Comunidad de Madrid

Espinosa de los Monteros tumba el pacto que el PP cerró con Abascal en Murcia

«Si en Andalucía decían que les habíamos ninguneado, ahora, para machitos, ellos», matiza uno de los negociadores del acuerdo entre PP y Cs

El portavoz de Vox en el Congreso y del comité negociador de los pactos, Iván Espinosa de los Monteros
El portavoz de Vox en el Congreso y del comité negociador de los pactos, Iván Espinosa de los Monteroslarazon

«Si en Andalucía decían que les habíamos ninguneado, ahora, para machitos, ellos». La frase viene de uno los negociadores del acuerdo PP y Cs para el Gobierno de Murcia.

Cinco horas de negociación. En la mesa se sentaron PP, Ciudadanos (Cs) y tambiénVox para desbloquear la investidura de Fernando López Miras (PP) en segunda votación como presidente del Gobierno de Murcia. En medio se cruzaron unas declaraciones del diputado de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, en las que niega la mayor. «No están negociando», en realidad sí, se están «limitando a tomar un café». Y desde Madrid, por acción y obra del dirigente de Vox Espinosa de los Monteros, su delegado en Murcia, el secretario general del grupo en la Asamblea Regional y negociador de este partido, Luis Gestoso, cumple la orden de levantarse de la mesa con un sonoro puñetazo.

La situación crítica llevó a que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que ayer se desplazó a Murcia para recomponer «in extremis» el desacuerdo, llamase a la dirección nacional de Vox, a Santiago Abascal, para buscar una salida que permitiese que por la tarde no se frustrase el Gobierno del centroderecha por el juego de órdagos entre Cs y Vox. Para aparentar lo que no es, el primero, y para esconder con el músculo de bloqueo sus debilidades programáticas, el segundo. Aunque formalmente las negociaciones estaban rotas, las conversaciones siguieron en marcha. Y las tres partes aproximaron posiciones sobre el movimiento de que el líder regional de Vox se presentase ante el Pleno con un documento de diez puntos, que serían aceptados por PP y Cs, y que justificarían la abstención y la investidura de López Miras. Sobre esa base trabajaron. De todas las exigencias planteadas por Vox, algunas no gustaron a Cs, pero el partido de Abascal había aceptado ya rebajar expectativas como la petición de que se derogue la ley regional de LGTBI. De hecho, los puntos que iban a justificar la abstención incluían cuestiones que en su mayoría están en el programa del PP y también de Cs. Entre ellas, la ley de libertad de elección de centro educativo, defender la libertad de cátedra, bajar los impuestos a empresas y familias, apoyar la natalidad y la maternidad, un pacto nacional del agua, eliminar subvenciones para el adoctrinamiento o apoyar las tradiciones y la cultura regional.

El Pleno de investidura comenzó sobre esa base de acuerdo, pero con suspicacias en la delegacion popular y en la de Ciudadanos sobre por dónde podría salir finalmente Gestoso. Y sus sopechas tenían fundamento porque contra lo acordado se subió a la tribuna no para aludir al pacto sobre las citadas cuestiones programáticas, sino para desahogarse con un durísimo discurso, lleno de «insultos», según la apreciación del PP.

«Si en Andalucía decían que les habíamos ninguneado, ahora, para machitos, ellos». La frase viene de uno los negociadores del acuerdo PP y Cs para el Gobierno de Murcia. Habría salido adelante solo con la abstención de uno de los cuatro parlamentarios de Vox. Ahora se abre un tiempo, hasta el 2 de septiembre, en el que pueden celebrarse tantas sesiones de investidura como quieran, y si no hay acuerdo, repetición electoral. La impresión es que Vox va a apurar hasta el límite los plazos, pero ni PP ni Ciudadanos se quieren creer que el partido de Abascal pueda llevar hasta el extremo de la convocatoria de unas nuevas elecciones su decisión de optar por el bloqueo para tapar que no tienen salida sus exigencias programáticas más polémicas. Sus señas de identidad.

Ayer, Ciudadanos aceptó matizar su «no es no» a Vox y se sentó con ellos, a pesar de que todavía estaban sin digerir los insultos de la víspera contra Albert Rivera, el «jefe» de Cs «acojonado y sinvergüenza». Pero lo hizo intentando sostener la estrategia del disimulo, en la que viene refugiándose desde Andalucía para lidiar con su relación obligada con Vox, porque de este partido dependen los gobiernos que ha conseguido constituir en coalición con el PP. Ayer la salida fue decir que se sentaban con Vox no a negociar, sino a explicarles el pacto que habían firmado con el PP. Esto es lo mismo que Ignacio Aguado, líder de Cs en Madrid, dice que está dispuesto a hacer para desbloquear la investidura de la joya de la corona, el Gobierno autonómico, que aspira a presidir Isabel Díaz Ayuso (PP). Después de lo que ha ocurrido en Murcia, el futuro se oscurece aún más en Madrid para las aspiraciones de Ayuso. En su entorno admiten que se preparan para que Vox apure hasta el límite los plazos, hasta el 10 de septiembre, bajo el yugo del bloqueo. Vox ha enfrentado las negociaciones con el debate interno sobre qué hacer para justificar ante sus votantes el sentido de su apoyo. El bloqueo es muy arriesgado, y, de hecho, hay bastante consenso en la previsión de que el partido más perjudicado será aquel que quede ante la opinión pública como responsable de frustrar gobiernos de centroderecha. Pero de momento gana la vía más radical dentro de la reducida dirección de Vox, la de quienes creen que no pueden volver a dar gratis sus votos a la alianza PP-Cs.

El pacto a tres

VOX se compromete con el Partido Popular a facilitar con su abstención la investidura del candidato del PP a la Presidencia de la Región de Murcia según lo acordado en estos puntos:

Promoveremos la Libertad de elección de centro, para que los padres puedan elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos de acuerdos a sus convicciones. Asimismo, impulsaremos la defensa de la libertad de cátedra.

Impulsaremos medidas para garantizar que ningún menor de edad participe en actividad pública alguna sin el consentimiento manifiesto de los padres.

Revisaremos la política de subvenciones públicas para evitar que dichos fondos sean destinados a actividades relacionadas con el adoctrinamiento ideológico o contrarios a la constitución española.

Apoyo a nuestra cultura y a nuestras tradiciones.

Reducción de la administración para hacerla más ágil y transparente.

Bajaremos los impuestos a las familias y empresas de la Región.

Promoveremos el apoyo a la maternidad y el fomento de la natalidad a través del incremento de partidas presupuestarias que aumentarán de forma progresiva cada año.

Impulsar un Pacto nacional del agua.

Haremos de la Región el mejor lugar para fundar una familia con medidas para fomentar la natalidad y proteger a las familias más vulnerables.

Se dará cumplimiento a la ley en materia de extranjería y revisaremos la política de creación de centros para albergar a inmigrantes menores no acompañados (MENAS).