Salud
Estás respirando potenciales cancerígenos dentro de tu coche
Es la conclusión de un estudio que analizó los retardantes utilizados en el interior de los vehículos. También provocaría daños neurológicos y reproductivos.
Los estudios oncológicos no solo se centran en encontrar posibles curas para diferentes tipos de tumores, también analizan sustancias que podrían provocarlos (en cosmética y hasta en productos de limpieza del hogar) con el objetivo de prevenir más casos de cáncer. Ahora, un nuevo estudio publicado en Environmental Science & Technology, señala la presencia de sustancias cancerígenas en los coches.
De acuerdo con los hallazgos, el aire dentro de todos los vehículos personales está contaminado con retardadores de llama dañinos, incluidos aquellos que se sabe o se sospecha que causan cáncer. Los fabricantes de automóviles añaden estos productos químicos a la espuma de los asientos y a otros materiales para cumplir con una norma federal de inflamabilidad sin ningún beneficio demostrado en materia de seguridad contra incendios. De hecho, se trata de una norma que se introdujo por primera vez en la década de 1970 y permanece sin cambios.
“Nuestro estudio descubrió que los materiales interiores liberan sustancias químicas nocivas en el aire de la cabina de los coches – explica la autora principal Rebecca Hoehn, científica de la Universidad de Duke -. Teniendo en cuenta que el conductor medio pasa aproximadamente una hora en el coche cada día, este es un problema de salud pública importante. Es particularmente preocupante para los conductores con viajes más largos, así como para los menores, que respiran más aire, en proporción, que los adultos”.
El equipo de Hoehn detectó retardantes de llama dentro de las cabinas de 101 vehículos (modelo 2015 o posterior) de todo Estados Unidos. El 99 % de los vehículos contenían tris (1-cloroisopropil) fosfato (TCIPP), un retardante de llama que está siendo investigado por el Servicio Nacional de Toxicología de Estados Unidos como potencial cancerígeno. La mayoría de los automóviles tenían retardantes de llama de éster organofosforado adicionales, incluidos tris (1,3-dicloro-2-propil) fosfato (TDCIPP) y tris (2-cloroetil) fosfato (TCEP), dos carcinógenos contemplados también en la literatura científica. Estos y otros retardantes de llama también están relacionados con daños neurológicos y reproductivos.
Aproximadamente la mitad de los coches se probaron tanto en verano como en invierno. El clima más cálido se relacionó con concentraciones más altas de retardantes de llama porque las temperaturas más altas aumentan la liberación de gases de los componentes interiores, como la espuma de los asientos. Y el interior de los vehículos puede alcanzar hasta 65º C.
El equipo de Hoehn también analizó muestras de espuma de asientos de 51 de los automóviles del estudio. Los vehículos que contenían el presunto carcinógeno TCIPP en su espuma tendían a tener concentraciones más altas de TCIPP en el aire, lo que confirma que la espuma es una fuente de este retardante de llama en el aire de la cabina.
“A los bomberos les preocupa que los retardantes de llama contribuyan a sus altísimas tasas de cáncer – añade Patrick Morrison, supervisor del área de Salud y Seguridad de 350.000 bomberos estadounidenses y canadienses en la Asociación Internacional de Bomberos -. Llenar productos con estos químicos dañinos hace poco para prevenir incendios en la mayoría de los usos y, en cambio, hace que los incendios sean más humeantes y tóxicos para las víctimas, y especialmente para los socorristas. Instamos a las autoridades a actualizar su estándar de inflamabilidad para que se cumpla la normativa, pero sin químicos retardantes de llama dentro de los vehículos”.
Si se produce la actualización, sería compatible con los cambios en el estándar de inflamabilidad para muebles y productos para bebés, que se llevó a cabo hace una década. En particular, esta actualización ha mantenido, o incluso aumentado ligeramente, la seguridad contra incendios de los muebles, al mismo tiempo que incluye niveles más bajos de retardantes de llama.
Los estudios epidemiológicos han demostrado que los menores promedio han perdido de tres a cinco puntos de coeficiente intelectual por la exposición a un retardante de llama utilizado en automóviles y muebles. Además, un estudio publicado en abril de 2024 estimó que aquellos con niveles más altos de este retardante de llama en la sangre tenían aproximadamente cuatro veces más riesgo de morir de cáncer en comparación con las personas con los niveles más bajos.
“Una forma de reducir la exposición a estas sustancias es abriendo las ventanillas y aparcando en la sombra – concluye la coautora Lydia Jahl -. Pero lo que realmente se necesita es, en primer lugar, reducir la cantidad de retardantes de llama que se añaden a los automóviles. Viajar al trabajo no debería conllevar riesgo de cáncer, y los niños no deberían respirar sustancias químicas que puedan dañar sus cerebros de camino a la escuela”.
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