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Los riesgos del “natural running”

Correr con zapatillas muy ligeras que simulen la sensación de ir descalzo puede causar lesiones en el aparato locomotor

NYC mega marathon
Cuando corremos, nuestro cuerpo aguanta tres veces el peso de nuestro cuerpo, si hay falta de amortiguación, el zapato no acogerá el peso ni lo disiparáZiv KorenZiv Koren

Practicar el llamado “natural running”, disciplina que consiste en correr con zapatillas muy ligeras que simulen la sensación de ir descalzo, puede ser causa de lesiones en el aparato locomotor. Practicar este estilo de “running” no es beneficioso para todo el mundo y, para que lo sea, se precisa una condición física muy concreta como no padecer ninguna alteración biomecánica y tener una técnica de carrera bastante pulida, según apuntan desde el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunitat Valenciana (ICOPCV).

“Decir que las piernas duelen menos si se practica este tipo de ‘running’, es una afirmación muy arriesgada puesto que el dolor puede venir motivado por múltiples causas. Para evitar el dolor o la molestia, se debe encontrar el origen del problema. Por lo tanto, un sanitario nunca diría que un dolor general se puede evitar con tan solo cambiar el tipo de deportiva. Esto es muy arriesgado, insisto”, asegura Maite García, presidenta del ICOPCV.

Las consecuencias de practicar “natural running”, si no cumplimos con las premisas anteriores, son la generación de lesiones y que el dolor pueda aumentar. El tipo de dolencias más comunes son dolores articulares (principalmente de rodilla), tendinitis del tendón de Aquiles (de hecho, hay estudios que dicen el ‘barefoot running’ puede causar este tipo de tenidinitis), metatarsalgias o periostitis (por la escasa amortiguación que puede tener la deportiva) e, incluso, fractura de los huesos metatarsos.

“Es muy importante tener en cuenta que según el tipo de persona, será más aconsejable un tipo de calzado deportivo u otro. Según el peso, la constitución, los kilómetros que se harán, el tipo de la pisada de la persona, si se padece algún tipo de patología articular, muscular o tendinosa, se recomendará la deportiva. Es muy similar a lo que sucede con las gafas. Estas y su graduación se recomiendan tras realizar un estudio adecuado previo. Por tanto, es clave que un podólogo realice un estudio biomecámnico y, partir de ahí, decidir cuál será el calzado perfecto para las necesidades de ese deportista”, explica la presidenta del ICOPCV.

También insisten en que una falta de amortiguación en la zapatilla va a repercutir en el paciente con el impacto del peso del cuerpo que no se absorbe.

Cuando corremos, nuestro cuerpo aguanta tres veces el peso de nuestro cuerpo, si yo tengo una falta de amortiguación el zapato no va a acoger el peso ni lo va a disipar, sino que el cuerpo recibe unas fuerzas reactivas. A la vez, un exceso de amortiguación también va a causar un efecto vibratorio que generará el mismo efecto. Por eso, es muy importante recomendar un tipo de calzado en función de las condiciones concretas y específicas de cada deportista”.