Virus
Tiene 1.500 años, pero ha sido capaz de desvelar y re-escribir los orígenes de la primera pandemia de la humanidad
Casi 1.500 años después, la ciencia ha puesto nombre al asesino de la primera gran pandemia. La Peste de Justiniano fue causada por la bacteria Yersinia pestis, según una prueba genética hallada en una fosa común de Jordania
La historia de las grandes pestes que han asolado a la humanidad no es, como se creía, una línea recta en la que una cepa evoluciona de la anterior. Más bien parece un ciclo trágico que se repite. Las investigaciones más recientes sugieren que las pandemias surgieron de forma independiente, a través de saltos recurrentes desde reservorios animales a las poblaciones humanas, una y otra vez, a lo largo de los siglos.
De hecho, esta nueva perspectiva arroja luz sobre uno de los episodios más oscuros de la antigüedad: la Peste de Justiniano. Esta plaga, que se considera la primera gran pandemia documentada, se ensañó con el Imperio Bizantino y sus territorios vecinos entre los años 541 y 750, causando una mortalidad devastadora que se cobró la vida de millones de personas y contribuyó al declive de una era.
Hasta ahora, su origen exacto había sido objeto de un intenso debate histórico. Sin embargo, un equipo científico ha zanjado la cuestión al presentar una prueba genómica irrefutable que identifica a la bacteria Yersinia pestis como la responsable directa de aquella hecatombe, tal y como han publicado en SciTechDaily. El hallazgo supone un punto y final a un misterio de 1.500 años.
La clave de este descubrimiento se encontraba en un escenario tan macabro como revelador: los dientes de varias víctimas recuperados de una fosa común en la antigua ciudad de Jerash, en la actual Jordania. Los análisis de ADN extraído de estas piezas dentales, datadas entre los años 550 y 660, confirmaron sin lugar a dudas la presencia de la bacteria. La sepultura masiva se habilitó en un antiguo hipódromo romano, una estampa que ilustra el colapso de las ciudades ante la epidemia. Esta capacidad para analizar material genético antiguo es cada vez más sofisticada, hasta el punto de que en otros casos un equipo de científicos revivió un organismo que llevaba 7.000 años muerto para desvelar sus secretos.
El retrato genético de un contagio fulminante
Asimismo, el estudio genómico de los restos ha desvelado que las cepas de Yersinia pestis halladas en las distintas víctimas eran prácticamente idénticas. Este detalle es crucial, pues sugiere que se trató de un único brote extraordinariamente virulento que se propagó con una rapidez pasmosa desde un foco común, sembrando la muerte a una velocidad inusitada para la época. Comprender la evolución de estos patógenos es vital no solo para la historia, sino para retos presentes, pues en la actualidad un implacable asesino de humanos se está volviendo resistente a los antibióticos, planteando una nueva amenaza global.
Por ello, la investigación no se detiene aquí. El mismo equipo científico ya trabaja en la siguiente fase de su proyecto, que consiste en el análisis de más de 1.200 muestras adicionales. Estas nuevas pruebas proceden de un cementerio de Venecia utilizado durante la Peste Negra, la otra gran pandemia medieval europea. El objetivo es seguir desentrañando los secretos de una de las bacterias más letales de la historia para entender mejor sus mecanismos de transmisión y evolución.