Ciencia

Los rayos cósmicos tienen un poder inesperado: permitir a los alienígenas vivir en lugares remotos

Una nueva investigación sugiere que la radiación cósmica, lejos de ser un impedimento, podría ser la clave para la vida en mundos inhóspitos y helados

Representación artística de dos cascadas de rayos cósmicos, en la que observamos la clásica estructura de “cono que se va abriendo” a medida que la cascada va atravesando la atmósfera. Arriba la cascada está formada por unas pocas partículas de alta energía, mientras que abajo está formada por muchas más partículas de energías más bajas. Cada línea representa una partícula diferente.
Representación artística de dos cascadas de rayos cósmicos, en la que observamos la clásica estructura de “cono que se va abriendo” a medida que la cascada va atravesando la atmósfera. Arriba la cascada está formada por unas pocas partículas de alta energía, mientras que abajo está formada por muchas más partículas de energías más bajas. Cada línea representa una partícula diferente.ASPERA/Novapix

La radiación ionizante, que abarca desde la luz ultravioleta solar hasta los rayos cósmicos de alta velocidad, es una forma de energía capaz de dañar los compuestos orgánicos fundamentales para la biología. En la Tierra, la vida está protegida de sus efectos más adversos por un campo magnético planetario y una atmósfera densa que actúan como escudos naturales.

Tradicionalmente, esta protección ha sido considerada esencial para la supervivencia, lo que llevó a asumir que su ausencia hacia un mundo inhóspito y estéril. Por ello, la búsqueda de vida extraterrestre se ha centrado en cuerpos celestes con condiciones que repliquen, al menos parcialmente, las de la Tierra, como los planetas templados con luz solar directa.

Sin embargo, un estudio reciente ha planteado una perspectiva completamente diferente, desafiando las concepciones previas sobre la habitabilidad. Los hallazgos sugieren que, bajo ciertas circunstancias, la radiación cósmica no solo no impediría la vida, sino que podría impulsarla en entornos hasta ahora considerados inhóspitos.

Una nueva fuente de energía cósmica para la vida

Esta investigación pionera propone que la vida podría no solo resistir la radiación ionizante, sino incluso depender de ella. Como desde Sciencealert informan, el estudio se basa en el proceso de radiólisis. Este mecanismo ocurre cuando partículas de alta energía cósmica arrancan electrones de las moléculas en el agua o el hielo subterráneo, ofreciendo una fuente de energía alternativa para microorganismos en lugares sin luz solar. En resumidas cuentas, los rayos cósmicos podrían tener la clave para la vida extraplanetaria.

La radiólisis, al generar reacciones químicas, podría producir la energía necesaria para alimentar a los microorganismos, incluso en entornos fríos y oscuros. Así, la energía puede surgir de interacciones a nivel atómico en el subsuelo.

Los investigadores realizaron simulaciones detalladas para estimar la cantidad de energía que la radiólisis podría generar en puntos clave del Sistema Solar. El objetivo era cuantificar el potencial de esta fuente en contextos donde la luz solar es escasa, ampliando el espectro de ubicaciones astrobiológicamente interesantes.

Expansión del mapa de habitabilidad cósmica

Según los cálculos, la luna Encélado de Saturno se perfila como el lugar más propicio para albergar vida bajo este nuevo paradigma. Le siguen el planeta Marte y, posteriormente, Europa, una de las lunas de Júpiter. Todos estos cuerpos celestes son conocidos por la posible presencia de agua líquida o hielo bajo sus superficies.

Publicados en el "International Journal of Astrobiology", los hallazgos tienen implicaciones considerables para la astrobiología y la comprensión de la vida en el cosmos. La profesora Dimitra Atri, astrobióloga en la Universidad de Nueva York en Abu Dabi, ha señalado que este descubrimiento "cambia la forma en que pensamos sobre dónde podría existir la vida", abriendo la puerta a considerar nuevos tipos de entornos habitables.

En lugar de centrar la búsqueda exclusivamente en planetas cálidos y con luz solar, la nueva perspectiva sugiere considerar lugares fríos y oscuros, siempre que dispongan de agua bajo la superficie y estén expuestos a rayos cósmicos. Este enfoque expande sustancialmente las posibilidades de encontrar vida más allá de las zonas de habitabilidad.