
Vacaciones
Por qué nos duele el oído en los aviones y cómo evitarlo
Un experto nos explica qué causa estas molestias y las diferentes formas de reducirla.

Ya estamos en la época en la que los vuelos en avión se vuelven más frecuentes y con ella llega una desagradable costumbre que no tiene que ver con las esperas de equipajes, las largas colas o los asientos pequeños: el dolor de oídos.
Los aviones suelen volar a una altura promedio de unos 10.000 metros. A esta altura, la presencia de oxígeno es casi nula, por lo que las aerolíneas comerciales adaptan la presión a bordo para simular una altitud cercana a los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Esta presión controlada ayuda a prevenir el mal de altura y otros efectos fisiológicos que pueden producirse a mayor altitud.
A gran altitud, la presión del aire es significativamente menor y el aire también es mucho más ligero. Esto significa que hay menos oxígeno disponible, lo que puede provocar hipoxia (deficiencia de oxígeno) y otros problemas fisiológicos.
Los sistemas de presurización de aeronaves utilizan compresores para aspirar aire exterior, que luego se comprime y se envía a la cabina. Las válvulas de salida regulan la cantidad de aire que se libera de la cabina, manteniendo la presión deseada a bordo.
Durante el despegue y el aterrizaje, la presión del aire dentro de la cabina del avión cambia significativamente y esto tiene diferentes efectos en nuestro cuerpo. En nuestros oídos, las trompas de Eustaquio son conductos estrechos que conectan el oído medio con la parte posterior de la garganta. Una de sus funciones es ayudar a regular la presión del aire
Si las trompas de Eustaquio no se ajustan con la suficiente rapidez a los cambios de presión en la cabina, la presión en un lado del tímpano aumenta más que en el otro, lo que causa dolor y una sensación de congestión o presión.
Esta molestia, habitual en trayectos aéreos, se conoce como otalgia barotraumática y está causada por los cambios bruscos de presión en la cabina, especialmente durante el despegue y el aterrizaje.
Cuando la presión del aire cambia rápidamente, el oído medio necesita equilibrarse con el exterior a través de la trompa de Eustaquio. Si esto no se abre correctamente (algo frecuente en casos de resfriado, congestión nasal o alergias) aparece la sensación de taponamiento, zumbidos e incluso dolor agudo. En casos más severos, puede derivar en vértigos o pequeñas lesiones en el tímpano.
Juan Ignacio Martínez, director de Aural Centros Auditivos, nos da cinco recomendaciones para cuidar la audición durante un vuelo: “Bosteza, traga o mastica chicle durante el despegue y el aterrizaje – explica Marínez -. Estas acciones ayudan a abrir la trompa de Eustaquio y equilibrar la presión en el oído medio. También es recomendable evitar volar con congestión nasal o resfriado. Si no es posible, utilice un descongestionante nasal antes del vuelo para facilitar la ventilación del oído”.
Otros detalles importantes también incluyen mantenerse hidratado y evitar dormir durante el descenso, cuando los cambios de presión son más intensos. Existe la posibilidad de usar tapones de aviación (de presión progresiva): son reutilizables y ayudan a que los cambios de presión se produzcan de forma más gradual. En niños pequeños, también se pueden utilizar chupos o biberones durante el despegue y aterrizaje. La succión y deglución ayudan a evitar molestias.
“La otalgia no suele ser grave – concluye Martínez -, pero si las molestias persisten tras el vuelo o si hay antecedentes de infecciones de oído, es recomendable acudir a revisión audiológica”.
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