadero esperpento que, en varias ocasiones, ha llegado a ser mortal. Este montículo no proporciona estabilidad suficiente para una construcción y, además, la logística necesaria para llevar los materiales y abastecerlo con provisiones sería extraordinariamente compleja. Por esta razón no hay ningún refugio en el techo del mundo y nadie se ha planteado seriamente vivir allí.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Además del clima, los vientos y el terreno, hay que tener en cuenta que casi ningún vehículo actual puede operar a dicha altura. En 2005, el piloto francés Didier Delsalle consiguió aterrizar un helicóptero Eurocopter AS350 Squirrel B3 en la cima, pero sin llevar ningún material. En cambio, para los vehículos, la cumbre es demasiado escarpada para que puedan intentar la subida.

Referencias (MLA):